27/06/2008

Jornada cultural, vigilia y acto a seis años de los asesinatos de Darío y Maxi.

FOTOS_26_DE_JUNIO_2008_258.jpgSe cumplió un año más de la Masacre de Avellaneda donde fueron asesinados Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Durante el miércoles 25, la Estación Darío y Maxi fue el escenario de una jornada cultural con muestras artísticas de denuncia y reivindicación. A las doce de la noche comenzó la marcha con el encendido de las antorchas. El 26 fue la realización del acto unitario sobre el Puente Pueyrredón y contó con la presencia de diversas organizaciones.

Hace seis años, el Puente Pueyrredón y la estación ex Avellaneda se convirtieron en el escenario en donde todas las fuerzas de seguridad actuaron conjuntamente. La orden política: liberar el puente. Aplicar el diseño represivo para llegar a ese fin. Reprimir salvajemente utilizando la artillería disponible.

Más de 30 fueron los heridos con balas de plomo. La sangre derramada, producto de las balas asesinas, fueron la de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Antes de que Darío cayera, antes de que impactara la bala sobre él, se aferró al cuerpo caído de Maxi, intentando reanimar una vida que debía ser de lucha, de barrio, de asamblea, de militancia, de crecimiento, de más piedras arrojadas, de más autodefensa, de más corte de ruta. Santillán logró tenderle su mano valiente y allí mismo el disparo asesino fue inmediato. Su cuerpo se derramaba, al tiempo que la esencia fundamental que debe componer a toda mujer y a todo hombre afloraba en ese rincón.

«Darío y Maxi representan todo un caudal de valores humanos que nos parecen muy importantes rescatar para la construcción de una nueva sociedad. El gesto de Darío muestra cómo el compromiso revolucionario se mantiene hasta el último momento», expresaba Orlando del Movimiento de Trabajadores Desocupados de La Cañada, en el Frente Popular Darío Santillán.

Estación Darío y Maxi: escultura popular

La jornada cultural que tuvo lugar durante todo el miércoles 25 se inició desde temprano. Allí, una vez más, se plasmaron las muestras artísticas que persiguen todo lo contrario al modo convencional de percibirlas: «El significado que tiene transformar la estación permanentemente está enmarcado en lo que consideramos que es la escultura popular, que no es solamente una obra de arte como un adorno o hacer más linda la estación, sino una escultura social, política desarrollada a través de la militancia popular y también en las instancias de confrontación en la lucha de clases», desarrolló Orlando haciendo referencia a un modo de construcción cultural que persigue como fin la denuncia, la exigencia y la reivindicación.

Desde 2006, aquel modo se materializa, inquebrantable, en la Estación Darío y Maxi. Pasajes artísticos que despliegan la realidad a través de elementos, figuras, mosaicos, estructuras, monolitos, pintadas, dibujos, carteles, stencils, cine, música, teatro, poesía, murga de los barrios.

En las paredes de la estación se lee «asesinos», «impunidad», «poder popular», «lucha», «organización», «impunidad», «solidaridad», «piqueteros carajo». Se ven los rostros de Darío y Maxi, se dibuja el signo de pregunta que envuelve el caso impune sobre la desaparición de Julio López y el asesinato de Carlos Fuentealba.

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Así, fueron varios los grupos artísticos que expusieron y montaron diferentes obras contraculturales, manifestándose en contra de una cultura silenciosa, que permanece en el objeto artístico, estática, que no se registra en instancias de lucha donde el pueblo es el protagonista: «La escultura popular no elige espacio, lugar ni tiempo, sino que surge directamente de estos momentos, en estas instancias de confrontación que se desarrollaron en el seno de la sociedad como fueron los hechos del 26 de junio de 2002», sintetizaba el militante del MTD de La Cañada.

Una estación como escenario donde se perpetró el asesinato de Maxi y Darío vuelve a mostrar cada 26 esa realidad, esa masacre, esa impunidad.

Fue en el año 2002 que los mismos que organizaron esa matanza, primero cerraron el lugar y luego hicieron provocar su incendio con el objetivo de suprimir ese territorio como prueba judicial: «Nosotros la abrimos y la transformamos permanentemente, así como es permanente la transformación que existe en el seno de las clases populares» dijo Orlando.

