29/03/2024

Una fábrica bajo control obrero: historia con final feliz

Foto: Lina Echesuri

La experiencia en primera persona de Nicolás Macchi, presidente de COTRAMEL -Cooperativa de Trabajo Metalúrgica Llavallol- (ex Canale), que pasó a ser dueña de los medios de producción y de la planta industrial, luego de años de seguimiento y lucha. Una lucha que dieron los trabajadores contra el vaciamiento, la corrupción jurídica, la falta de financiamiento y un sindicato que no los respaldó en absoluto. El inmenso logro luego de un acampe extendido durante meses frente a la fábrica para vigilar sus puestos de trabajo, después de 6 años de lucha y gracias, en palabras de Macchi: “a la escucha democrática y a la organización”. La Cooperativa hoy garantiza 45 puestos de trabajo, y ha generado nuevos incluso por la inversión en maquinaria.

Por Nicolás Ramos y Andrés Manrique (ANRed)

Mi nombre es Nicolás Macchi. Actualmente soy Presidente de la Cooperativa.

¿Cuántos trabajadorxs cooperan hoy?

En este momento, somos cuarenta y cinco trabajadores y trabajadoras de un total de sesenta y cuatro que éramos cuando conformamos la Cooperativa entre los Ex Trabajadores de Canale (actual COTRAMEL).

¿Cuál fue el motivo que disparó el conflicto, y en qué año comenzó?

El conflicto arranca en 2015 por la falta de pago de los sueldos. La empresa entra en un concurso preventivo de crisisen convocatoria de acreedores. Se radica el expediente en el Juzgado Comercial de Catamarca, el mismo que decreta la quiebra en 2019. En realidad, ya en 2018, con decreto de quiebra de por medio, nos despiden a todos los trabajadores con tres meses de sueldos adeudados. Ese mismo día, el 30 de octubre de 2018 hicimos una Asamblea, conformamos una guardia y custodia de los bienes, y formamos la Cooperativa. Dos meses después nos dieron la matrícula, en diciembre de 2018.

Nosotros ya advertíamos que previo a la conformación de la Cooperativa había un vaciamiento por parte de la empresa, sumado luego a algunos problemas económicos en los que habían incurrido: deudas con la AFIP, jubilaciones impagas, deudas de cargas sociales. Ya no hacían aportes al sindicato, no pagaban la obra social. Se quedaron con el dinero y aportes de los trabajadores, y lo que nosotros sabíamos, además, es que se querían llevar a Mendoza la unidad productiva de Llavallol, que es donde hacemos las latas. Todo esto fue lo que decíamos y denunciamos en ese momento.

¿Cuántos trabajadores cooperan hoy?

En este momento, somos 45 trabajadores y trabajadoras de un total de sesenta y cuatro que éramos cuando formamos la Cooperativa de Ex Trabajadores de Canale (actual COTRAMEL).

 

Foto Lina Echesuri

¿Cuál fue el motivo que disparó el conflicto, y en qué año comenzó?

El conflicto arranca en 2015 por la falta de pago de los sueldos. La empresa entra en un concurso preventivo de crisis, en convocatoria de acreedores. Se radica el expediente en el Juzgado Comercial de Catamarca, que es el mismo que decreta la quiebra en 2019. Y en 2018, con decreto de quiebra de por medio, nos despiden a todos los trabajadores, con tres meses de sueldos adeudados. Ese mismo día, el 30 de octubre de 2018 hicimos una Asamblea, conformamos una guardia y custodia de los bienes, y formamos la Cooperativa. Dos meses después nos dieron la matrícula, en diciembre de 2018.

Nosotros ya advertíamos que previo a la conformación de la Cooperativa había un vaciamiento por parte de la empresa, sumado luego a algunos problemas económicos en los que habían incurrido: deudas con la AFIP, jubilaciones impagas, deudas de cargas sociales, ya no hacían aportes al sindicato, no pagaban la obra social. Se quedaron con el dinero y aportes de los trabajadores, y lo que nosotros sabíamos, además, es que se querían llevar la unidad productiva de Llavallol, donde hacemos las latas, a Mendoza. Todo esto fue lo que decíamos y denunciamos en ese momento.

¿Quién era el dueño anterior y qué hizo?

