16/08/2007

Tortura en democracia no es tortura

Reproducimos comunicado de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI):

SI ES EN «DEMOCRACIA», NO ES TORTURA

El gobierno de Kirchner dice que es «el gobierno de los DDHH». Sus aliados, sus
sostenedores más o menos «críticos», e incluso buena parte de la «oposición», aun
con matices, insisten en que «no es lo mismo» en este tema Kirchner que sus
antecesores. Para afirmarlo se sostienen, en líneas generales, en la idea
desarrollada en el nuevo prólogo del informe «Nunca Más», redactado por Eduardo Luis
Duhalde, Secretario de DDHH de la Nación, a 30 años del golpe de 1976: «Nuestro país
está viviendo un momento histórico en el ámbito de los derechos humanos, treinta
años después del golpe de Estado que instauró la más sangrienta dictadura militar de
nuestra historia. Esta circunstancia excepcional es el resultado de la confluencia
entre la decisión política del gobierno nacional, que ha hecho de los derechos
humanos el pilar fundamental de las políticas públicas, y las inclaudicables
exigencias de verdad, justicia y memoria mantenidas por nuestro pueblo a lo largo de
las últimas tres décadas. (…) a instancias del Poder Ejecutivo, el Congreso ha
anulado las leyes de impunidad y una Corte Suprema renovada las ha declarado
inconstitucionales y ha confirmado el carácter imprescriptible de los crímenes de
lesa humanidad».

Esta semana vimos cómo se aplica en la práctica la decisión política del gobierno
nacional, por boca de esa corte suprema «renovada», la que dicen que no tiene
mayoría automática ni responde a las necesidades del poder político. Con su
«criterio independiente”, con el «progre” Zaffaroni a la cabeza, bien cuerdo él para
estar al servicio de los que necesitan torturar para dominar, la corte decidió esta
semana que no toda la tortura es tortura, porque la tortura policial, aun cuando
esté demostrada, no es un crimen de estado ni un delito de lesa humanidad cuando se
comete en democracia.

En una causa iniciada en 1988, cuando un ciudadano uruguayo denunció que fue
torturado en una comisaría para forzarlo a confesar una estafa y para que acusara a
un abogado de ser su cómplice, la corte dijo textualmente: «Aun cuando el hecho de
la tortura particular se encontrara demostrado, es evidente que en la República
Argentina, durante el año 1988, no existía un Estado o una organización dependiente
del Estado que evidenciara la característica básica de haberse convertido en una
maquinaria perversa de persecución sistemática y organizada de un grupo de
ciudadanos, desviándose en su fin principal de promover el bien común y la
convivencia pacífica de la sociedad». Conclusión, declararon que la acción penal
está prescripta, y aquí no ha pasado nada. Podríamos escribir varias hojas de
análisis jurídico, mostrando cómo este fallo implica desconocer la sentencia de la
Corte IDH en la causa Bulacio, los pactos internacionales y mil argumentos técnicos
más, pero no hace falta para entender lo que los jueces dijeron: No es crimen de
lesa humanidad que un policía te pegue en una comisaría, te de bolsita o te picanee
si su sueldo lo paga un gobierno «democrático». No hay tortura en democracia…

Dicen que cuando a Richard Nixon le dijeron que el dictador nicaragüense «Tacho»
Somoza, protegido por el gobierno yanqui, era un hijo de puta, el presidente
respondió «sí, pero es nuestro hijo de puta». Otros atribuyen la misma frase a Henry
Kissinger, en relación a Saddam Hussein. Cierta o falsa, la anécdota se aplica
perfectamente a la corte kirchnerista y a los torturadores en democracia. El
torturador de la democracia, el que picanea, apalea o bolsea hoy, es «su» hijo de
puta, y no lo tratan igual que al que ya no precisan y sólo representa un lastre,
como Etchecolatz, el Turco Julián o Von Wernich. Y lo más grave es el error, o el
deliberado sofisma, de los que señalan en esta política un «doble discurso», una
«contradicción» o una «política buena en un sentido pero insuficiente en otro». Nada
de eso, sino dos patas de una misma y eficiente política represiva.

Es altamente simbólico saber quién es el policía beneficiado con esta decisión
judicial que establece una línea para todas las causas de tortura tramitando
actualmente o por tramitar. René Jesús Derecho, un nombre que no es fácil de
olvidar, sobre todo si es un policía el que se llama Derecho, fue Jefe de la
Comisaría 2ª de la PFA desde el 15 de noviembre de 1998 hasta el 8 de noviembre de
2001. Es la comisaría con jurisdicción en Plaza de Mayo, así que el hombre dirigió
todas las represiones a cuanta manifestación, concentración o acto público hubo en
las inmediaciones de la Casa Rosada en ese tiempo.

El 20 de diciembre del 2001, aunque era el jefe de la Circunscripción VII, bien
lejos de Plaza de Mayo, fue convocado por De la Rua, Mestre y Mathov para «despejar
la Plaza”, por su condición de «especialista en esas acciones”, como surge
textualmente de la causa judicial. Es entonces uno de los responsables de la muerte
de 5 argentinos, entre ellos nuestro compañero Carlos «Petete” Almirón, asesinados
durante la rebelión popular por los policías bajo su mando. Días después, Derecho
fue también el responsable de la represión a los vecinos del barrio de Floresta que
se manifestaron contra la policía por el triple fusilamiento del 29 de diciembre.

También fue René Jesús Derecho el encargado del operativo que retuvo a varios miles
de manifestantes por más de 8 horas en el Puente Pueyrredón el 26 de noviembre de
2002, en el marco de la marcha contra la represión y la impunidad convocada por
CORREPI y casi medio centenar de organizaciones populares. El comisario hoy
sobreseído terminó su carrera judicial reemplazando a otro conocido «poronga» de la
federal, Jorge «El Fino» Palacios en la Superintendencia de Investigaciones (la
célebre «Madariaga») cuando al jefe anterior se lo llevó puesto el escándalo de sus
vínculos con bandas de piratas del asfalto y secuestradores extorsivos.

El buen nombre y honor de René Jesús Derecho fue dejado a salvo por la corte, en
este fallo que confirma que en Argentina, SI HAY TORTURA, QUE NO SE NOTE.

CORREPI

correpi@fibertel. com.ar

www.correpi. lahaine.org



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