La marcha de las antorchas comenzó a las doce de la noche del 26 de junio. Junto con la «bandera de banderas» y un pulpo gigante con tentáculos movibles, se dispuso a recorrer algunas cuadras de Avellaneda hasta arrimarse al Puente en donde hace seis años se desató la brutal represión. Una vez arriba, la quema de las gomas y el grito de «Dario y Maxi Presentes» cerraron la jornada cultural de resistencia y exigencia por juicio y castigo para los responsables políticos de la masacre.

La complicidad de la gestión K

El 26 al mediodía se efectuó la movilización al Puente Pueyrredón donde se llevó a cabo la lectura del documento consensuado por varias organizaciones.

Sobre las responsabilidades que poseen los gobiernos, tanto del ex presidente como de la actual, respecto a la investigación sobre la autoría intelectual de la masacre los militantes y compañeros de Darío y Maxi sostienen: «Las responsabilidades son aquellas que le caben a cualquier gobierno que encubre a un asesino como Eduardo Duhalde. Forman parte del mismo circo».

En cuanto a la causa que se tramita en el Juzgado Federal a cargo del Juez Ariel Lijo, nombrado por la gestión de Néstor Kirchner, denunciaron que «se han hecho y se están haciendo muchos esfuerzos por cajonear una investigación donde se vincula expresamente las responsabilidades políticas de la matanza del 26 de junio de 2002».

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De este modo, se va construyendo la actual complicidad del kirchnerismo en torno a esta masacre organizada y dirigida por la cúpula duhaldista y ejecutada por todas las fuerza de seguridad: «Nuestra intención es, entonces, marcar de alguna manera la complicidad del gobierno de Kirchner en lo que ha sido juzgar a los responsables políticos. Cuando asumió Néstor Kirchner en el 2003 prometió investigar «caiga quien caiga». Queremos también, señalar las apariciones nuevamente de Duhalde y las salidas de Alfredo Fanchiotti de la cárcel», dejó en claro Federico Orchani a ANRed, militante del Frente Popular Dario Santillán. Y agregó: «Por todo eso vemos con bastante escepticismo que las causas puedan avanzar. El camino que nos queda es el de la movilización popular y en las calles».

Por su parte, Alberto Santillán, papá de Darío, declaró respecto al mismo punto: «Este gobierno y el anterior, se acuerda de Darío y de Maxi cuando les conviene, cuando necesitan quedar bien. El gobierno de Kirchner había prometido una comisión para investigar la masacre de Avellaneda, el tiempo pasó y nada de eso ocurrió. Una de las condiciones para crearla era que nos bajemos del puente. No creo en este gobierno. Las acciones respecto a los Derechos Humanos y a los luchadores caídos dejan mucho que desear».

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Una vez más, el Puente Pueyrredón juntó a una gran cantidad de organizaciones que dieron lectura al documento consensuado.

En el desarrollo del texto leído, la denuncia también es concreta: «Porque la impunidad genera más impunidad, quienes dieron las órdenes en la represión del Puente Pueyrredón hace 6 años ni siquiera fueron investigados por la justicia, algunos de ellos siguen hoy en el gobierno nacional o provincial y esa impunidad avala que desde el estado se siga organizando la represión de las manifestaciones de trabajadores o la persecución a los luchadores».

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Documento leído en el Puente Pueyrredón:

A 6 Años de la Masacre de Avellaneda,

 Juicio y Castigo a los Responsables políticos y materiales del asesinato de Maxi y Darío

 Sigue la impunidad y la represión y crece la pobreza

 Juicio y Castigo a los responsables políticos y materiales del asesinato de Carlos Fuentealba y Lázaro Duarte

 Por la aparición con vida de Julio López

 Libertad a todos los presos políticos y desprocesamiento a todos los luchadores populares

 Por un subsidio al desocupado igual a la canasta básica alimentaria. Jubilación mínima vital y móvil del 82%

 No a los topes salariales del gobierno K y la burocracia sindical. Salario mínimo igual a la canasta familiar. Reapertura de paritarias. Abajo la flexibilidad laboral y el trabajo negro y esclavo

¡Darío y Maxi presentes!

