17/11/2023

Una Obra Redonda invita al viaje por los 25 años de trayectoria de Los Redondos

Con una banda en vivo y quince actores en escena, Una Obra Redonda vuelve a La Plata y es la posibilidad de participar de una experiencia multidisciplinaria desde el kilómetro cero del ricoterismo. El colectivo artístico revive el viaje de Los Redondos por los 25 años que duran en los escenarios desde el 76 al 2001. «Es una invitación a experimentar ciertas sensaciones porque también la obra habla de la juventud, de la política, de lo socioeconómico y cultural de cada época: dictadura, primavera alfonsinista, los primeros 90, los últimos 90, y el 2000 y el estallido» dice Fernando Casas, guionista, actor y productor. Por Manuela Wilhelm (ANRed)

 “Nos tomamos muy en serio aquello de que este asunto está ahora y para siempre en nuestras manos… y lo hicimos teatro”, explican del colectivo artístico que homenajea a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. “Una obra redonda” cuenta parte de la historia de banda más conocida de Argentina y también la del país y las juventudes. No se trata de la historia oficial de la banda porque no tiene historia oficial, dicen. Sino que buscan confirmar que el movimiento de Patricio Rey sigue vivo.

Este sábado 18 de noviembre Una Obra Redonda vuelve al Teatro Metro de La Plata. Hablamos con Fernando Casas, su guionista, productor y también actor para saber más sobre este proyecto artístico que no se agota en la obra, sino que es un movimiento que recorre el país homenajeando a Patricio Rey. Fernando es periodista, redactor en Diario registrado, tiene 45 años y se especializa en cubrir las noticias sobre el Indio Solari y Los Redondos para distintos medios.

ANRed: ¿Cómo surgió la idea de realizar Una Obra Redonda, sobre Patricio Rey?

Fernando Casas: La idea de realizar un homenaje teatral a Los Redondos surgió en plena pandemia, con mis socios, los que terminamos siendo ahora, Leo Medis y Gerardo Anchava, y yo pensando una idea que me daba vuelta en la cabeza: un homenaje desde la varieté, desde lo teatral, a una banda que había arrancado como tal. Específicamente con Leo Medis habíamos laburado en un tributo a Los Redondos. A mí lo que me terminó de confirmar estar ahí adentro-le había metido bastante cabeza a mi papel- es que los tributos te invitan a un viaje que después adentro efectivamente no pasa y entendimos que había que meterle más cosas.

Entonces una obra redonda hoy es como un documental teatralizado, con una banda en vivo, quince actores en escena, yo que cuento el cuentito como dicen los chicos, y a veces me voy para el lado del stand-up. Entonces estás en una función donde de repente es un recital, un stand-up, hay audiovisuales conseguidas por el Mono Rocambole, pero surge la necesidad de hacer un homenaje que intente viajar en el tiempo.

¿Qué eventos en tu vida, o personas te enganchan la historia de la banda?

Fernando Casas: La llegada de un cassette de Octubre. Yo ya escuchaba a Los Abuelos de la Nada y lo primero que pensé a mis 10 años es que canta re parecido a Miguel Abuelo, y después de ahí es la salida de cada disco, el descubrir constante, el vibrar constante con cada canción, depende de las épocas de la vida hasta el día de hoy, y después cada hecho que como digo siempre, las cosas que le pasaban a Los Redondos le pasaban al país y al revés.

Porque el asesinato de Walter, la suspensión de los shows de Olavarría, la violencia afuera, adentro de sus shows, en la previa, el trato de la prensa… Como que el tiempo resignificó toda esa historia en ese momento del poder de los medios y de la comunicación para con cómo era ser una banda y cómo eran en realidad los que estábamos dentro de ese movimiento, que al fin y al cabo, eso siento que es Los Redondos, un movimiento.

Y en ese sentido cuál es la motivación para invitar a este viaje a otras personas que quizá no les apasiona específicamente su música?

Fernando Casas: Claro, es buena la pregunta porque la obra no es solamente para ricoteras, es para que la conozcan los demás también, para dejar un legado en el tiempo y para las nuevas generaciones que se van sumando. Quizás mientras estemos hablando de esto, hay un pibe o una piba en pleno proceso de descubrir a Los Redondos porque les llegó o alguien grande que recién ahora está ligando con las letras o tiene una resignificación de la obra.

