01/04/2018

Londres, ese paraíso fiscal

La City de Londres y muchos territorios británicos son -de facto- paraísos fiscales. Solo en la capital inglesa habría 41.000 propiedades offshore con un valor aproximado de 38.000 millones de euros. Y la situación podría empeorar después del Brexit. Por Luca Manes | Traducción Carlos Ortega.

Postal de Londres. Green Street, un conjunto de palacios victorianos con sus característicos ladrillos rojos en el corazón del barrio ultra-chic de Mayfair. Trafalgar Square, la fastuosa e imponente exsede del Almirantazgo [antiguo departamento de la Marina Real Británica] situada en las cercanías de Buckingham Palace. Montague Place, establecimiento de vidrio y cemento de la segunda mitad del siglo pasado a dos pasos del Museo Británico. Solo son algunas de las centenares de calles entre la City y el West End, las áreas más ricas de la capital inglesa, que tienen en común un detalle nada despreciable: muchos edificios de estas zonas tienen como propietario a diferentes sociedades en paraísos fiscales, ya sea la Isla de Jersey, las Islas Vírgenes Británicas o Luxemburgo. El beneficiario, o los beneficiarios, de estas sociedades “exóticas” se desconocen.

Examinando el registro del catastro británico, la cadena BBC ha buscado de manera puntillosa todas las propiedades offshore [empresas creadas en paraísos fiscales], que ascienden a 41.000. Un cuarto de éstas se concentran en la ciudad de Westminster con un valor estimado de 33.900 millones de libras (38.000 millones de euros).

Entre los datos de compra analizados están los que se refieren al que fue el icónico cuartel general de la policía metropolitana en el número 10 de Broadway, más conocido como Scotland Yard. En el 2014, el ayuntamiento de Londres vendió el edificio a Abu Dhabi FinancialGroup por 370 millones de libras, aunque, posteriormente, la propiedad se registró a nombre de la sociedad BL Development, con sede en la isla de Jersey. El edificio fue demolido para hacer apartamentos de lujo, cada uno de estos fue tasado entre los 2 y los 10 millones de libras esterlinas.

Los gobiernos donde se afincan varias de estas sociedades con propiedades británicas -como la isla de Jersey o las Islas Vírgenes- niegan ser paraísos fiscales y argumentan que esas operaciones de “deslocalización” se llevan a cabo por “razones prácticas” y para “favorecer la presencia de múltiples inversores”. Otra opinión tiene la organización internacional Tax Justice Network (Red por la Justicia Fiscal). El pasado enero presentó el nuevo FinancialSecrecyIndex (Índice del Secreto Financiero), que desde 2009 señala a los países menos transparentes en materia fiscal y financiera. Suiza encabeza la clasificación, seguida de los Estados Unidos. Pero si el Reino Unido conformara una única entidad con sus posesiones de ultramar, estaría en las primeras posiciones de la lista.

Entre los territorios de ultramar británicos están las Islas Caimán (tercera en la lista), las Islas Vírgenes Británicas, las Bahamas y las islas Jersey y Guernsey (ambas en el Canal de la Mancha). Además de estas posesiones que funcionan de manera opaca en el terreno fiscal y financiero, hay que sumar la propia City de Londres, que a todos los efectos es un verdadero paraíso fiscal.

Para sus estudios, Tax Justice Network utiliza criterios como la opacidad del país analizado o los servicios ofrecidos a los no residentes por parte de los centros financieros. La imagen que presenta en el informe es, sin duda, mucha más cercana a la realidad que la ofrecida por la Unión Europea a través de su lista negra de paraísos fiscales. Ésta última está compuesta de solo 17 países, ya que otros ocho, entre los que se encuentran Panamá, Granada y Barbados, han sido “eliminados”. La lista de Tax Justice Network también desnuda las listas de paraísos fiscales ofrecida por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), compuesta por las economías más poderosas del planeta.

Tax Justice Network recuerda que a través de las jurisdicciones opacas, es decir, los paraísos fiscales, se ocultan entre 21 y 32 billones de dólares [el PIB español es de 1,4 billones] y estima que cada año los flujos financieros ilícitos transfronterizos se acercan a los 1,5 billones de dólares, mucho más que los 135 millones de dólares destinados a las ayudas al desarrollo. La falta de transparencia es sinónimo de blanqueo de dinero, delitos financieros, corrupción y evasión fiscal. El estudio de las sociedades opacas en el centro de Londres es una fotografía muy elocuente de la preocupante deriva que, según diferentes expertos, podría empeorar más con el Brexit.

Fuente: El Salto



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