Hoy se cumplen seis años de una de las represiones más brutales sufrida por el pueblo argentino bajo un gobierno constitucional conocida como Masacre de Avellaneda, que cobró las vidas de nuestros compañeros Darío Santillán y Maximiliano Kosteki y dejó un saldo de más de 30 manifestantes heridos de bala.

Los reclamos que levantamos en aquella jornada, como en tantas otras, están hoy tan vigentes como ayer. Digan lo que digan los dibujos del Indec, la inflación galopante ha hecho caer dos millones de argentinos bajo la línea de pobreza solo en el último año, muchos de ellos trabajadores, muchos de ellos jóvenes desocupados. El reclamo de un trabajo genuino para cada desocupado, de un subsidio igual a la canasta alimentaria, de un salario equivalente a la canasta familiar, de acabar con la flexibilidad laboral y el trabajo en negro, se hacen cada día más urgentes no sólo en las barriadas del sur bonaerense en las que militaban Darío y Maxi sino en todo el país. Mientras el Gobierno anuncia las recaudaciones récord, reparte subsidios a las empresas y compra las voluntades de dirigentes politicos sindicales y sociales, sigue pagando la deuda y engorda las reservas, los comedores escolares languidecen, con un presupuesto inviable. Los presupuestos de asistencia social nacional están congelados y encima subejecutados, mientras vuelve a haber muertes por desnutrición en nuestro país y brotan epidemias que hacen estragos en la niñez. En esta situación de crisis irrumpe el conflicto del campo con el gobierno. La presidenta se acordó de la pobreza, la salud y la vivienda para justificar las retenciones, pero la plata irá para seguir pagando la deuda externa tanto de la nacion como de las provincias. Más allá de las diferencias de opinión que existen entre las organizaciones convocantes, objetivamente agrava y profundiza el proceso inflacionario preexistente y el desabastecimiento, que padecemos los trabajadores, llevando nuevamente el hambre a nuestros hogares. Frente a esto urge levantar un pliego que defienda los intereses de los trabajadores y el pueblo, que ponga en el escenario político nacional la necesidad de llevar el subsidio a los desocupados al costo de la canasta alimentaria, reabrir las paritarias, exigir un salario igual a la canasta familiar para los trabajadores del campo y la ciudad y que se ponga en marcha un verdadero plan de vivienda popular y obras públicas.

La crisis agraria, las luchas populares, las luchas fabriles contra los topes salariales del gobierno y la burocracia sindical, la crisis fiscal de repago de deuda externa, el repudio al negociado del tren bala, la vasta rebelión educacional en todas las provincias, expresan el agotamiento de este modelo de al servicio del enriquecimiento de los Techint, de los Repsol, de los Grobocopatel y de la banca, que Duhalde y después Kirchner buscaron consolidar con la represión al movimiento popular emergido de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre. Hoy más que nunca levantamos bien altas las banderas del movimiento piquetero y de trabajadores desocupados, de la clase obrera de conjunto, de los estudiantes, del movimiento de los campesinos pobres y los trabajadores del campo y seguimos en la calle, por nuestros reclamos de terminar con la explotación y la miseria, y contra la represión del estado y por justicia para nuestros compañeros que cayeron en el curso de esta lucha.

El 26 de junio de 2002 la represión desatada fue llevada adelante por el gobienro nacional respondiendo a los reclamos de mano dura del imperialismo, los gobernadores peronistas y radicales y las cámaras empresarias. El repudio popular a la masacre terminó provocando la salida anticipada del gobierno de Duhalde. Duhalde debería estar hoy en el banquillo de los acusados, por asesino de trabajadores, en lugar de estar disertando sobre gobernabilidad y democracia. Como en cada lucha desde entonces, estamos hoy aquí para exigir el juicio y castigo a todos los responsables políticos y materiales de aquellos crímenes, a los Duhalde, Solá, JJ Alvarez, Anibal Fernandez, Atanasoff, Soria, Genoud, Oscar Rodriguez, Vanossi. Kirchner intentó cooptar a los compañeros y fmailiares de Darío y Maxi con la promesa de «investigar hasta las últimas consecuencias, sin importar quien caiga». La comisión investigadora que dijo que iba a conformar nunca existió, ya que tenía como condición que abandonaramos la movilización. El rechazo a la cooptación y la continuidad de la lucha nos permitió encarcelar a Fanchiotti. Hoy levantamos más alto que nunca las banderas de Darío y Maxi.
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Estamos acá para denunciar que bajo la mirada cómplice del sistema penitenciario bonaerense, el asesino Fanchiotti ha burlado su condena entrando y saliendo de la cárcel como patrón de estancia, caso que muestra que incluso los represores y genocidas presos tienen toda la libertad del mundo para seguir funcionando con las redes de los con y sin gorra para atacar a los luchadores. Hoy insistimos con el reclamo urgente por la aparición con vida del compañero Julio López, desaparecido por su compromiso en las causas contra los genocidas de la pasada dictadura; exigimos el esclarecimiento del secuestro de Juan Puthod, el Boli Lezcano y Pablo Micheli, y el castigo a los que lo organizaron y llevaron adelante, testimonio de la existencia de un aparato represivo actuante que jamás fue desmantelado. Más de un año después del fusilamiento del luchador docente y militante revolucionario Carlos Fuentealba en Neuquén sólo está preso el asesino Poblete, mientras los que ordenaron la represión siguen gobernando, es en la provincia donde sigue impune el asesinato del militante Lázaro Duarte a manos de patotas para-estatales

