10/10/2008

Sobre la ruptura de El Viejo Topo y el surgimiento de dos agrupaciones con este nombre

Comunicado de prensa de «El Viejo Topo (Colectivo Universitario)»

Hacía varios meses que El Viejo Topo venía atravesando un proceso profundo de discusiones internas. Uno de los principales motivos de esas discusiones fue el no poder hacer un balance en común, la incapacidad de llegar a un acuerdo sobre los motivos de algunos problemas que estábamos teniendo, ni sobre los problemas mismos. Si bien confiábamos en que las diferencias planteadas no eran insalvables y apostábamos a la construcción en la diversidad propia de la historia de nuestra agrupación, el proceso de movilización por el que atravesó nuestra Facultad (del cual fuimos claros participantes activos) nos llevó a tensionar estas discrepancias, pues nos vimos obligados a intervenir en un momento de falta de consenso al interior de la agrupación. No logramos construir una intervención sólida, unificada y clara, dando cuenta de que dos tendencias incapaces de llegar a puntos de encuentro y síntesis, se habían desarrollado en El Viejo Topo.

Siempre lamentamos y fuimos muy críticos «“y lo seguimos siendo»“ de la tendencia a la fragmentación, rupturismo y enfrentamientos internos que se expresa en el campo de la izquierda en general, y las agrupaciones de la Universidad en particular. Más aún cuando una fracción sostiene la ruptura en la victimización y deslegitimació n de la otra, como si no fuera posible diferenciarse políticamente sin caer en estos mecanismos. Hoy, tristemente, nos toca hablar de nuestra propia ruptura. Y buscamos hacerlo en los términos más constructivos, políticamente honestos, y de cara a lo que viene: seguir construyendo y aportando nuestra propuesta a las luchas en la Universidad, que pensamos inescindibles de las luchas de los trabajadores y el campo popular. Lejos de achacar responsabilidades en los «otros”, erigirnos como portadores de «la posta”, o dedicarnos a deslegitimar a compañeros/as con los que compartimos años de militancia, nos parece que lo único productivo que puede salir de un proceso de ruptura (siempre lamentable, siempre doloroso) es asumir que hay momentos en que la incapacidad de procesar diferencias se vuelven insostenible.

En nada aporta coexistir «forzadamente” si esto implica que ni una ni otra propuesta podrán desplegarse plenamente, desarrollar sus planteos y aportar sus iniciativas. Esto es lo que entendemos, venía pasando en El Viejo Topo, y lo que nos llevó a este punto de separación, en el que esperamos que tanto nosotros/as como el otro grupo de compañeros/as de 3ra Época, podamos aportar al movimiento estudiantil desde nuestras perspectivas. Y en adelante, la propia práctica en la Universidad mostrará la potencia, capacidad de construcción, y aciertos o errores de las posiciones de unos y otros.

No le corremos el cuerpo a la necesaria autocrítica, balance y asunción de las propias limitaciones, vicios y dificultades colectivas. Seguiremos apostando a ser un Colectivo Universitario que aporte a la construcción de espacios de autoorganizació n y lucha, construyendo movimiento estudiantil desde la situación, necesidades y propuestas de los compañeros y compañeras, buscando confluir con las luchas que tienen como horizonte la transformació n radical de lo existente.

Diferencias en torno a la concepción de la Universidad, el sujeto del cambio social y las formas de intervención política

Durante los últimos tiempos, se fueron desarrollando en El Viejo Topo dos formas de construcción, de concepción de la Universidad y de propuestas políticas y organizativas hacia las instancias del movimiento estudiantil. En definitiva, dos grandes tendencias políticas, que podemos definir como perspectivas que atraviesan a la izquierda universitaria. Los pormenores de cómo estas tendencias comenzaron a resultar incompatibles, enfrentadas, y por lo tanto, incapaces de seguir coexistiendo en un mismo espacio colectivo, no vienen al caso y no debieran ser objeto de acusaciones cruzadas, «palos” mutuos, o chicanas; prácticas lamentablemente muy frecuentes entre compañeros y compañeras. Sería una omisión deshonesta el dejar de remarcar que muchos de los objetivos que nos agrupaban se mantendrán vivos, seguramente, en ambas organizaciones. Sin embargo, a pesar de que podamos seguir compartiendo el mismo norte, tampoco sería correcto omitir el hecho de que nos fuimos diferenciando en torno a la forma en que se puede prefigurar el tipo se sociedad a la que aspiramos.