El deseo es invitar al viaje de los 25 años que duran los redondos que van desde el 76 al 2001 en esto de qué cosas que le pasaron a ellos le pasaron al país. Fíjate los 25 años de la vida de Patricio Reyes sobre los escenarios del 76 al 2001 son tremendos 25 años para el país. Es una invitación a volver a vivir ciertas cosas y sensaciones porque también la obra habla de la juventud, de la política, de lo socioeconómico y cultural de cada época. Dictadura, primavera alfonsinista, los primeros 90, los últimos 90, y el 2000 y el estallido.

Me imagino que presentar Una Obra Redonda en La Plata, tiene algo de especial dado que es donde la banda nació con una impronta teatral, performance, poesía, etc. Podés contar algo sobre cómo representan esta etapa en la obra?

Fernando Casas: La Plata siempre es especial, y decimos que es kilómetro cero del ricoterismo, algo que les gusta a los platenses. Esa etapa que Guillermo Beilinson le llamó The Happening en el documental El alucinante viaje de Patricio Rey, de Los Redondos, de fiestas platenses, por ejemplo, en la dictadura está recreado como tal. Tanto actualmente como en lo discursivo, porque uno de los primeros ingresos es ratificar que Los Redondos estaba bien al tanto de lo que pasaba en el país y ejemplificarlo con qué estaba haciendo Rocambole, y específicamente Sky y el Indio Solari en la época de dictadura, en esa etapa platense.

Y están las mononas también, está el Mufercho, el primer presentador, y lo que sucede en La Plata, por ejemplo, es que venga gente después de la función a decirte que lo conocía, que cocinó los buñuelitos para algún show, tipo de sesenta, setenta años estamos hablando, ¿no? Alguna amiga del Mufercho, con un piropo hermoso, básicamente más o menos diciendo, pendejos, de qué planeta vinieron, quiénes son, la obra es muy fiel en la primera época a lo que pasaba, y cómo nos sentíamos.

Lo máximo que pasó fue en la última actuación en el Teatro Metro, cuando yo estoy diciendo que cómo no iba a saber el Indio Solari de lo que pasaba en la ciudad si le metía pluma a algunas canciones de Dulce Membrillo, cuyo cantante era Luis María Canosa, que después le iba a cantar en Toxi Taxi, y en Pabellón Séptimo, porque es una de las víctimas de la masacre de los colchones, del Pabellón Séptimo de Boto, de marzo del 78.

Cuando digo que en Dulce Membrillo tocaba el bajo Federico Moura, y al mayor de los Moura lo desaparece la dictadura, termino de decir, ese del fondo se escucha «Jorge Presente». No solo eso estuvo fuerte, sino que después por las redes nos escribió Lucía Moura, la hija de Jorge, diciendo que le parecía alucinante la obra, y más todavía que hayan nombrado a su padre delante de 300 o 400 personas. Que lo hayan traído a la memoria, porque en tiempos donde los desaparecidos están cuestionados. (Fernando se quiebra, emocionado)

La obra es un homenaje a Patricio Rey, pero ¿podría ser también considerado un homenaje a la democracia, en el sentido de la reivindicación de la libertad de expresión?

Fernando Casas: La obra no es específicamente un homenaje a la democracia, sino más bien una paleta y una pintura del pasaje de dictadura a democracia y hasta el 2000. No hay específicamente una bajada de línea de eso, sí es un retrato de cada época. Claro que sí, es una reivindicación de la libertad de expresión y de la rebeldía. De que un sueño acabó, ya te dijeron, pero que todos los sueñitos no. Del placer como ordenador de la vida, casi como toda revolución, cuando no se ponían minas en bolas. Y Los Redondos no solo hacían eso, sino que sacaban la ropa al gendarme las mononas.

