11/06/2018

Vessel: aborto en aguas internacionales

Vessel es un documental dirigido por Diana Whitten que cuenta la historia de Women on Waves (Mujeres sobre las Olas), una organización involucrada con los derechos de las mujeres, que, desde 2001, navega por aguas internacionales para prevenir embarazos no deseados y abortos insalubres a lo largo del mundo, brindando el acceso a un aborto legal y seguro. Por Laura Palau (Corriendo La Voz).


“Todo comenzó cuando estaba trabajando como médica en el barco de Greenpeace en países donde el aborto es ilegal. Vi a muchas mujeres llegar al hospital sangrando gravemente o en estado de shock a causa de abortos ilegales. Me di cuenta que había una conexión entre la ley y el hecho de que las mujeres murieran. No podía tan solo observar y dejar que sucediera. ¿Cómo podríamos crear un espacio donde el único permiso que una mujer necesita es el de ella misma?, cuenta al principio del film Rebecca Gomperts, fundadora holandesa de Women on Waves.

Rebecca Gomperts, médica y activista holandesa

La legislación en el mundo (*)

A nivel mundial, existe una gran variedad de leyes que regulan la práctica del aborto. En sesenta y tres países, las mujeres pueden acceder al derecho, por cualquier motivo, hasta las 12 semanas de gestación. Entre ellos se encuentra Estados Unidos, Canadá, Rusia, China, Sudáfrica, Australia, Turquía, y gran parte de Europa.

En Uruguay, el aborto es legal desde 2012, y es el cuarto país de Latinoamérica en reconocer el derecho a decidir, después de Cuba, Guyana y Puerto Rico. Sin embargo, las mujeres pueden acceder luego de una primera consulta de asesoramiento, una reunión con un psicólogo/a, un asistente social y un médico/a y un período de cinco días de reflexión. Como si se cuestionara la idoneidad de la mujer que tomó la decisión.

En estos lugares en los que el procedimiento es legal, se utilizan dos métodos de aborto: el uso de medicamentos, al cual pueden acceder las mujeres con autonomía; y el proceso quirúrgico, que implica la intervención de profesionales formados y un ambiente médico adecuado.

A su vez, algunos países sólo permiten la práctica para salvar la vida de la mujer, como en Paraguay, Venezuela, Guatemala y Honduras; en algunos Estados, la práctica también se puede realizar para preservar la salud de la madre (incluye casos de violación), como en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina, entre otros. Por motivos socioeconómicos (además de los nombrados anteriormente), son muy pocos los que permiten esa salida, como India, Zambia, Inglaterra, Finlandia y Japón.

Mientras tanto, en Republica Dominicana, El Salvador, Surinam, Nicaragua y Haití, la interrupción voluntaria del embarazo aún está totalmente prohibida, sin excepción.

Fuente: http://worldabortionlaws.com/

Sobre Vessel y Women on Waves

A bordo de un barco en aguas internacionales, la ley que rige es la del país de origen del barco. En Holanda el aborto es legal, por lo tanto, en una embarcación holandesa en aguas internacionales, las mujeres pueden realizar el procedimiento legalmente. A partir de estos datos, Rebecca Gomperts comenzó una investigación para llevar a cabo el proyecto: viajar a países en donde el acceso a la práctica es restringido, para que las mujeres que lo deseen suban al barco y realicen un aborto de forma segura y legal, con el uso de píldoras abortivas.

Vessel combina imágenes de la campaña, desde el principio, con entrevistas a las mujeres que forman parte de la campaña, quienes son las que conducen el hilo del relato. Clínica móvil, licencias, alquiler de barco, seguro, contratación de capitán y marineros licenciados, ginecólogo y medicamentos, fueron algunos de los trámites iniciales. La propuesta era trabajar de forma transparente y bajo las normas. Sin embargo, no fue un camino sin complicaciones.

Los mayores obstáculos fueron el rechazo de los Estados, los medios de comunicación y los grupos católicos. Cada país implica una misión distinta con mayor o menor nivel de dificultad. Distintas agrupaciones en contra del aborto los esperaban en el puerto para demostrar su descontento con la campaña, y en otros países, las barreras eran aún más grandes.

Cuando el barco estaba cerca de Portugal, el gobierno envió dos buques de guerra para impedir que entrara en aguas nacionales. Luego de varios intentos para conseguir el permiso, con resultados negativos, Women on Waves cambió su estrategia: las píldoras abortivas eran seguras para administrarse por cuenta propia, por lo tanto, si las mujeres no podían subir al barco, las ayudarían a conseguirlas y les darían información para su uso.