El dueño anterior se llamaba Camilo Carballo, de la firma ALCO. ALCO era la conservera de Mendoza, que compra la sección enlatados de la marca Canale, y también la marca CICA, que es el puré de tomates, también mendocina. Camilo Carballo era el Vicepresidente Regional Primero de la COPAL, una Coordinadora de Empresas Alimenticias, cuyo Presidente era Funes de Rioja, o sea que jugaban en las «grandes ligas». Como comentaba anteriormente, hicieron un plan de vaciamiento y de quiebre de la empresa, de querer quebrar además a los trabajadores, y les salió mal porque no se esperaban la resistencia que hubo. Lo que entendíamos es que ellos al estar en la COPAL, con Funes de Rioja a la cabeza, en pleno macrismo, intentaron contribuir o colaborar con la pretendida reforma laboral.

Foto: Lina Echesuri

¿Cómo fue el proceso de lucha de la Cooperativa hasta conseguir esta victoria?

La Asamblea de ese momento decidió el acampe pacífico afuera, en la puerta de la fábrica sobre la vereda, custodiando las máquinas. Soldamos los portones del lado de adentro para que no se pudieran llevar las maquinarias. No dejamos entrar a nadie. El acampe duró cuatro meses, desde octubre de 2018 hasta marzo de 2019. Hicimos una parrilla y una bolsa de trabajo para ir haciendo changas con los compañeros. Y con eso sobrevivimos. En noviembre de 2019, con el decreto de quiebra y la autorización del uso de los bienes con fines productivos por parte del Juzgado, que nos autorizó a trabajar y utilizar las máquinas, continuamos. En 2020 nos agarró la pandemia y complicó todo, pero como estábamos relacionados con la industria alimenticia pudimos seguir laburando y de a poco se fueron incrementando los clientes. Además, habilitamos formatos que había dejado de hacer la empresa anterior, hasta este desenlace final en el que quedaron los bienes en favor de los trabajadores.

¿Cuáles fueron los mayores obstáculos?

Obstáculos difíciles tuvimos muchísimos. Primero, no tener ningún tipo de asesoramiento, hacer todo a pulmón. Toda la información que pudimos recabar para gestionar la cooperativa en sí. Con respecto a la quiebra en particular y el expediente. Costó muchísimo conseguir un abogado que supiera de esto y que sea honesto.

El tema del financiamiento para trabajar fue otro gran obstáculo. Tuvimos que arrancar pidiéndole plata a los clientes, a los proveedores, pero como la empresa Canale había dejado deudas por todos lados, no nos querían vender los insumos, no querían saber nada de nosotros.

Otro obstáculo fue la lucha con el gremio, un sindicato que no nos acompañó, que nos abandonó y nos dejó librados a nuestra suerte. Nos quisieron cortar la luz 9 veces, el gas 5 veces. Tuvimos que negociar la deuda que terminamos resolviendo, pero en ese momento la pasamos recontra mal. Y así muchísimos problemas más.

¿Por qué se radica en Catamarca el caso judicial?

Interviene el Juzgado Comercial de Catamarca porque allá tenían otra Unidad Productiva. Tenían tres en Mendoza, una en Llavallol (la nuestra), y otra en Catamarca. Nosotros salimos como garantía de la de Catamarca, así que nos radicaron allá, donde tenían domicilio legal.

Para nosotros, estratégicamente, fue por un lado bueno y por el otro, un obstáculo, ya que «jugábamos de visitante” en Catamarca, por la lejanía y por tener que viajar, sobre todo. Pero al final fue favorable porque no estaba, o no está tan contaminado el Juzgado allá con el tema quiebras. Manejan pocas quiebras, y no hay tanto contacto con empresarios o sus abogados. En ese sentido, fue bastante neutral ese lugar, el juzgado, la jueza, el síndico. Eso nos favoreció. Antes habíamos tenido que echar a un abogado que nos quiso llevar a vender la empresa.

Foto: Lina Echesuri

¿Entre el objetivo de máximo y esta meta cuánto quedó de lado? ¿O considerás que es una victoria completa?

Esta es una victoria casi completa, diría, porque en realidad nosotros nos queríamos quedar con la totalidad de la fábrica, con el predio deportivo también, pero eso no se pudo. Hubo que hacer una oferta conjunta con un privado, que va a aportar dinero para quedarse con esa parte, y unos galpones de depósito; por eso te diría que no es completa. Pero por otra parte sí lo es, desde el punto de vista del sostenimiento de los puestos de trabajo y de quedarnos con toda la maquinaria y la fábrica para toda la vida. Ya es todo nuestro, y poder garantizarnos para nosotros y para nuestros hijos el futuro es una gran alegría, una gran victoria. Esto queda para siempre en manos de los trabajadores. El objetivo de máxima era quedarnos con la totalidad de la fábrica, incluido el predio deportivo, como les decía, pero tuvimos que hacer concesiones y la verdad que no nos arrepentimos de nada y no podemos quejarnos por lo conseguido.