Claramente se desprenden distintas formas de intervención política en la Universidad desde el momento en que coexisten dos caracterizaciones diferentes de la misma. Mientras para los/as compañeros/as de 3ra Época, Estado y Universidad son poco más que instrumentos de dominación de la burguesía, para nosotros/as, el Estado es la forma política de la relación social capitalista y la

Universidad es una institución burguesa cuya dinámica presenta particularidades que complejizan la mera «traslación” de los atributos y funciones propios del Estado.

Si bien entendemos a la Universidad en general como un ámbito donde se produce y reproduce la hegemonía política de las clases dominantes también consideramos que en ella existe la posibilidad de contrarrestar esta hegemonía, prefigurando así nuevas formas de conocimiento que impugnen y develen los mecanismos de la sociedad de clases. El hecho de concebir la Universidad como un mero instrumento de dominación nos puede llevar a actuar subestimando el potencial de la disputa por la conformación de un pensamiento crítico a través de un permanente cuestionamiento de nuestros planes de estudio, estructuras de cátedra, políticas de concursos y de la relación de la formación universitaria con el movimiento real de la clase trabajadora y sectores populares. Por otro lado, es claro que las relaciones sociales de dominación tienen su expresión en la Universidad, pero no como un mero apéndice del Estado sino como un escenario de luchas donde no necesariamente existe una correlación de fuerzas ni una hegemonía que sea un «reflejo” de la que existe en otros ámbitos del Estado (como el parlamento y las fuerzas armadas).

Mientras la política tradicional de la izquierda en la Universidad suele reducirse (aunque reconocemos que con algunos avances en el último tiempo, del cual nos sentimos en alguna medida impulsores) a las reivindicaciones gremiales y presupuestarias, concibiendo las transformaciones en el contenido de la Universidad como algo no más que provisorio y sin mucha importancia; nosotros/as pensamos nuestro ámbito de intervención política como una «trinchera”, donde podemos ganar posiciones, desde una perspectiva clasista, en la lucha contra la forma hegemónica de la producción de conocimiento y problematizando el rol socialmente asignado a las profesiones.

Esto no quiere decir que, en el marco actual, estas luchas puedan llegar a la «victoria” (es decir, a transformar totalmente las relaciones sociales en la Universidad) sin la transformació n de las relaciones sociales en su conjunto. Pero tampoco se debe anular la capacidad de disputar avances en un espacio dinámico, de ganar terreno en ciertas trincheras, de consolidar espacios de poder.

Desde el momento en que concebimos a la Universidad históricamente, atravesada por relaciones de clase, no podemos dejar de ver cómo operó en los últimos años un proceso de proletarizació n del estudiantado que contribuyó a acentuar la función de calificación técnico/cientí fica de la fuerza de trabajo, en desmedro de un rol más preponderante de formación de cuadros burgueses que podía tener en el pasado. Esto nos lleva a problematizar nuestro quehacer profesional como trabajadores/ as que nos vemos obligados/as a vender nuestra fuerza de trabajo en condiciones que no elegimos y para fines que son los que demanda el capital.

Desde el Colectivo Universitario El Viejo Topo, venimos proponiendo subvertir este tipo de formación para dar paso a la formación de nuevos/as profesionales en vinculación con otros sectores de la clase trabajadora y organizados/ as como sujetos de cambio en sí mismos. Consideramos que esta transformació n no puede hacerse perpetuando las jerarquías universitarias que subordinan a unos sujetos como meros receptores del conocimiento que producen otros. Por eso damos pasos concretos en la disolución de esas jerarquías conformando una agrupación de estudiantes, graduados/as y docentes que se propone ir hacia una disolución de las diferencias de claustros en un mismo proyecto político, que no es otro que el de la democratizació n del conocimiento mediante su libre producción y circulación. En consecuencia, nos conformamos como una Agrupación Universitaria, intentando a cada momento sortear las dificultades para la organización que se derivan de la forma que adopta cada claustro en particular y rompiendo con la fragmentación a la que están sujetos los claustros entre sí y a su interior, ya sea por la «necesidad” de estudiar individualmente que se nos impone como estudiantes o por la necesidad de competir por un trabajo que se nos impone como docentes o investigadores/ as (entendemos que la competencia sólo puede superarse con la forma política de la solidaridad) . En este punto es que nos distanciamos también con los compañeros de 3ra Época que plantean la relación estudiante-docente en simetría a la de obrero-burgué s y que, esgrimiendo las dificultades internas que nos reporta la articulación de los claustros, como las dificultades existentes para la organización del espacios de graduados, optaron por prescindir de conformar un proyecto de agrupación interclaustros para pasar a conformar una agrupación estudiantil. En tanto entendemos que las diferencias políticas atraviesan a todos los claustros por igual, nuestra perspectiva, por el contrario, sigue siendo la de sortear estas dificultades mediante una articulación cada vez mayor de los claustros en un mismo proyecto político.

