15/09/2008

Teatro clásico: «El Inspector General», la dialéctica de la corrupción

presentacion.jpgMartín Barreiro y la Compañía Teatro de Cámara Argentina puso en cartel «El Inspector General» de Nicolás Gógol, una sátira del padre del realismo ruso que denuncia la corrupción y el abuso del poder político de la Rusia zarista. La obra estremece por la vigencia del clima político social de nuestra época. Se convierte en un instrumento clave de interpretación del funcionamiento social contemporáneo.



 Por: Luisina Castiglioni.

 Fotos: Teatro El Convento.

«No eches la culpa al espejo si tu cara está torcida», fue el rótulo que Gógol eligió para el estreno de su obra en 1836, la que le valió el exilio por la reacción de enemistad que provocó en el poder feudal. La falta de escrúpulos da origen al relato. La llegada de un supuesto inspector del gobierno central a una aldea pone en evidencia la corruptibilidad del alcalde y sus funcionarios al delinear una seria de engaños y sobornos encubiertos para comprar el silencio del supuesto fiscalizador ante la mala administración y abandono en el que estaba sumido el poblado. Sin embargo no hay espectros que no posean formas, peso y su precio también. Y al final, una carta le juega una mala pasada.

La dirección y adaptación realizada por Martín Barreiro conserva los periplos de época pero sin embargo el lenguaje transmutador de la sátira logra componer en el intercambio de palabras entre sus personajes, un cuadro conceptual que inevitablemente deriva en un disparador de análisis en torno al ser humano y el tipo de subjetividad que a lo largo de los siglos se ha parapetado, las bajas pasiones, el poder y la corrupción del sistema. La pieza inevitablemente conduce al espectador hacia una reflexión sobre el estado actual de nuestras sociedades.

Diego Noya (Alcalde)

La trama pone sin reserva todas las cartas sobre la mesa. Los personajes caen en una convergencia de corrupciones mutuas operando de manera cuasi idéntica. Solo se tejen relaciones mezquinas y utilitarias que devienen en una economía del simulacro permanente.

La erotización del dinero representado como poder y status es el eje transversal que consume a todos los personajes. La obra no se puede aislar de su matriz simbólica: es necesario ser veloces, pero más veloces que el resto si se quiere sobrevivir. La víctima se transforma en un victimario más y el victimario en una nueva víctima.

Bruno Chmelik (Falso Inspector)

El supuesto inspector, tampoco aspira actuar sobre el mundo que lo rodea sino que lo acepta y acepta convertirse en lo mismo que ve, por desdicha, oportunismo y beneficio personal. No se adapta a la lógica corrupta. En este caso se adapta demasiado.

El cuerpo corrompido es otro factor que se pone en escena. Esposa e hija del alcalde adulteran el amor disputándose al recién llegado, conscientes de que ambas compiten más por el deseo imaginado que por el artículo de consumo que se les presenta.

Bruno Chmelik, Lilia Cruz y Mimi Ferraro

La ruina consiste en permitirse entregarse y ofrecerse a todo. Queda claro que los hombres no son marionetas del poder sino que ellos le dan consenso porque así debe ser si ambicionan progresar o conservar el status. El alcalde se vuelve un militante de la corrupción, lleva a fondo todas las no reglas y pone a «su» gente al servicio de su misión. Su propósito final es detestable, individualista, burgués, no es más que un espejo que marca a fuego las miserias que penden de las relaciones humanas. Y resto de los personajes devienen en cómplices, pero el espectador también. Cómplices de cada acto.

Ariel Li Gotti, Jorge Romero y Facundo Díaz

La obra convoca a la reflexión permanente. Dispone un espectador que desde el principio todo lo intuye. Se trata de entender y reflexionar porque el destino se ha vuelto brutal ahí donde solo había promesas de felicidad. La obra da la respuesta. La pregunta es de qué lado estar.

El espectáculo, los actores

El humor es utilizado como un recurso caliente que ayuda a digerir las acciones de los personajes. En principio parecen ser lúdicas por los ademanes de los actores pero ese juego resulta devastador al poner en evidencia el histrionismo de sentimientos que se desprenden de las diversas caracterizaciones de los distintos personajes. El suspenso está bien manejado, alimentado todo el tiempo por diálogos chispeantes que sacuden a la risotada.

