06/10/2007

Conflicto en el Subterráneo: hechos, comentarios, balances

subtes2b.jpgSi la clase trabajadora no tuviera importancia en estos «tiempos posmodernos», entonces los sectores dominantes no pondrían tanto empeño en apagar/ contener/ reprimir el menor atisbo de sindicalismo independiente. Lo que ocurre en el Subterráneo de la Ciudad de Buenos Aires no es el único caso en la actualidad, pero es especialmente significativo e importante. Por Alejandro Belkin y Agustín Santella, para ANRed.

Al final de este artículo, se puede ver el video de denuncia realizado por los trabajadores del subte.


Los trabajadores del Subte conquistaron la organización gremial a fuerza de una lucha larga que arranca, por lo menos, desde la mítica huelga de 1997, cuando una delegada de los boleteros inició el paro en un sector contra los interminables despidos. Después de mucho tiempo, se plegó todo el subte. Desde ese momento, el cuerpo de delegados se renovó completamente, empujado por la participación de las bases, con una lista independiente de la oficialista UTA (Unión Tranviarios Automotor).

El cuerpo de delegados, moviéndose sin apoyo alguno del sindicato (más bien lo contrario), consiguió la jornada de 6 horas y un aumento salarial que los ubica entre los mejores acuerdos del país. Recientemente han elaborado (junto con el Taller de Estudios Laborales – TEL) un documento de Convenio Colectivo de Trabajo, donde especifican pormenorizadamente las tareas del proceso laboral. No se trata sólo de dinero, sino de todas las condiciones de trabajo. Y no sólo de los intereses de los trabajadores, sino su relación con los «usuarios», o más bien, con los otros trabajadores.

Por ello, la movilización en el subte ha trascendido el estrecho marco del sindicalismo oficialista. Ha mostrado algo distinto a la connivencia de los dirigentes con el poder de las grandes empresas y los gobiernos, pero además algo distinto a la lógica que entiende a la lucha sindical sólo un asunto de «guita», donde «todo se compra y se vende». El poder no tolera esta independencia, esta saludable recuperación de la actividad sindical.

Los medios y el gobierno hablan contra la corrupción, pero hacen lo imposible cuando un grupo de trabajadores (y precisamente este no es un pequeño grupo) rechaza la corrupción.

Los hechos de la semana pasada sintetizan la situación. El cuerpo de delegados viene siendo perseguido sistemáticamente por la empresa. Recientemente se filtró un video «corporativo», destinado a los cuadros directivos de Metrovías, donde se específica la «estrategia de guerra» para aniquilar a los delegados. La situación se agravó porque el sindicato (UTA) se plegó con entusiasmo a la persecución. Al quitar los fueros del delegado Néstor Segovia, habilitaron su despido.

Paralelamente, se han reiterado los accidentes por falta de mantenimiento, dando la razón al cuerpo de delegados que viene realizando una campaña de toma de conciencia ante los organismos competentes. Nunca han sido escuchados. Peor aún: los trabajadores son sancionados.

La escalada agresiva de la empresa y la UTA contra los delegados y los trabajadores los empujó a declarar un paro por 24 horas el miércoles pasado, anunciado dos días antes para afectar lo menos posible a los usuarios. Pero la situación el martes a la noche era la siguiente: en la entrada de los talleres de Constitución había 400 policías esperando intervenir y circuló el dato de que la UTA agruparía a 100 matones por la madrugada para enfrentar a los delegados. Todo indicaba que los trabajadores iban a un choque directo con las fuerzas represivas, apoyadas por una patota de la UTA.

Frente a este escenario que no presagiaba nada bueno para los trabajadores de Metrovías, surgió la mediación del Defensor del Pueblo de Buenos Aires, representada por el Dr. Mondino. Entonces, confirmando una vez más su voluntad de diálogo, los trabajadores del subte decidieron levantar el paro. Mondino consiguió sentar a las partes y la conferencia fue televisada el miércoles por la noche por Canal 13. En la mesa estaba la UTA, el Ministerio, la empresa y los representantes de los trabajadores. Metrovías accedió a revisar los antecedentes que llevaron al conflicto: la falta de mantenimiento y el despido de Segovia.

No estaba previsto pero el desenlace dio un respiro a los compañeros del subte. En los hechos, la mediación significa un reconocimiento público de la representación de los delegados del Subte. Desde hacía muchos meses que todas las «autoridades» se negaban a dialogar con ellos.

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El caso del Subte es el ejemplo más relevante en la actualidad de los problemas que enfrentan los trabajadores cuando rechazan los mecanismos del sistema. Todas las «fuerzas vivas» se levantan encolerizadas contra ellos: Empresas, Ministerio-Gobierno, Fuerzas Represivas, Sindicatos gordos y medios. Ponen todos sus recursos para despedirlos, para quebrarlos, para golpearlos físicamente (como hicieron con el delegado Segovia, a quien le mandaron la patota).

En la era Cromañón, los únicos que se preocupan por la seguridad son los trabajadores, con acciones concretas, pero son tratados como subversivos. Actualmente 60 empleados están sancionados bajo acusación de «sabotaje» y son ignorados o desprestigiados por los Santos Medios.

La organización independiente de los trabajadores del Subte atraviesa una coyuntura crucial. La disyuntiva planteada es si, luego de todo el proceso de luchas acumulado, su organización se afianza como el ejemplo de que los Sindicatos Gordos no son la única alternativa posible. Lo que está en juego es si, evitando una «muerte heroica», el Subte se consolida como el espacio del nuevo movimiento sindical independiente, sin ser eliminado en su marcha.

No ayudan mucho en este proceso las intervenciones, que se escuchan en los plenarios del MIC (Movimiento Intersindical Clasista), que sostienen que los dirigentes del Subte marchan hacia la «burocratización» cuando, por ejemplo, buscan un marco de alianzas que trascienda los -desde ya pequeños- «grupos revolucionarios» (como con Claudio Marín de FOETRA). Una de las maneras de defender la organización de base es romper el aislamiento.

Como ejemplo de la importancia que representa mantener un espacio independiente de la burocracia sindical, el Cuerpo de Delegados del subte (rompiendo con el corporativismo presente en tantos lugares) ha editado recientemente un libro sobre la experiencia de la lucha antiburocrática en la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) de Villa Constitución en los 70 (ver el anuncio en www.metrodelegados.com.ar). La edición del libro sobrepasa lo académico. Sirve para no perder la memoria de las grandes luchas y, en la medida de lo posible, tomarlas en cuenta para las luchas futuras. El libro no habla de todas estas enseñanzas posibles (queda para otra publicación).

Pero podemos decir que este debate también fue planteado en el seno de los sectores antiburocráticos del movimiento obrero en los 70. ¿Cuáles eran las tácticas y las alianzas para extender la experiencia del movimiento obrero combativo? Un tema largo pero, como podemos ver por los acontecimientos del Subte en estos momentos, para nada académico. Uno de los puntos candentes, entonces, es cómo fortalecer las experiencias combativas en un amplio frente de alianzas entre las distintas organizaciones de los trabajadores y los sectores populares.

Por Alejandro Belkin y Agustín Santella, exclusivo para ANRed.

Video de denuncia realizado por los trabajadores del subte:



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