10/11/2007

«¿Cuánto tiempo más la justicia va a seguir no siendo justicia?»

ESMAentre_rejas-2.jpgCon un Tribunal que permaneció mudo frente a los reclamos y que se retiró de la sala sin respuestas, declaró el ex detenido- desaparecido Enrique Fukman en el juicio que se sigue contra el represor Héctor Febres. «Hoy la justicia está permitiendo que se vuelvan a reproducir las mismas prácticas porque no está condenando. ¿Por qué no va a volver a desaparecer Julio López?», inquirió.


Pasadas las 12 del mediodía de ayer, ingresó Enrique Fukman a la sala del Tribunal Oral Federal 5 de los Tribunales de Comodoro Py. Llevaba un distintivo claro, lleno de exigencias de memoria: una remera con la cara de Jorge Julio López, ex detenido- desaparecido vuelto a desaparecer hace ya catorce meses y del que aún ni la Justicia ni los gobiernos han dado ninguna información.

Antes de comenzar con su testimonio, Fukman formuló un reclamo a los jueces: «A mí se me ha informado que el juicio está siendo grabado por Policía Federal. Una de las personas que me secuestró era de esa fuerza. Estoy denunciando a la institución, la misma institución que me está grabando». El testigo le exigió al presidente del Tribunal que la Policía no filmara su testimonio. Sin embargo, la Justicia no aceptó. «Después de haber sido desaparecido Julio López hace ya un año, obviamente a nosotros no nos genera ninguna seguridad», sostuvo el integrante de la Asociación de Ex Detenidos-Desaparecidos (AEDD). «La justicia argentina también es responsable de la seguridad de los testigos», sentenció.

Momentos después comenzó con el relato del horror. Fukman fue secuestrado el 18 de noviembre de 1978 cuando había ido de visita a la casa de los suegros de Carlos Lordkipanidse, uno de los querellantes en la causa contra el ex prefecto Febres. Fue subido a un Ford Falcon amarillo y conducido a la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA). «Siento que me empiezan a aplicar la picana eléctrica. Me estaban dando la bienvenida a la ESMA», recordó.

«En eso escucho, la voz de Liliana Pellegrino y la de Carlos Lordkipanidse. Mis compañeros también habían sido secuestrados», revivió. Durante las sesiones de tortura, el testigo dijo haber reconocido a varios de los represores que funcionaban en la ESMA: Enrique Scheller, Juan Antonio Azic, Adolfo Donda y Héctor Febres. «Escucho varias veces la voz de Febres con la de Lordkipanidse. Estaban en el cuarto aledaño».

Los tormentos fueron constantes dentro del campo de concentración. «Recuerdo un momento en que me ponen la capucha y me empiezan a dar con todo. Escucho una voz que le dice a una persona: ‘Escribí o te va a pasar lo mismo’. Esa persona era Carlos Lordkipanidse. A Carlos lo castigaban, castigándome a mí», narró Fukman.

Durante meses, Fukman permaneció en el sector denominado capucha. Después de un «traslado» masivo fue llevado a capuchita. «No era ni siquiera ‘Cachito’, que es mi sobrenombre. Ni Enrique Mario Fukman, el nombre que usted me pregunta. Era el 252, el número y la capucha», hace un relato del horror del cautiverio en la ESMA.

Al tiempo fue bajado al sótano para ser incorporado al «proceso de recuperación», eufemismo para llamar al empleo de los secuestrados como mano de obra esclava. «Carlos Lordkipanidse había insistido para que me sacaran de capucha», recordó. El salir de capucha era un avance, pequeño. «No había ninguna garantía de sobrevida. Pasar a ser un esclavo significaba que tenías una pequeña garantía más. Pero la única garantía era cuando te liberaban».

«Febres formaba parte del grupo que decía quién era trasladado»

Cuando Fukman fue bajado al sótano de la Escuela de Mecánica e interrogado acerca de sus capacidades, es decir, acerca de cómo podía ser usado para los proyectos de la Armada, esa función recayó en el prefecto Héctor Febres. «Ya vas a tener noticias», le había dicho. Una vez incorporado al «proceso de recuperación», Fukman le pidió por un compañero que estaba en capucha. Nuevamente, Febres le contestó: «Ya vas a tener noticias».