Incluso la reivindicación al mostrar la conferencia de prensa de Olavarría, que yo la tenía muy presente en mi vida, primero como pibe ricotero, después como periodista, y después al revisitar la obra para afinar bien el guión, darme cuenta de aquello de la carpeta de la DIPBA de inteligencia, de la dirección de inteligencia de la Policía de Buenos Aires, de la que habló el Indio en plena conferencia, en el 97. Estar diciendo, con todas las letras que había en la carpeta de inteligencia, que los había investigado y por la cual el intendente Olavarría había suspendido el show, es tremendo de dimensionar.

¿Cómo fue el intercambio con los protagonistas para armar el guión de Una Obra Redonda? ¿Hubo devoluciones de la presentaciones en estos dos años?

Fernando Casas: La obra no se armó basándonos en los protagonistas directos, o sea, los integrantes de Los Redondos. Pero soy periodista en ese chequeo y re contra chequeo de datos hablé con Katja Alemann por la presentación del 23 de agosto del 85 de GULP. Hablé con Ricardo Ragendorfer para entender un poquito más la violencia en cada etapa y aquello de la reforma de la policía en los 90 para que sea conducida por un civil, ¿no?

Más bien, como laburé con Tom Lupo, con Carlos Polimeni, compartí grilla radial con Alfredo Rosso, siempre fui oyente de esos programas, y de Claudio Kleiman, al que sí quise conversar con él y muy amablemente me dijo que quería primero ver la obra y me pareció bárbaro, porque él no le podía dar el ok a una obra que no veía el producto final. Y el mayor piropo, uno de los mayores piropos de él es que es fiel y es buena leche. La obra, y apasiona, y dicho por Alfredo Rosso también, que la pasó muy bien con su mujer, es un piropo zarpado.

La investigación se hizo incluso desde lo actoral, porque en el medio de la construcción del guión, un amigo uruguayo muy ricotero me dice, acá hubo una obra llamada «Banderas en tu corazón». Entonces estuve todo un día asustado creyendo que estaba cebado en una idea que pensaba que era súper original y que ya se había hecho. Se lo comenté a Leo y a Jera, que yo le metía pluma y ellos veían, reveían, y yo seguía con el viaje del guión.

Hasta que di con la dramaturga uruguaya, que es Raquel Diana, jurado de Carnaval, una mina muy grosa crítica de arte. Me pasa la obra para verla, y eran diez canciones de Los Redondos pero era un teatro diferente, minimalista, con actos. Y hablé con ella y le comenté que quería hacer teatro ciego y me dijo una frase que nos quedó, que es, ojo con el público que no sabe que va a haber teatro ciego porque te puede arruinar la escena. Así que por eso decimos teatro semiciego, por ejemplo.

Una Obra Redonda recibió buenos augurios del propio Indio, Skay y la mayoría de los integrantes de los Redondos…

Fernando Casas: Cuando el Instagram empezó a tomar forma y la gente pensaba que era otro perfil más, que era una oda a la obra de Los Redondos, y después de que hicimos un vivo de Instagram con el Mono Rocambole, que fue loco, lo hice como periodista que estaba terminando de escribir un guión para una obra de teatro. Salió muy lindo, y el Mono después de eso nos cedió ciertas imágenes en alta para la obra, para proyectar, porque hay mucho laburo de audiovisuales

A Semilla (Daniel Fernando «Semilla» Bucciarelli, bajista) y a Sergio Dawi (saxofonista) les avisé, por mensaje de texto, que era yo quien estaba atrás de esta Obra Redonda, porque los había entrevistado, y muchas veces habíamos hecho notas de distinto tipo de una manera muy amable, incluso cuando ellos no querían hablar de Los Redondos y tenían otros proyectos.

Y después con El Indio pasó que agradeció públicamente en sus redes por la escultura que hicimos porque somos un colectivo artístico, que además va señalizando los lugares por donde tocaron Los Redondos. Hicimos una escultura en un tamaño real, con chatarra y un paredón ricotero, en una plaza de Ramos Mejía, que es una plaza llamada Echeverri, que además está recuperada por los vecinos, es en la calle Don Bosco y la vía, y la gente va a tomar mate, ahí nos etiqueta en instagram todavía. A Sky y a la Negra Poli le llevamos un guión directamente y agradecieron, se rió, le pareció una locura, y ratificó lo que nosotros pensábamos, que este asunto estaría para siempre en nuestras manos. Nosotros dijimos que nos tomamos muy en serio eso y por eso le hicimos teatro.