Más de 5.000 luchadores están procesados. Hoy están presos por razones políticas en las cárceles de los Kirchner los compañeros Juan Pablo Bilbao, Darío Catrihuala, Ramón Cortez, Hugo González, Franco Padilla y Alexis Perez de Las Heras, presos por las huelgas contra el impuesto al salario. Los campesinos paraguayos, Agustín Acosta, Roque Rodriguez, Basiliano Cardozo, Arístides Vera, Simeón Brodón y Gustavo Lezcano, que vinieron a nuestro país, escapando de una brutal represión para ser encarcelados aquí, así como la militante de HIJOS, Karina Germano Lopez. Nos encuentra, este nuevo aniversario, denunciando la continuidad de las políticas represivas.

Ninguno de estos hechos impunes puede darse sin el amparo del poder político. Por eso en este 6º aniversario de la Masacre de Avellaneda centramos el reclamo en la exigencia de Juicio y Castigo a quienes planificaron, dieron la orden y encubrieron los asesinatos de Darío y Maximiliano, y continuaremos la lucha hasta conseguirlo. Porque la impunidad genera más impunidad; quienes dieron las órdenes en la represión del Puente Pueyrredón hace 6 años ni siquiera fueron investigados por la justicia, algunos de ellos siguen hoy en el gobierno nacional o provincial y esa impunidad avala que desde el estado se siga organizando la represión de las manifestaciones de trabajadores o la persecución a los luchadores.

Con la fuerza de la lucha y la movilización constante, en el Puente Pueyrredón, en la Estación de Avellaneda, en los Tribunales de Lomas y a todas las plazas del poder político logramos que el comisario Fanchiotti y el cabo Acosta tengan que pagar con condena perpetua y otros policías sean también condenados. En el juicio quedó demostrado que la represión tuvo directivas políticas y que fue monitoreada por la SIDE, sin embargo, el fiscal se prestó a la escandalosa maniobra de eximir de prestar declaración a Duhalde, Álvarez y Solá.

La causa federal iniciada en el 2002 que investiga las principales responsabilidades políticas se encuentra literalmente cajoneada en el Juzgado Federal Nº 4, a cargo del Juez Ariel Lijo puesto a dedo por el propio Presidente Kirchner. La causa no se mueve por orden del Secretario General de la Presidencia Oscar Parrilli, quien todavía no ha respondido en la causa el informe solicitado por la fiscalía en relación a los cruces de llamadas entre los funcionarios duhaldistas y las autoridades policiales y de seguridad antes, durante y posteriormente a la represión del 26 de junio del 2002.

Encubrimiento y represión van de la mano. El Gobierno de los Kirchner habla de derechos humanos, pero necesita sostener y encubrir un aparato represivo, el mismo que protagonizó la cacería del 26 de junio, como fuerza propia de choque contra los trabajadores en todo el país. Es así como este Gobierno ha recurrido a las detenciones ilegales, golpizas y torturas para quebrar la huelga de los trabajadores del Casino, contra el testaferro negrero de Kirchner, Cristóbal Lopez, mediante el accionar de la misma prefectura encubrió y después eliminó al genocida Febres. Actuan con la misma guardia de infantería persiguiendo a los obreros de Mafissa para respaldar el lockout patronal. Es este gobierno el que impulsa el uso de patotas de la burocracia sindical contra los estudiantes y trabajadores, como en el Hospital Francés, en el Indec, la línea 60, el subte, Dana o el CBC de Merlo.