Febres tenía las posibilidades de influir en las decisiones de si alguien quedaba con vida o no en la ESMA», confirmó el sobreviviente. «Formaba parte del grupo que decía quién era trasladado». En ese grupo, participaban los represores que eran responsables de algún sector: Febres («intendente del sótano»), Ricardo Cavallo (Pecera), Donda (Operaciones), Luis D’Imperio (Inteligencia) y Astrada (nexo entre el grupo de tareas y la Armada).

Además, el testigo recordó que fue el prefecto que hoy está siendo enjuiciado por sólo cuatro casos quien comandó la lancha y el operativo que llevó a los detenidos a la isla El Silencio del Tigre. Los secuestrados fueron llevados allí para liberar la ESMA frente a la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

«Febres es totalmente responsable de todos los hechos que sucedieron en la ESMA. La Marina había elaborado un plan de exterminio para todos aquellos que se oponían. Es responsable del exterminio, lo cual no exime que hoy la justicia esté en deuda porque no está todo el resto», responsabilizó.

«Estando secuestrados nos decían que toda la oficialidad de la Armada – por lo menos una vez- pasó por algún chupadero: por lo menos una vez, torturó; por lo menos una vez, participó de un traslado». Además, agregó: «Habría que preguntarle al Almirante Jorge Godoy qué pasó en Mar del Plata, donde él estaba asignado. Porque si estuvo en Mar del Plata, estuvo en el centro clandestino de detención».

«Señores jueces: ¿Por qué Febres no fue juzgado también por mi caso?»

Finalizando su testimonio, Fukman pidió permiso al Tribunal para hacer unas observaciones. «Yo declaré que fui secuestrado casi conjuntamente con Lordkipanidse. Quiero preguntarles a los señores jueces por qué Febres no fue juzgado también por mi caso», interpeló. Frente al silencio del Tribunal, Fukman sostuvo: «Lamento que la justicia no tenga respuesta como también que no pueda responder por qué no están todos los represores sentados hoy».
Además, dijo: «La pregunta es cuánto tiempo más la justicia va a seguir no siendo justicia. Es necesario que ustedes, los jueces, empiecen a juzgar. Hasta ahora no lo han hecho».

El silencio de la justicia, la elevación a juicio de un solo represor por un puñado de casos: todo parece atentar contra el reconocimiento del exterminio. «Si en este país se cometió un genocidio, que sean juzgados por genocidio». Una ausencia volvió a hacerse presente en la sala. «Hoy lo tenemos a Julio desaparecido. ¿Cuándo los juzgarán cuando existan más Julios?». Fukman fue contundente: «Hoy la justicia está permitiendo que se vuelvan a reproducir las mismas prácticas porque no está condenando. ¿Por qué no va a volver a desaparecer López?».

La exigencia de condena, el compromiso con los 30 mil desaparecidos es lo que lleva una vez más a los sobrevivientes a revivir el horror, tal como le comentó Fukman a ANRed: «Iremos a este juicio a plantearle al Tribunal, a la Justicia y a todos los poderes del Estado que lo que aquí hubo fue un genocidio, y los que lo practicaron son genocidas. E iremos una y otra vez, hasta que en nuestro país las cosas se comiencen a llamar por su nombre, y todos los genocidas estén donde tienen que estar, en la cárcel y por todos los compañeros».

Como señaló el ex detenido-desaparecido, los juicios siguen estando silenciados, los genocidas ni siquiera fueron indagados por todos sus crímenes y López está desaparecido. «Todavía los genocidas están impunes y esa impunidad la está avalando la justicia».



0 comentarios

1000/1000
Los comentarios publicados y las posibles consecuencias derivadas son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Está prohibido la publicación de comentarios discriminatorios, difamatorios, calumniosos, injuriosos o amenazantes. Está prohibida la publicación de datos personales o de contacto propios o de terceros, con o sin autorización. Está prohibida la utilización de los comentarios con fines de promoción comercial o la realización de cualquier acto lucrativo a través de los mismos. Sin perjuicio de lo indicado ANRed se reserva el derecho a publicar o remover los comentarios más allá de lo establecido por estas condiciones sin que se pueda considerar un aval de lo publicado o un acto de censura. Enviar un comentario implica la aceptación de estas condiciones.
Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Ir arriba