 ¿Encontrás conexiones con las inquietudes de hoy en día con las de la época que retrata la obra?

El abordaje de las juventudes lo hacemos uniendo el padecimiento de Walter Bulacio y todos los pibes que siguen los casos de los que fueron víctimas de represión estatal en todos estos años de democracia, los nombramos. En mi caso que soy spinetteano, nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor, mañana es mejor. De repente, depende de cómo venga el público de álgido, me doy licencia para hablar de la música que escuchan mis hijos, y la de ahora. Hasta contar que hice el ejercicio de escuchar Luzbelito con mi hijo de 8 años a upa, eso sobrevuela la obra.

Cómo era ser joven en los 80, a la salida de la democracia, era una sensación de libertad total. Los tipos que tenían 18, 20, 25 años en los 80, en el 84, 85 dicen que de repente no había ni un policía en la calle, y eso está abordado en la obra. Una libertad inédita total que después volvió casi toda la normalidad, por la razzia, por la policía y por demás, entonces, desde varios puntos está abordado eso y cómo fue tirar piedras en el 2001, y demás cuestiones.

Un poco en la obra yo me burlo de que en nuestra época había que ir a buscar un cassette y te decían que estaba el miércoles y no estaba en todas las disquerías. Ahora las canciones nuevas salen a las 9 de la noche en una plataforma y a las 20:50 ya está la cuenta regresiva y no falla. Pero al fin y al cabo cuando se les cuelga internet o no pueden verlo es el mismo padecimiento que teníamos nuestras generaciones y se rayaba un cd, o se cortaba la cinta del cassette.

Tenés experiencia en trabajo barrial con jóvenes. ¿Qué devoluciones tienen los “millenials” de Una Obra Redonda?

Bueno, milito en un club de barrio, crecí en un club, soy papá de jugadores de Gimnasia, soy secretario, soy parrillero y presentador en las fiestas. Tengo un contacto que me salva a diario con los pibes desde 7 años, 10, 13, 15, todos en el fútbol, futsal, entonces han venido a ver la obra algunos.

Con respecto al mejor piropo que nos dicen los pibes es que se sintieron en un recital de Los Redondos y ya con eso es zarpado.  Porque hay una interacción en la obra, hay un teatro inmersivo de que pasan cosas: hay una escena de semiviolencia efectista. Entonces también sucede ese milagro teatral, si se quiere, o ese viaje de que nos podamos sentir todos adentro de un show de Los Redondos.

En pleno show algunos de los pibes más chicos flashean, incluso con ciertas canciones que dicen, mirá lo que dice acá, o cómo queda hacer aro, danza clásica, o patinaje a cierta canción, donde les late a ellos sino el corazón cierta letra, así que si el contacto con la juventud es permanente, en mi caso todos los días, y en la obra cada vez que nos vemos.

Una Obra Redonda:

Sábado 18 de noviembre 21hs en el Teatro Metro: Calle 4 entre 51 y 53 – LA PLATA  Localidades desde $5.000

Viernes 22 de diciembre 21 hs en el Teatro Astros: Av. Corrientes 746 – CABA Localidades anticipadas $7000

Ficha técnica completa

Fernando Casas – Guion, actuación y producción

Dirección: Verónica Sosnitsky Fucci

Producción Artística: Leonardo Melis

Producción General: Gerardo AnchavaProgramador: Máximiliano Suárez

Técnica: Facundo Valle Audiovisuales, Ignacio Sara sonido y Pablo Rojas luces

Actores: Flavia Daniela Carlucci (actriz y asistente dramatúrgica), Elián Farías, María Fernanda Colmegna, Carla Mazucchi, Camila Fucci, Galo Grasset, Javier Romero, Luciana Racedo, Gustavo Rochero, Cristian Perri y Guido Rossitto.

Músicos en vivo: Hernán Bustamente voz, Nelson Dabal batería, Homero Manzella bajo, Matías Cáceres guitarra, Lucas Ruíz guitarra, Lucas Viruega teclado, Pablo Gordillo saxo y Mariu Serrano  coros.



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