14/03/2018

Cuando el NO no es suficiente: como aleccionar a una feminista

Previo a la marcha del 8M, realicé una publicación en mi muro de Facebook donde comparto ese espacio de opinión con mis contactos personales. Hasta uso un seudónimo porque no me interesa que sea un espacio de comunicación abierto al público en general. Un colega decidió hacer público el posteo sin mi consentimiento y se generó una debate cada vez más agresivo, lo que me lleva a reflexionar sobre la situación y cómo, el patriarcado, resiste incluso en quienes creen que se han cuestionado sus privilegios. Por Julia Flurin*para ANRed/Imagen : Carolina De Luca

Mi posteo era provocador, si. Si hubiera sido un llamado a organizarse para llevarlo a los hechos no hubiera sido privado. Apuntaba a abrir un debate entre mis contactxs de un espacio cerrado (únicamente), en su mayoría del ámbito de la militancia de género y la fotografía. La publicación era fuerte porque no pretendía arengar violencia ni trascender públicamente. Se trataba de un llamado a debate entre compañeras y compañeros con quienes nos conocemos personalmente. Decía lo siguiente:

“Aerosol para las lentes de los fotógrafos que no entienden que hoy las fotos las sacan las compañeras fotógrafas de los medios a los que pertenecen #NOesNO”

La discusión comenzó a darse y apuntaba a si era un llamado a la agresión real o una catarsis necesaria por la continua intromisión de los varones en nuestros espacios. Discutimos sobre si el derecho de los varones a fotografiar la marcha estaba por encima del nuestro a pedirles que no figuren de ninguna manera por UNA vez. Sobre si el mundo podía prescindir de sus inigualables fotografías por un día. Y nos preguntábamos por qué razón será que nos moviliza tanto el llamado a la agresión de un objeto (herramienta de trabajo para algunos pocos, y objeto de fetiche para la mayoría de los sacafotos curiosos presentes en la marcha), y no nos alarmaba de la misma manera los insultos naturalizados que llaman a la violencia hacia las mujeres cotidianamente o el llamado a la ‘muerte’ de la hinchada de un equipo de fútbol contrario, por ejemplo. ¿Será porque soy mujer?

La discusión fue interrumpida abruptamente cuando un reconocido fotógrafo de un importante medio masivo, hizo una captura de pantalla de mi publicación y sin tapar ni mi nombre ni mi imagen la subió a su muro sin mi consentimiento, fuera de todo contexto, para que sus seguidores hicieran la tarea sucia que él no quiso realizar en mi publicación original: insultarme, denigrarme y amenazarme.

Durante el resto de ese día y la noche no paré de recibir mensajes violentos de personas desconocidas. Además gente del medio de la fotografía me eliminó de sus redes ya que este señor es un claro formador de opinión y se dió el gusto de aleccionarme porque desde su punto de vista mi publicación tenía la pollera muy corta y yo debía pagar por ello.

Luego de negociar con él, en un intercambio de mensajes por whatsapp, logré que al otro día retirara mi nombre y mi imagen de su muro. Cambié mi foto de perfil y mi nombre en Facebook y, salvo por algunos desubicados que siguen persiguiéndome para acosar, mi vida lentamente volvió a la “normalidad”

Este lamentable episodio me sirvió para reflexionar sobre algunas cosas:

*sobre el uso de las redes sociales para escrachar de la misma manera a un genocida que a una persona con la que tenemos opiniones diferentes, sin discriminar en las diferencias.

*sobre la hipocresía y facilidad con que la <> detecta la violencia en frases como la que yo publiqué o “muerte al macho”. Y lo laxa de su opinión cuando la frase en cuestión se trata de un <> como: “si te agarro te mato”, “cómo te rompería el culo”, “te parto en cuatro”, etc…

*cómo el patriarcado nos exige que pidamos “por favor” los espacios y derechos que de todas maneras no está dispuesto a ceder.

*también cómo el progresismo se autodesigna la tarea de marcarle al feminismo la cancha en la que puede jugar.

Por la experiencia de marchas feministas anteriores a esta, sabemos que al otro día, los diarios amanecen plagados de imágenes de mujeres “portándose mal” (pintando espacios públicos, tapándose la cara, caminando con el torso desnudo) y otras tantas imágenes de varones (cis heteropatriarcales) marchando en NUESTRA marcha mostrados como héroes comprometidos defendiendo a “estas indefensas mujeres que piden justicia”.

El pedido desde las organizadoras es claro. Se pide a los varones que no asistan a la marcha. Y este pedido es sistemáticamente desoído.Si son capaces de matarnos cada 18 horas, como no van a poder asistir a la marcha que quieran, a hacer lo que quieran. Los hombres son los dueños de los medios, de las calles, del mundo y no les gusta que les digan que no.

Imagen La Nacion: Fernando Riveros, Imagen Diario Popular: Jose Brusco; Imagen Clarin Mario Quinteros. Imagen Pagina12: Joaquín Salguero

Cuando dijimos que la revolución debía hacerse en las calles, en las casas y en las camas, nos faltó pedirla en las tapas. El 9 de marzo, todas las tapas de los diarios de mayor tirada de nuestro país publicaron fotografías realizadas por fotógrafos VARONES. ¿Creen que es porque las fotógrafas estaban de paro y ellos se vieron en la obligación de cubrir los puestos de sus compañeras? Pues no, les invito a que repasen la autoría de las imágenes de las tapas de los diarios cotidianamente y encuentren alguna foto de fotógrafas mujeres o personas transgénero.Verán que si las encuentran, se tratan de rarezas y seguramente registran temas relacionados a noticias “de mujeres”.

La mirada que se comunica masiva y cotidianamente es la mirada del varón. El 70% de la comisión directiva de ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina), está ocupada por varones. Y los dos cargos del órgano de fiscalización, también lo ocupan varones. La cantidad de asociadas mujeres respecto a los asociados varones no la encontré publicada en ningún lado.

Los fotógrafos parecen no estar dispuestos a renunciar a sus privilegios de monopolio en la comunicación visual de noticias. La cofradía de reporteros está alerta. Si queremos que la lucha feminista se difunda en medios masivos, deberá ser a través de las fotografías de ellos.

Exigir por los derechos de las mujeres puede estar bien visto para algunos, siempre y cuando no nos pasemos de la raya. No hay espacio para el desacuerdo. Las reglas del feminismo las quieren poner, también, los hombres.

*Fotógrafa



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