06/07/2007

Maldito tú eres

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Comenzó el juicio contra el ex capellán Christian Federico Von Wernich, acusado de siete homicidios, 31 torturas y 42 privaciones ilegales de la libertad, crímenes cometidos en cinco campos de lo que se denominó el «Circuito Camps»: el Campo de Arana, la Comisaría 5º de La Plata, Puerto Vasco de Bernal, el Pozo de Quilmes y el Comando de Operaciones Tácticas (COT1) de Martínez.


Christian Von Wernich nació en San Isidro el 27 de mayo de 1938. Se ordenó cura en 1976, a los 38 años. Entre 1977 y 1978 se desempeñó como capellán de la policía bonaerense, institución manejada por el genocida Miguel Osvaldo Etchecolatz y por Ramón Camps. Entre otras de las tareas que se le conoció al «reverendo padre» estuvo la de ser asesor espiritual de los grupos de tareas, quienes buscaban bajo el amparo y la complicidad del sacerdote purgar sus pecados, que incluían secuestros, torturas y asesinatos.

Von Wernich fue designado capellán el mismo año en que se ordenó por el jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires. «Me ordené en 1976 y como soy de Concordia, el general Camps me conocía de chico, ya que él es de Paraná. Por eso y, de acuerdo con monseñor (Antonio) Plaza, llegué a ser su cura de confianza para muchas cosas en la lucha contra la subversión», reconoció el cura en un reportaje. Seguramente entre las cuestiones que le habrán granjeado la confianza de Camps se encontrarían su colaboración en sesiones de tortura para quebrar la resistencia de los detenidos, las estafas a los familiares de los desaparecidos con la promesa de sacarlos del país, su intervención en secuestros y su participación en el asesinato de siete militantes. Todas, muestras de un gran compromiso.

«La vida de los hombres depende de dios y de tu colaboración»

En Iglesia y dictadura, Emilio Mignone sostiene: «Es la personalidad y son las declaraciones y la actuación de Von Wernich las que lo han hecho conocer y constituir en una suerte de paradigma de clérigo fascista, identificado con las fuerzas armadas y colaborador de la represión ilegal».

Por su parte, el sobreviviente Luis Velazco narró ante la Comisión Nacional contra la Desaparición de Personas (CONADEP) las circunstancias en que conoció al sacerdote durante su cautiverio en la Comisaría Quinta de La Plata. «Después de la primera sesión de tortura se acercó un sacerdote, quien supo después que era Christian Von Wernich. Lo volvió a ver varias veces y en una de esas oportunidades el sacerdote le ordenó que se sacara la venda. Como se negó a hacerlo, se la retiró él mismo. Dicho sacerdote dijo que tenía la parroquia en 9 de julio, Buenos Aires. En una oportunidad oyó cuando Christian Von Wernich contestó a un detenido que pedía no morir: «La vida de los hombres depende de dios y de tu colaboración». En otra oportunidad lo escuchó defender y justificar las torturas y reconocer que las había presenciado. Cuando el sacerdote contaba a los detenidos los operativos usaba el plural, incluyéndose: Cuando hicimos tal operativo’«.

Otro de los testimonios que lo involucra en los asesinatos de un grupo de militantes es el de un ex policía bonaerense, Julio Alberto Emmed. El ex agente relató su participación como chofer en un operativo en que varios detenidos- que habían sido designados por el cura para la «reconversión espiritual» y a quienes les habían prometido sacarlos del país- fueron masacrados. «Me dijo que lo que habíamos hecho era necesario para bien de la Patria, que era un acto patriótico y que dios sabía que lo que se estaba haciendo era para el bien del país», le dio la absolución a Emmed.

En 1978, Von Wernich decidió continuar con su estrategia represiva en Nueva York. Con el pretexto de atender a la comunidad hispano parlante de esa ciudad de Estados Unidos, se desplazó hacia allá y se puso en contacto con un grupo de exiliados que se encontraban impulsando denuncias en contra de la dictadura. En reiteradas ocasiones, se reunió con integrantes de la revista Denuncia y les ofreció pasar a máquina y hacer un fichado de los contactos de éstos con la Argentina y el exterior.
Ese no fue el último viaje del ex capellán. En 1996, frente al repudio social, cambió su nombre por el de Christian González y marchó a El Quisco, un pueblo cercano a Santiago. Años después, fue descubierto ofreciendo la comunión y predicando el evangelio como cuando predicaba «la misión de la lucha antisubversiva».

La justicia

Este sacerdote que se reconoce como «preso político» y que ha confesado haberse inclinado por la profesión de cura porque es la única que le permitiría trabajar un solo día, fue arrestado por primera vez en 2003, después de declarar en los Juicios por la Verdad de la ciudad de La Plata.

En este juicio oral, que se inició el 5 de julio, la querella intentará probar que Christian Federico Von Wernich fue una pieza clave del genocidio perpetrado en la Argentina durante el Terrorismo de Estado. Desde Justicia YA explicaron: «Nos opusimos a que se realice un juicio contra un solo represor y acusándolo de un número limitado de delitos, ya que esto multiplica los esfuerzos y constituye una enorme e injustificada demora en la obtención de justicia». Las agrupaciones nucleadas en ese espacio también remarcaron: «Los delitos que cometió no fueron perpetrados en forma aislada sino que se trató de una acción planificada de manera coordinada, un plan de eliminación de personas del que Von Wernich fue un engranaje fundamental».

El coliseo romano

Cerca del 31º aniversario del último golpe de Estado, Von Wernich dio a conocer una carta en la que se reconocía como una presa lista a ser arrojada a los leones. «A ese ‘tribunal popular’ pronto entraré como entraban los cristianos al Coliseo romano, para ser también devorado. Ya han encontrado su presa ideal para despedazar. Esa presa deseada soy yo, Christian Federico von Wernich, sacerdote de la Iglesia Católica y ex capellán de la policía de la provincia de Buenos Aires durante los años 1975-1985».

Las peores pesadillas de Von Wernich parecen haberse materializado un 5 de julio en La Plata. Un tribunal lo juzgara. De todas formas, la historia ya está escrita y tomó voz en el grito de los HIJOS: «Von Wernich, a vos el pueblo ya te condenó».

 Fuentes consultadas

«Maldito tú eres» de Hernán Brienza

«Iglesia y dictadura» de Emilio Mignone



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