13/05/2008

La Carpa Itinerante de las Mujeres

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El pasado sábado 10 de mayo se realizó en Parque Centenario la Primera Jornada de «La Carpa Itinerante de las Mujeres» Contra toda forma de Violencia, Abuso y Discriminación hacia las Mujeres, organizada por la Asociación Civil La Casa del Encuentro. Este espacio fue creado según sus organizadoras «para la sensibilización de la sociedad en la problemática de la violencia sexista.»
Crónica de Las Mujeres del Sur


Sábado 10 de mayo de 2008 Parque Centenario, un parque de Buenos Aires ubicado en el barrio de Caballito, el centro geográfico de la Ciudad, con uno de los mejores observatorios astronómicos, entre una feria artesanal y un lago artificial habitado por patos y cisnes. Un día de sol, bastante cálido si pensamos que estamos a sólo un mes del invierno, y esta ciudad suele ser más fría en esta época.

Esta es la fecha y el lugar elegido por las mujeres de La Casa del Encuentro para realizar la «Primera Jornada contra toda forma de Violencia, Abuso y Discriminación hacia las Mujeres».

Antes de las 10 de la mañana, empezaron a llegar las mujeres de La Casa con sus vestimentas violetas que tiñeron la jornada del color histórico del feminismo. Llegaron provistas de todo lo necesario para comenzar con el armado de lo que sería a partir de las 13, según la hora difundida en las gacetillas durante los días previos, la Carpa de las Mujeres.
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Fueron tres carpas blancas con telas violetas cuyas «paredes» serían grandes paneles transparentes, trabajo artesanal de Lorena Bonillo, del Área Cultural Artística de La Casa del Encuentro, y de Marta Montesano una de las organizadoras de La Casa del Encuentro, donde se exponían afiches y diferentes folletos, con frases como «La violencia que no se ve es la peor de todas», «La prostitución no es trabajo», que a las mujeres víctimas de la Trata «Las estamos buscando, las queremos con vida» o que «Las lesbianas no mendigamos derechos, los ejercemos». Porque la Violencia hacia las Mujeres es pilar importante en la estructura patriarcal-capitalista, son golpes en el cuerpo y además es discriminación, abuso, tortura, acoso, violación, prostitución, asesinato y muerte, es femicidio.

Y la instalación de todo este andamiaje va siendo cuidado al detalle, con ingenio, se sincronizan con la música, la risa y el mate, otras integrantes de la Casa: Ale, Ana, Ginny, Betty, Nelly, Mimí y Diana. Ellas van colocando los paneles.

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Un panel contra la Trata, esa red llena de complicidades: jueces, iglesia, proxenetas, políticos, policías, clientes y la sociedad indiferente. Y como «el machismo también mata», otro panel nos recordaba a las mujeres víctimas del femicidio patriarcal, como por ejemplo Oriel Briant, María Soledad Morales, Jimena Hernández, Leyla Nazar y tantas otras.
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En otro de los paneles, y gracias al aporte de la historiadora Araceli Bellotta, pudimos saber más de todas las «Mujeres de la Historia Argentina», las que también fueron parte activa en las luchas por la independencia, en las invasiones inglesas, aquellas que fueron abriendo lugares de lucha en el mundo patriarcal, periodistas, abogadas, médicas, escultoras, mujeres rebeldes, las grandes olvidadas por la historia oficial. Pancartas con los nombres de algunas de estas mujeres también fueron ubicadas en el lugar.

Hasta pareciera que la estatua del naturalista alemán Burmeister abandona la lectura de un pesado libro abierto sobre su rodilla, para mirar anonadado todo ese movimiento, y preguntarle a esa piedra que tiene en su mano derecha, qué está pasando.

Al mediodía ya estaba armada La Carpa y ya se habían instalado las primeras mesas. También fueron acercándose desde el inicio los/as curiosos/as que a esa hora suelen disfrutar de las mañanitas porteñas. Algunos/as se animaron a preguntar, otros/as miraban y leían atentamente los paneles.

Tal como estaba planificado, a las 13 ya estaban desplegadas banderas y pancartas. Ya nadie podía dudarlo, éramos mujeres feministas «de cara a la sociedad».

Y la sociedad estaba ahí, no era una definición académica debatida en un foro, eran hombres y mujeres de carne y hueso que lejos de saber si forman parte de alguna estadística, preguntan, opinan, en fin, se acercan al feminismo, literalmente hablando. Y se acercaron a preguntar, a pedir folletos, volantes y a hablar con las mujeres de La Casa, y también con las mujeres de diferentes grupos que ya habían instalado mesas propias o improvisado lugares bajo el sol para exponer sus trabajos, desde facsímiles con teoría de género hasta señaladores de cuero, como uno con la leyenda «Todo lo que digan que somos, lo somos, y aún peores».

