23/06/2008

«Ni con el gobierno, ni con las entidades patronales del campo»

Reproducimos declaración

DECLARACION DE INTELECTUALES, DOCENTES, PERSONALIDADES DE LA CULTURA.

La disputa entre el gobierno nacional y las entidades patronales «del campo» es una pelea entre dos
sectores capitalistas que defienden intereses completamente ajenos a los trabajadores. Con el aumento de
las retenciones, el gobierno no pretende recaudar fondos adicionales para aumentar jubilaciones, salarios
de los trabajadores estatales o los presupuestos de salud y educación, sino contar con recursos para
garantizar el pago de la deuda externa, los subsidios a los empresarios amigos y fondos para favorecer la
alianza de intendentes y gobernadores. Por su parte, el lock out de las patronales agrarias, donde los
intereses de los grandes propietarios y productores agrupados en la Sociedad Rural pretenden ser
camuflados bajo los propietarios de menor peso agrupados en la Federación Agraria, expresan la mera
búsqueda de una mayor rentabilidad por parte de un sector que ha embolsado cuantiosas ganancias
gracias al doble efecto de la devaluación y el aumento de los precios internacionales de los productos que
exportan, en particular la soja. No extraña por ello que, si bien no participa de la Comisión de Enlace entre
la SRA, CRA, Coninagro y FAA, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID),
donde se nuclean los grandes productores sojeros, apoye abiertamente la protesta patronal.

En el debate público se ha pretendido limitar las opciones políticas al alineamiento con alguno de estos
dos bandos igualmente defensores de los intereses del capital. Los intelectuales, docentes universitarios,
profesionales, periodistas y trabajadores de la cultura que suscribimos esta declaración, por el contrario,
creemos necesario intervenir en este debate para plantear la necesidad de una salida independiente en
favor de los trabajadores.

Es falso que este gobierno confronte con los «intereses económicos más concentrados», como algunos
quieren hacer creer. Al contrario, los Kirchner los han favorecido en sus casi cinco años de gobierno. ¿O el
petróleo no sigue en manos de la Repsol y un puñado de empresas más? ¿O no es un escándalo el
saqueo que realizan las multinacionales mineras? ¿O los grandes industriales hoy beneficiados con el
favor oficial no fueron tan golpistas como la oligarquía agraria? ¿O no es obsceno el negociado del «tren
bala» mientras la red ferroviaria sigue destruida? ¿O la tierra no sigue concentrada en 4000 grandes
propietarios agrarios que poseen 85 millones de hectáreas, la mitad de las tierras cultivables en nuestro
país, por las que pagan impuestos miserables? ¿O el 40% de producción sojera no está concentrada en
apenas un 2,2% de los productores, como ahora señala en sus discursos la presidenta como si nada
tuviese que ver con ello? ¿O no es un hecho que cinco grandes empresas (Cargill, Dreyfus, Bunge,
Vicentín, Aceites General Deheza) concentran la casi totalidad de las exportaciones de granos, incurriendo
incluso en múltiples estafas -que sobrepasan los 3 mil millones de dólares- a la hora de liquidar las
retenciones que descuentan del precio que pagan a los productores al fisco? Los Kirchner ni siquiera han
impulsado, teniendo mayoría propia en el parlamento, la derogación de la ley videlista 22.248 que permite
la brutal explotación de los trabajadores rurales, que tienen los salarios peor pagos del país y de los cuales
un 75% está «en negro». ¿O no es también este gobierno el que pacta los «techos salariales» con la
burocracia sindical mientras reprime a los trabajadores cada vez que se le hace necesario, como en el
Casino Flotante y en Mafissa?

Por el lado de quienes desde una supuesta posición de izquierda o «progresista» apoyan el lock out, el
argumento de que apoyan a los «pequeños y medianos productores» es insostenible. ¿O la Federación
Agraria no forma hoy parte de un bloque políticamente indiferenciado con la oligarquía nucleada en la
Sociedad Rural? Lo que demanda la FAA es que no sólo sus afiliados sino también los grandes
propietarios y, aún, los pooles de siembra a los que critican verbalmente paguen la menor cantidad de
retenciones posibles. Esto no es una casualidad. Los sectores más bajos de la burguesía agraria nucleados en la FAA son parte de la llamada «alianza sojera», que no ha vacilado en recurrir a la expulsión
sistemática de sus tierras de miles de campesinos pobres y sostiene la explotación brutal de los peones
rurales.

Frente al actual estado de cosas, los planteos de ambos sectores llevan al agravamiento de la situación de
los trabajadores, que ven como los salarios se deterioran día a día producto del alza inflacionaria.

Quienes adherimos a esta declaración creemos que es necesario sostener una clara posición
independiente de estos dos bloques capitalistas. Por el contrario se trata de unir frente a ellos a la clase
trabajadora de la ciudad y el campo, a los campesinos empobrecidos, a los estudiantes. Estamos por la
nacionalización de la gran propiedad agraria, de las grandes exportadoras y de los puertos privados y
privatizados; por el no pago de la deuda externa y la nacionalización bajo control de los trabajadores de la
banca y del comercio exterior. Estas medidas permitirían terminar en serio con la oligarquía y la
expoliación de las multinacionales y del capital financiero que se queda con la parte del león de los
recursos que surgen de las exportaciones agrarias. Permitiría organizar la producción agraria de acuerdo a
un plan racional y contar con alimentos baratos y de calidad para todo el pueblo. Nos manifestamos
también por la derogación de la ley videlista que permite la superexplotación del peón rural y por el
blanqueo inmediato de todos los que trabajan en negro; y decimos que para que la crisis tenga una salida
progresiva es necesario que la clase trabajadora levante sus propias demandas, empezando por las más
inmediatas: aumento de emergencia para todos los trabajadores; salario mínimo equivalente al costo de la
canasta familiar; aumento automático de los salarios de acuerdo al crecimiento de la inflación.

Insistimos: en la crisis, es preciso unir voluntades para señalar la necesidad de una salida distinta a la que
ofrecen los sectores patronales en disputa y sus representantes en el gobierno nacional y en los gobiernos
provinciales, es decir, una salida socialista y de la clase trabajadora.

Adhesiones a niknicampo@yahoo.com.ar

Se pueden consultar las últimas firmas llegadas a la declaración en www.pts.org.ar



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