Cabría aclarar que compartimos con estos/as compañeros/as la caracterizació n del sujeto estudiantil como el más dinámico hacia adentro de la Universidad, pero también lo concebimos como parte de un sujeto más amplio (conformado en la Universidad por docentes, graduados/as, investigadores/ as) capaz de enfrentarse a la explotación y a cualquiera de las formas de opresión que son inherentes a nuestra sociedad. Si direccionamos nuestra lucha contra la opresión, en cualquiera de las formas que esta adopte, no podemos triunfar sino a condición de hacerlo masivamente y ésta es otra de las cuestiones que entendemos nos distancian de los/as compañeros/as.

Nuestra perspectiva es la de incentivar y acompañar procesos de lucha que vayan contra cualquier injusticia, por pequeña que parezca y tratar de potenciar dichos procesos para confrontar con la injusticia estructural. Pensamos que en un momento como el actual, donde el movimiento estudiantil ha sido tan golpeado por años de precarización de su formación y despolitizació n generalizada, es necesario participar de los nuevos procesos de lucha siendo respetuosos de los debates y de las motivaciones de los/as estudiantes y no intentar «transcenderlas” de forma inmediata (cuando no reemplazarlas) por reclamos que no fueron procesados por el conjunto del movimiento, ni tratar las reivindicaciones del movimiento estudiantil como superfluas por «corporativas” y «no políticas”.

En este sentido, vemos que se fueron conformando al interior de la agrupación distintas formas de intervención en los procesos de lucha. Los/as compañeros/as de 3ra Época adoptaron una forma de intervención, donde la «politización” de los conflictos se pretende llevar a cabo mediante posicionamientos de política general o adhesiones a procesos de lucha de manera abstracta, sin las necesarias mediaciones con el proceso realizado por el propio movimiento estudiantil. Consideramos que limitar una (supuesta) toma de posición política a la mera declaración (o plasmarla en una bandera), sin los procesos de reflexión y acción correspondientes, no sólo debilita la medida sino que fortalece el rechazo a debatir sobre esos atravesamientos, tan pertinentes y necesarios al movimiento estudiantil.

Es así que entendemos que los reclamos presupuestarios o por mejores condiciones edilicias no pueden ser subestimados en la medida en que responden a necesidades del conjunto de la comunidad académica, al tiempo en que empiezan a adquirir una dimensión cada vez más política cuando se logra identificar a los/as responsables de la decadencia en que está sumida la educación superior: decanos, rectores, el gobierno nacional, el capital.

Porque consideramos que los procesos de autoorganizació n y de lucha que se está dando el movimiento estudiantil nos dejan mucho por aprender, los impulsamos y participamos en los mismos intentando politizarlos a partir de sus necesidades específicas y no intentamos incorporarle definiciones que, elaboradas en espacios más reducidos, no contribuyen a la unificación de los sujetos en lucha, sino más bien a una delimitación entre «entendidos/as” y «el resto”, conduciendo a la fragmentación.

Encontramos también diferencias respecto de la forma en que debiera establecerse la relación con otros sectores de los/as trabajadores/ as. Los/as compañeros/as de 3ra Época plantean una práctica reducida a colaboraciones esporádicas u operativas (apoyo en un conflicto concreto con presencia, dinero para fondo de huelga, denuncia y propaganda). Reafirmamos la importancia de estas acciones, pero nosotros/as sostenemos que es un objetivo de una Agrupación Universitaria Clasista la articulación sostenida en el tiempo. La misma tiene como fin el poner en juego las herramientas específicas que buscamos construir, al tiempo que implica un cuestionamiento a los actuales contenidos y relaciones hegemónicos en la Universidad, y un aporte a su transformació n en un espacio de construcción de conocimiento crítico, inscripto en una perspectiva de cambio social radical.

