La salud no es un juego
«Falleció la salud de los trabajadores del Casino» fue la frase que ilustraba la situación que viven lxs empleadxs de la casa de juegos flotante ubicada en Puerto Madero. El humo de 18 mil cigarrillos diarios, largas jornadas nocturnas, el ruido constante de las máquinas tragamonedas y los movimientos mecánicos, son algunas de las causantes de los problemas reumáticos, bronquiales y de estrés que viven los más de 1500 trabajadorxs. Quizás lo más alarmante sea la cantidad de partos prematuros y abortos espontáneos que sufren las mujeres. Por todo esto, realizaron una movilización para exigir la declaración de la insalubridad y la reducción de la jornada laboral a seis horas.
Más de 300 jóvenes vestidos de negro marcharon el viernes por la Avenida 9 de Julio. Delante de ellos avanzaba un cajón fúnebre sostenido por cuatro hombres, escoltados por uno disfrazado de cura y otro de parca, como la muerte. En el cortejo fúnebre se anunció que «tras ocho años de penosa agonía, falleció la salud de los trabajadores del Casino Puerto Madero, víctima de la explotación patronal, la negligencia sindical y la complicidad del estado».
Con una iniciativa por demás creativa, los trabajadores decidieron mostrar los graves daños a la salud que les produce las largas horas de trabajo en el Casino flotante.
«La historia comenzó hace bastante tiempo. Iba apareciendo mucha gente con problemas de dolores de cuello, tendinitis y compañeras embarazadas con muchos trastornos, entonces decidimos hacer una encuesta -después de la reapertura de los 40 días de lock out- y de la cual participaron más de 1100 compañeros», relata a ANRed, el delegado Leonardo Bonanni.
La encuesta realizada por los trabajadores junto con el Taller de Estudios Laborales (TEL) arrojó resultados escalofriantes. Por ejemplo, una de cada seis trabajadoras embarazadas ha abortado involuntariamente, con las tristes consecuencias que son de imaginar.
El Casino Buenos Aires tiene abiertas sus puertas las 24 horas y sus empleados trabajan ocho horas a un ritmo de trabajo repetitivo y mecánico, con poco tiempo de descanso. Esta situación provoca, en la gran mayoría de los empleados, dolores en el cuello (afecta al 94 % de los trabajadores), de columna (91%) y de mano y muñeca (68%) entre otros.
En el relevamiento aparece que la rotación por turnos y el trabajo nocturno al cual están sometidos los empleados producen gran cantidad de ausentismo, afectan la vida social y familiar, envejecimiento prematuro, trastornos intestinales, nerviosos y del sueño.
Más de una tercera parte de los croupiers y de los que atienden juegos como Texas Hold sufren patologías de cronicidad prácticamente irreversible, como ser síndrome de túnel carpiano, tendinitis, problemas de columna cervical.
Además, el ruido, el humo, la deficiente luz y la mala temperatura causan graves trastornos psico-físicos como úlceras, depresión, agresividad y angustia.
Se los hace trabajar en lugares cerrados donde la prohibición de fumar no se cumple, donde las posiciones ergonómicas, los movimientos repetitivos, y la fuerte tensión psicológica han multiplicado en forma alarmante las enfermedades.
«Hay muchos problemas y no hay una solución integral para toda la problemática. Tenemos un estudio de medio ambiente laboral que hay que sanear profundamente lo que es humo, luz, juego. Las máquinas expendedoras venden 900 paquetes de cigarrillos por día, que se fuman 18.000 cigarrillos por día, que polucionan 200.000 mts. cúbicos de aire», se indigna el delegado.
La sumatoria de todos estos factores, da como resultado una fórmula explosiva en la que está en juego el futuro de 1500 jóvenes, en su mayoría menores de 35 años. Uno de las conclusiones del Informe de Salud expresa en breves palabras el riesgo al que están expuestos los trabajadores: «El efecto potenciador de las agresiones (ruido, ambiente con aire viciado, trabajo físico en posiciones forzadas, cambios de temperaturas, humo de cigarrillo, etc.) determinan un grado de morbilidad elevada y de mortalidad precoz«.
De todos modos, como los jóvenes del Casino comenzaron a conocer la situación general de salubridad en sus lugares de trabajo, también iniciaron una larga batalla para revertir el actual escenario. «Empezamos las negociaciones con la empresa -relata Bonanni- y como no nos da ningún tipo de respuesta, fuimos a la Superintendencia de Riesgos del Trabajo pidiendo la declaración de insalubridad, y hoy vinimos al Ministerio de Salud, también para comprometer a todos los organismos que tienen algo que ver en materia de salud».
El Casino Buenos Aires hoy es propiedad de Cristobal Lopez (por Casino Club) y Manuel Lao (dueño de la empresa CIRSA) en un cincuenta por ciento cada uno.
El antecedente del subte
No es la primera vez que un sector de trabajadores reclama por las condiciones laborales que empeoran al compás de la flexibilización laboral. Hace más de cinco años, los trabajadores del subte comenzaron una larga lucha por reducir la jornada laboral a seis horas diarias. Por entonces la lucha del subte se convirtió en una consigna que se orientaba a incrementar los puestos de trabajos creando un nuevo turno, motivo por el cual fue tomada por otros gremios como apuesta política.
El informe de los trabajadores del Casino propone -además del mejoramiento de las condiciones ambientales y la atención médica- la reducción de la jornada a seis horas de trabajo diario en un régimen de cuatro días de trabajo, por dos de descanso.
Se trata de otro contexto, con una industria de características muy diferentes a Metrovías. Sin embargo, por entonces el reconocimiento de la insalubridad del ámbito laboral por parte de la Justicia fue decisivo para la conquista de los trabajadores del subte y por ello apuestan al reconocimiento oficial con una denuncia sólida en documentación. Los chicos del Casino sueñan con que el Estado se expida antes de envejecer.
Imágenes gentileza de los trabajadores del Casino Buenos Aires
Contactos:
Leonardo Bonanni, cel: 156 – 635-4635
Gastón Platkowski, cel: 156 – 166-0011
Federico Rubio, cel: 156 – 752-2223
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Sobre insalubridad en el subte: