Multitudinaria marcha a un mes de la masacre de Cromañón
Más de cinco mil personas marcharon hoy bajo la lluvia para reclamar justicia a un mes de la masacre en el boliche República Cromañón. La movilización finalizó con un acto improvisado en Plaza de Mayo donde los familiares apuntaron contra el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, el empresario dueño del local, Omar Chabán y el jefe de la oposición, Mauricio Macri.
A las seis de la tarde llovía en la estación de Once. Familiares, amigos y «pibes Callejeros» estaban listos para comenzar a marchar. Banderas, carteles con las fotos de los chicos, mensajitos escritos en las paredes, en los cordones de la veredas y en las remeras recordaban a las víctimas.
En la estación de tren de Once impacta el mural que recuerda la masacre: Las caras del presidente Néstor Kirchner, el ex mandatario Eduardo Duhalde, el secretario de Seguridad porteño, Juan José Álvarez y el mismo Ibarra están pintadas por sobre el dibujo de una multitud de chicos rodeados de llamas.
La seguridad de la marcha estuvo a cargo de la comisión de Jóvenes Autoconvocados que organiza «el aguante» en las carpas. Cientos de chicos con brazaletes identificatorios se encargaron de que la policía no se infiltrara en esta marcha. Por su parte, la Policía Federal dispuso un amplio operativo que contó con cuatro carros hidrantes y diez carros de asalto, que son aquellos en los que se guardan a los detenidos. En Piedras y Avenida de Mayo, una decena de policías vestidos de civil merodeaba a la espera de los manifestantes.
Al inicio hubo una exposición de medios alternativos de comunicación, que difundieron entrevistas a los familiares, imágenes de las marchas y el proceso relacionado con las responsabilidades políticas.
Un grupo de jóvenes del Centro Cultural «Los Troncos», de General Pacheco, pintó la calle con las bases de las zapatillas y otros con aerosoles, hasta completar las 191 referencias a las víctimas.
En una de las esquinas de la estación, un cable que colgaba de semáforo a semáforo también sostenía zapatillas y remeras pertenecientes a algunos de las víctimas del incendio.
La columna que marchó hacia Plaza de Mayo fue encabezada por los familiares y la seguridad de los manifestantes estuvo a cargo de jóvenes universitarios y amigos de las víctimas.
«Escúchenlo, escúchenlo, Ibarra mata en Cromañón, Álvarez mata en el Puente Pueyrredón», «Si no hay justicia qué quilombo se va a armar» y «Ni las bengalas, ni el rock and roll, a nuestros pibes los mató la corrupción», fueron los cantitos más escuchados, mientras la lluvia caía cada vez con más fuerza.
Al llegar a Plaza de Mayo, los familiares se organizaron para hablar desde un improvisado escenario. La primera en hablar fue Mariana Márquez, madre de Liz, una de las 191 víctimas, de quien dijo que fue asesinada junto a sus amigos y un montón de chicos el 30 de diciembre último. «Comenzamos a organizarnos para lograr que Ibarra y todos los responsables vayan a la cárcel», relató y agregó que «Ibarra quería culpar a los bomberos, a Callejeros, al inconsciente colectivo, y montó un circo durante su interpelación en la Legislatura». Desesperada, esta madre llamó a otros familiares a participar de la comisión independiente para investigar a los responsables de la tragedia.
Miguel Alabarse, padre de Gisela, otra de las fallecidas, sostuvo que los familiares no deben equivocarse y «creer que la oposición quiere ayudar, sino sacar rédito político». «¿Desde cuándo Mauricio Macri muestra tanta preocupación? El sistema que quiere denunciar es el mismo que él ayudó a crear. Los muertos no se compran con dinero», sentenció.
José Guzmán, padre de Lucas, muerto esa noche, gritó desde el escenario «no sirven de nada las explicaciones» de Ibarra y que «las marchas lo van a condenar» y que las movilizaciones van a lograr «arrancar a Ibarra de donde está atornillado». Pablo Blanco, padre de Lautaro, de 13 años, otro de los chicos que murió en Cromañón, dijo que el viernes «Ibarra no dio ni un sólo nombre de los responsables por lo que pasó», porque «es cómplice de las cámaras empresarias» y destacó la actitud de las víctimas que «entraban y salían para rescatar a sus amigos». «Los chicos son lo mejor de nuestro pueblo».
La lluvia persistía mientras las voces desde el escenario gritaban «los pibes de Cromañón» para escuchar la respuesta en un unificado: «Â¡presentes!».