¿Cómo atravesaste toda esta situación, cuáles son tus sensaciones?

Al comienzo la pasé muy mal cuando me metí como Delegado de Base. Traté de llevar lo mejor posible el mandato de los compañeros. Eso me costó enfrentarme con el Sindicato, con la burocracia sindical de la UOM Avellaneda. Sufrí aprietes y situaciones que me hicieron pasar momentos durísimos. Tener mi casa recién en construcción, a medio terminar y sin obra social, con mi hija chiquitita que casi no pude disfrutar, sin un mango, con muchísimo dolor de no poder comprarle una ropita, de no poder poner ni un ladrillo en casa… mucha tristeza, mucha angustia. Cuando levantamos el acampe, luego de cuatro meses sin interrupción llevé a mi hija a una plaza, y era como haber estado en cana, horrible, fue como volver a ver la luz. Me largué a llorar, fue como una liberación, muy fuerte. Mucha angustia de saber que tenía que estar fuerte para contener y bancar a mis compañeros, y verlos mal, quebrarse, llorar, la presión impresionante sobre mis espaldas.

Sensaciones de sufrir un montón, por un lado; y, al mismo tiempo, recibir muchas cosas lindas, muchas palabras de contención, muchos mimos, abrazos y cariños de los vecinos, de otros laburantes, de poder conocer a gente maravillosa en este camino. Me llevo conmigo eso para toda la vida. Sentir el orgullo de que queda una enseñanza enorme para mi hija. Me cuesta hablar de esto… me hacen emocionar con sus preguntas.

Me queda lo que yo creo que puede significar o representar todo esto para ella. Obviamente no le meto mis cargas personales a ella, sino que esto lo pienso y se los digo porque siento que se los puedo contar ahora. Eso me queda: esa sensación, ese sentimiento.

¿Qué consejos o experiencias podés aportar a otrxs trabajadores y cooperativas que se encuentran en pie de lucha?

Como experiencia, primero: que es muy importante escuchar a los compañeros, ser democráticos. El trabajo como asamblea nos ha salvado, eso es fundamental. Nadie tiene la verdad absoluta, y nadie es más piola o más vivo que nadie. Los trabajadores no somos boludos, y tenemos mucho para decir o aportar, mucha experiencia de vida acumulada para dar. Confiar en la organización y saber estar organizados es fundamental para vencer, para poder atravesar los desafíos, las cosas malas. Estar juntos, unidos, respetarse y tener los objetivos claros. Saber hacia dónde estamos yendo, conocer cuál es el rumbo. Ser honestos, no mentirnos entre nosotros, no mentirle a los trabajadores. Tener paciencia, perseverancia, saber que va a haber días buenos y días malos. Creo que estas son cosas esenciales.

¿Cuál es la situación actual de la cooperativa, a qué problemas se enfrenta y qué desafíos se plantean a futuro?

La situación general es buena. Estamos trabajando. Como te comentaba al comienzo somos 45 compañeros, 45 familias. Los salarios, es decir, los retiros que hacemos mensualmente son aceptables aunque obviamente no alcancen, pero de dónde venimos a donde estamos en la actualidad podemos decir que estamos bien o relativamente bien. Más o menos acorde a la media del mismo rubro, el de metalúrgicos. Después, en cuanto a lo financiero, económicamente estamos bien, relativamente bien. No nos sobra nada pero se puede laburar y encarar todos los pedidos que nos van haciendo. A futuro la idea es incrementar el volumen de producción, trabajar mucho más y poder obviamente tener mejores retiros por parte de los asociados; poder meter algún formato de producto más. Estábamos viendo de comprar otra máquina nueva. Ya compramos una con un subsidio del INAES, y eso generó algunos puestos de trabajo nuevos, así que la idea es producir la misma experiencia. Poder ir mejorando cada vez más y tomar algunos compañeros más también sería muy importante.

Además, el trabajo social que tenemos por delante es un desafío enorme y queremos estar a la altura. De hecho, venimos trabajando hace tiempo con comedores, merenderos, el Barrio de los Monoblock de Llavallol, y todo lo que podemos donarles o ayudarles lo estamos haciendo. Asimismo, estamos articulando con una Cooperativa que va a trabajar con personas con discapacidad o síndromes; queremos atender a esa población y desde la cooperativa poder dar un tipo de salida laboral genuina. Hay muchos frentes por atender y por hacer. Son muchos los problemas que hay que atacar y a veces no damos abasto. Hay que focalizar bien la energía, pero esos serían los objetivos más hermosos que tenemos por delante.

 



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