En la lucha de nuestra joven y combativa clase obrera como la de los trabajadores del Casino, del subte, de Fate, de Terrabusi, los tercerizados del ferrocarril Roca, de los call centers y Atento está la continuación de una generación que se levanta a luchar, como lo hicieron Darío y Maxi, contra las políticas de miseria salarial y precarización laboral impuestas por el Gobierno de los Kirchner, y aplicadas gracias a la subordinación al gobierno de las dirigencias de Moyano en la CGT y Yaski en la CTA.

Denunciamos la existencia de un aparato represivo impune que es heredero del golpe militar del ¨76 y hoy sigue actuando animado por los mismos intereses económicos y sociales.

Es la Impunidad de estos aparatos represivos ,que Néstor antes y Cristina Kirchner ahora preservan , lo que les permite lanzarlos contra los reclamos populares, como lo hicieron recientemente en La Quiaca donde fueron salvajemente reprimidos hombres mujeres y niños que pedían trabajo y comida , es la gendarmería en las rutas reprimiendo hoy el piquete rural en San Pedro y Gaualeguaychú y mañana el de los trabajadores o sectores populares que salgan a luchar por sus reivindicaciones.

Es la preservación de estos aparatos represivos por los sucesivos gobiernos , desde la dictadura hasta hoy, lo que provoco desde 1983, 51 manifestantes muertos en movilizaciones populares y que desde la era Kirchner suma 847 muertos por de casos de gatillo fácil.

El juicio al represor Menéndez del tercer cuerpo, llega 30 años después, solo a un grupo de genocidas, aislados de sus conexiones con el poder político, capitalista y clerical. Luchamos por perpetua para los miles de implicados, por el desmantelamiento de todo el aparato represivo, que sigue torturando y matando con el gatillo fácil en las comisarías. También denunciamos las políticas de hambre, trabajo precarizado y exclusión que también matan todos los días de manera silenciosa. Nosotros, nuestros hijos, nuestros ancianos, quedamos al margen del sistema de salud, de educación, de vivienda, de trabajo y de toda contención social y a merced de la explotación, precarización laboral y el hambre.

Frente a esta agresión al pueblo trabajador, oponemos memoria, denuncia, programa y lucha. Vamos por el juicio y castigo para todos los responsables de la Masacre de Avellaneda y del asesinato del profesor Fuentealba, el esclarecimiento de la desaparición de Julio López y el secuestro de Juan Puthod, por la libertad de los presos políticos y el desprocesamiento de los luchadores. Por perpetua para todos los genocidas. Sólo a partir de la movilización y lucha popular y de un reclamo nacional y masivo conseguiremos la justicia para Darío, para Maxi, para Fuentealba, por Julio López y por todos quienes sufren la la explotación o la represión.

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Desde este histórico Puente le decimos a los Kirchner, a los Cobo, a los Scioli y los Macri, a todos los que hoy llevan adelante este régimen de hambre y miseria, que vamos a seguir peleando por trabajo, por salario, por vivienda, salud y educación.

Que nosotros vamos a seguir insistiendo y vamos a seguir luchando por Darío y por Maxi, por los 30 mil desaparecidos durante la dictadura; por los más de 50 asesinados en democracia en protestas sociales y para revertir esta realidad con la que quieren condicionar el futuro de nuestro pueblo. La lucha de Darío y Maxi es nuestra lucha. Es la lucha por una transformació n social que termine con las condiciones de hambre, miseria, desocupación y explotación que nos oprimen. Es la solidaridad y el compromiso con el compañero junto al que salimos a luchar y la intransigencia y consecuencia en esta pelea.

Por eso y para eso lucharon Darío y Maxi; por eso y para eso seguiremos adelante. La sangre derramada no se perdona, no se olvida, no se negocia.

¡Darío Santillán, presente!

¡Maximilano Kosteki, presente!

Agradecemos imágenes a Romina, Carolina y Sofía

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