No pretendemos con esta demarcación erigirnos como la encarnación del «único camino” sino poder dar cuenta de que nos distancian distintas formas de construcción y será la propia dinámica de la lucha la que defina cuánta razón tiene cada una de las perspectivas. Esperamos, no obstante, poder seguir confluyendo con los/as compañeros/as de 3ra Época en la lucha por una nueva sociedad a la que seguramente seguiremos apostando por igual. Por el momento, nos vemos en la necesidad de agruparnos a partir de distintas motivaciones.

Por qué nos agrupamos:

«Porque el movimiento estudiantil ha sido históricamente un sujeto de gran potencia y dinamismo, dejando su impronta en las luchas y proyectos históricos de las clases sociales[1], peleando por sus propias reivindicaciones y ligándose a otros sectores. Buscamos construir movimiento aportando a la organización, movilización y lucha estudiantil y universitaria, como una expresión más de las luchas populares.

«Porque la Universidad es un ámbito que en tanto aporta a la construcción de conocimiento, y a la formación de compañeros/as que mayormente son y serán trabajadores/ as, presenta un enorme campo de disputa en la orientación y el para qué de ese conocimiento y formación, que buscamos ligar a los procesos de construcción organizativa del conjunto de los trabajadores/ as y el campo popular.

«Porque apostamos a un Colectivo que organice y proponga un proyecto al conjunto de los sujetos vinculados a la Universidad, con las particularidades, determinaciones y potencias de cada uno. Porque la democratizació n de nuestra Universidad (no sólo de sus órganos de gobierno sino también de las formas de organización del movimiento estudiantil) es un proyecto que sólo puede efectivizarse mediante la disolución de las jerarquías que son inherentes a la Universidad. Por esto es que nos organizamos como un colectivo universitario, conformado por estudiantes, graduados/as y docentes, que viene dando pasos concretos en la disolución de esas jerarquías, a partir de la articulación de experiencias y de ámbitos de intervención de cada claustro, en un mismo proyecto político.

«Porque entendemos como tarea la defensa de la gratuidad, calidad y masividad de la educación pública universitaria, como un interés no sólo «estudiantil” sino del conjunto de los trabajadores/ as. Entendiendo como partes de una misma lucha tanto la «forma” (gratuidad, condiciones edilicias, presupuestarias, etc.) como el «contenido”: el para qué y con qué objetivos nos formamos en la Universidad.

Esperamos, a pesar de lo adverso y lamentable del momento que estamos transitando como colectivo, salir fortalecidos/ as, con una propuesta que se reafirma y explicita (y que entendemos que con distintos ejes y propuestas, el otro grupo de compañeros/as saldrá a expresar también), y buscando acercarnos a todo compañero/a que comparta con nosotros/as, la necesidad de desarrollar estos ejes en las luchas a las que esperamos aportar en la Universidad. Consideramos que debemos ensayar y desarrollar todo lo posible, aquí y ahora, esas formas alternativas de poder popular que prefiguran la sociedad a la que aspiramos: desde la organización interna de nuestro colectivo, hasta las instancias de autoorganizació n del movimiento estudiantil.

Desde EL VIEJO TOPO -Colectivo Universitario- estamos convencidos de que tenemos una disputa específica que dar en la Universidad, en un sentido clasista, anticapitalista y antiburocrático. Esa lucha involucra el aporte fundamental del movimiento estudiantil, junto a docentes, investigadores/ as y profesionales, partiendo de tareas que avancen en la construcción de poder popular, en la formación de intelectuales orgánicos/as a la clase obrera y en llevar adelante esta práctica de construcción de conocimiento y transformació n junto a los trabajadores/ as y sectores populares.

8 de octubre de 2008

El Viejo Topo (Colectivo Universitario)

 Germinal (Por un Trabajo Social Contrahegemónico)

 Sociólogos Para Qué? (Conocer para Transformar)

 Crítica Práctica (Otra Ciencia para otra Política)

 Fuera de Discurso (Comunicar para Transformar)

 Herramientas (RR.TT. en Movimiento)



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