2663081873_8b3c426f3e.jpg

Bruno Chmelik, quien encarna al falso inspector impregna de realismo a la obra. Le da aire a la constante risibilidad del grotesco dando lugar a recapacitar lo que verdaderamente está sucediendo. La escena de la borrachera es imperdible. Su interpretación logra el repudio y desasosiego del público al personificar un ser miserable que traspasa toda ética con tal de alcanzar su cometido. En conjunto con Diego Noya (Alcalde), quien dota a la obra de fuerza y presencia escénica, dan vida a la dialéctica de la corrupción generando un círculo hipócrita de trampas y estafas recíprocas.

La actuación de Jorge Romero quien se desdobla en dos personajes representando por un lado al criado del «inspector» y al juez por otro es muy buena. Es difícil saber si es la misma persona.

Por su lado, Nicolás Fernández Rubio interpreta a un amanerado jefe de correos que provoca carcajadas constantes a causa de su grandilocuente gestualidad.

El Jefe de Escuela interpretado por Facundo Díaz moviliza a emociones duales dada la atmósfera que logra entorno al personaje al caracterizar a un tonto pero desamparado ser. Ariel Li Gotti quien hace de jefe del hospital, logra transmitir asco a causa de su predispuesta docilidad.

Por su parte, Victoria Farina (Señora Bobchisky) se suma a la triada de jefes obsecuentes aportando cierto magnetismo y misterio con su personaje. Y finalmente Mimi Ferraro (Esposa de Alcalde) junto a Lilia Cruz (Hija del Alcalde) recrean un vínculo ficcional muy homogéneo.

Desde el punto de vista de la constitución de la obra, la escenografía es concisa co-ayudando a no dilatar la atención. El vestuario es atrayente y está diseñado acorde al ideario que posee cierta clase social de época.

La Compañía

La Compañía Teatro Argentino de Cámara tiene doce años de existencia, en el circuito off, con un staff permanente de 25 personas. Han presentado obras en diversos teatros privados y oficiales de Argentina y España como así han sido invitados a festivales internacionales y han ganado premios nacionales. El repertorio está integrado, en su mayoría, por obras del teatro clásico; en especial, por las que forman parte de la edad medieval, renacentista y barroca.

Martín Barreiro«El único fin que persigue nuestra compañía es llevar a escena la poderosa crítica cultural de naturaleza atemporal que encierra un texto. Ese es para nosotros el sello del teatro clásico, la sustancia que lo vuelve eterno. No incumbe a un solo hombre, sino a todos los hombres. Pero creemos también que la inmortalidad de una obra no se encuentra en sus infinitas repeticiones, intentando reconstruir épocas pasadas, sino en la capacidad que tengamos para capturar los tiempos y lugares en los cuales vuelve a renacer.» (Martín Barreiro, director)

Reflexiones…

La esencia está en, si el arte es utilizado en función de profundizar los clichés de la industria cultural dispuestos en producciones en masa para fortalecer consensos hegemónicos o bien, si el arte aceptara que su destino histórico se resuelve en el seno de la ‘industria de la conciencia», ahí donde el pensamiento imperante es lanzado a su propio abismo.

Entonces…será necesario acompasar el devenir político del arte, allí donde opera al nivel del intelecto, de creador de conciencia, de motor movilizador, donde resiste al orden preexistente de las cosas, a la sumisión, allí donde se juega nuestro destino.

Será por eso que la obra de Gógol fue censurada y él tuvo que refugiarse no solo en el exilio sino en su propio abrigo interior.


Para más información:

Teatro El Convento

 Funciones, sábados 20.30 hs

 Reconquista 269, Capital Federal

 http://www.teatroelconvento.com.ar

 teatroelconvento@yahoo.com

 Informes y reservas: (5411) 4264-1101

 Diego Verni prensaelconvento@gmail.com

 Martín Barreiro 156-718-1435

El espectáculo permanecerá en cartelera hasta el 19 de diciembre



0 comentarios

1000/1000
Los comentarios publicados y las posibles consecuencias derivadas son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Está prohibido la publicación de comentarios discriminatorios, difamatorios, calumniosos, injuriosos o amenazantes. Está prohibida la publicación de datos personales o de contacto propios o de terceros, con o sin autorización. Está prohibida la utilización de los comentarios con fines de promoción comercial o la realización de cualquier acto lucrativo a través de los mismos. Sin perjuicio de lo indicado ANRed se reserva el derecho a publicar o remover los comentarios más allá de lo establecido por estas condiciones sin que se pueda considerar un aval de lo publicado o un acto de censura. Enviar un comentario implica la aceptación de estas condiciones.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Ir arriba