De esta forma, la organización emprendió otra misión: viajar a diferentes países para brindar las herramientas necesarias para que las mujeres realicen un aborto con autonomía, a través del uso de misoprostol, una de las píldoras abortivas disponible en casi todo el mundo, que tiene más de un 80% de efectividad. Actualmente, Mujeres sobre las Olas da capacitaciones en distintos países, como Indonesia, Tailandia, Chile, Argentina, Perú, entre otros.

En un programa de televisión portuguesa, Rebecca explicó públicamente cómo se usan las píldoras, y cuando uno de los hombres que estaba en la mesa insistió en la ilegalidad de la campaña, la doctora fue muy firme con sus palabras: “En cuanto al embarazo, eres hombre. Puedes dejar a tu novia si está embarazada. Yo estoy embarazada ahora, y tuve un aborto hace mucho tiempo. Y me alegra que tuve la opción de continuar con el embarazo cuando lo deseé, y de que tuve la opción de terminarlo cuando lo necesité. No puedes forzar a ninguna mujer a pasar por un embarazo no deseado y dar a luz si ella no lo desea. Es inhumano, es humillante y es una tortura para ellas. Tú nunca has dado a luz, así que no tienes idea de qué se trata. No deberías hablar sobre este asunto”.

Así, Rebecca Gomperts muestra en primera persona que una mujer embarazada o madre, puede estar a favor del aborto. Porque ese es el mensaje que Women on Waves quiere transmitir: las mujeres tienen el derecho de decidir sobre sus cuerpos, no el Estado ni la Iglesia. Como la doctora explica, “se trata de ser responsables y tomar control de sus propias vidas. No creo que las mujeres tengan miedo de hacerlo. Podría ser que el mundo tiene miedo de las que lo hacen”.

A pesar de los obstáculos, los mails y llamados de consultas a la organización aumentaron. Distintas historias y experiencias, pero con un único pedido de ayuda, pues la ley que prohíbe los abortos, no impide que las mujeres los tengan o los necesiten. Solo los hace peligrosos. Como una vez René Favaloro dijo: con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar”.

El documental recorre los diferentes países en donde Mujeres sobre las Olas estuvo durante siete años, y en especial, cuenta la historia de Rebecca Gomperts, quien además de ser médica, estudió artes y se propuso usar esas herramientas para cambiar el mundo; y en cada una de sus palabras deja en evidencia su compromiso con la causa. No le importó que la llamaran “el ángel de la muerte”, ni que se interpusieran en su camino, ella tenía un propósito e hizo lo imposible para lograrlo.

Vessel es una forma interesante para informarse no sólo sobre la organización, también sobre la situación en el mundo en cuanto a muertes por abortos insalubres, y cuáles son los métodos seguros para la práctica. El documental es educativo y su relato sigue un camino que no lleva al aburrimiento. Puede que se muestre optimista con el asunto, y que la campaña tan sólo sea “una gota en el océano”, pero abrió el debate social sobre por qué debe legalizarse el aborto, y en algunos países hasta se logró.

Situación en Argentina (*)

En Argentina aún hay un largo camino por recorrer. Si bien es legal la interrupción voluntaria del embarazo en casos en los que se afecte la salud de la mujer o de violación (a partir de los 14 años), el acceso aún es restrictivo. El derecho no se le concede a todas las mujeres, y en algunas provincias los obstáculos son mayores.

Según la OMS, Argentina es uno de los países con mayor tasa de aborto por cantidad de nacimientos, y ante la falta de estadísticas oficiales, se dificulta establecer el número exacto de muertes por las prácticas insalubres. Alrededor de la prohibición del aborto, se crea un mercado negro que no solo implica procedimientos clandestinos e inseguros, también la venta de píldoras abortivas no efectivas o a precios elevados.

Esta restricción del derecho a decidir es una muestra de la criminalización de la pobreza, ya que algunos médicos se niegan a hacer abortos en los hospitales públicos, pero luego los realizan, por plata, en sus consultorios privados. Las mujeres con altos recursos económicos pueden acceder a la práctica de forma segura, y mantenerlo en secreto, mientras que aquellas que tienen escasos recursos, recurren a abortos que ponen en peligro su vida, y en el caso de sobrevivir, son descubiertas y condenadas ante la ley.

En nuestro país existen movimientos como la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, cuya consigna es “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”; y Católicas por el Derecho a Decidir, quienes no renuncian a la fe, pero se separan de los principios patriarcales y la invisibilización de los derechos de las mujeres que ejerce la Iglesia católica apostólica romana.

A su vez, es importante concientizar a la sociedad por otros caminos, y este tipo de producciones como Vessel (disponible en Netflix), permite la apertura y el acceso al conocimiento. La historia sobre una médica activista que, en agua y tierra, lucha por los derechos de las mujeres, puede abrir la mente de muchas personas. Una gota en el océano, puede hacer la diferencia.

(*) Fuentes: Hendel, L. (2017) Violencias de género: las mentiras del patriarcado. http://worldabortionlaws.com



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