La Librería de Mujeres, con su material bibliográfico también aportó a esta Jornada. En otras mesas las mujeres del Socialismo Libertario, Las Rojas, el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) y mujeres con discapacidad, radicales de raíz, Erika Montecinos de Rompiendo el Silencio distribuyendo afiches de su publicación (Chile), Mujeres del Sur, grupo cultural feminista, Desalambrando, grupo que trabaja en Prevención, Asistencia e Investigación de Violencia Doméstica entre Lesbianas, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, la Dirección General de la Mujer-CABA, FEIM-Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer.
También estuvieron presentes miembros/as de la Federación de Entidades de Fomento y Organizaciones Libres del Pueblo de Quilmes, que agrupa a 127 sociedades de fomento y centros culturales de la zona sur del Gran Buenos Aires.

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En un extremo, un mural propuesto por la artista plástica Roxana Carini fue creciendo al transcurrir de la tarde como creación colectiva de colores y consignas, de formas y reflexiones, como «La utopía es factible». Este trabajo será donado a un comedor popular del barrio.
El fondo musical de la Jornada, tarea que cumplió Marga Cattaneo, una de las mujeres de La Casa, fue un maravilloso compilado de mujeres latinoamericanas que nos llevó de Lila Downs a Teresa Parodi, pasando por Verónica Condomí y la versión de Joan Báez con Mercedes Sosa de Gracias a la Vida de Violeta Parra, entre tantas y tantas que nos acompañaron en este día.

Una performance sobre la discapacidad de las mujeres, ideada por Rosa, basada en preguntas sobre aquellas cosas que en el imaginario pareciera que no pueden lograr estas mujeres, terminó con una afirmación rotunda «Las mujeres con discapacidad podemos concretar nuestros sueños».
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Un taller denominado por las organizadoras «Porque te quiero te aporreo», pero que la mayoría llamó «violencia hacia la mujer» se desarrolló entre una diversidad de mujeres que sentadas en el pasto, acompañadas de termos y mates, opinó, debatió, reflexionó sobre el amor, los celos, la violencia, las relaciones de pareja, los mandatos sociales, ante la mirada de todas/os las/os demás, tal vez un poco más tímidos/as que preferían la charla más confidencial con las mujeres que seguían en las mesas ofreciendo su material, y de otros/as que deambulaban por los paneles, algunos/as tomando nota, quizás de nombres o conceptos que les interesaron para seguir una investigación personal.
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Cuando finalizó toda esta actividad tomó el micrófono Fabiana Túñez, coordinadora general de La Casa del Encuentro, para ofrecerlo a las presentes. Así fue como Mariana Pessah, fotógrafa, activista lesbofeminista, leyó fragmentos de su libro «Malena y el mar». Y Amanda del Socialismo Libertario habló sobre la importancia y los desafíos de esta nueva etapa en la lucha contra la Violencia hacia la Mujer.

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Siguiendo con lo que ya era el tramo final de la Jornada, las Drag-Kings, mujeres que desde el teatro y a partir del humor denuncian la opresión patriarcal, ofrecieron un playback de Rosamel Araya, un cantante popular chileno cuyo mayor éxito fue «Mi propiedad privada», una canción donde la «propiedad privada» es la mujer y que comienza diciendo «Para que sepan todos a quien tú perteneces con sangre de mis venas te marcaré la frente»¦», por si había alguien todavía a quién le quedaban dudas sobre qué se quería decir al hablar de violencia naturalizada.

Y en este final a micrófono abierto, nos deleitó con su poesía y su voz, Liliana Daunes, comunicadora feminista, luchadora por los derechos humanos; esa voz reconocida por todos/as los/as que estuvimos alguna vez en las movilizaciones de las Madres de Plaza de Mayo.
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Y con aplausos y agradecimientos a las otras mujeres de La Casa que también lo hicieron posible, a Diana por las fotos, a Mirta Alterman desde el Área de Prensa y Difusión de La Casa del Encuentro, a Liliana por el diseño de los afiches, a Adriana Stella por la distribución de material y a Irene por la filmación, terminó esta Primera Jornada, con la emoción de haber iniciado un mayo que no es una nostalgia de hace 40 años, con la certeza que la imaginación y la realidad pueden conjugarse y con la convicción de haber dado un paso importante en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, un paso importante en la construcción de un feminismo popular entre todas las mujeres de cara a la sociedad.

Mónica Arroyo, Mujeres del Sur



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