Charla debate «Las elecciones: ¿mas(s) media mentira?»
Comunicado de prensa:
El Viejo Topo y BASE te invitan…
Antes del Ballotage, veni a debatir si…
«Las elecciones: ¿mas(s) media mentira?»
Jueves 21/6 a las 21hs «“ Auditorio. Facultad de Cs. Sociales, sede Parque Centenario, Ramos Mejía 841
Panelistas invitados:
Leonardo Varela (Docente de Cs. Comunicación)
Rodolfo Gómez (Docente de Cs. Comunicación y Cs. Política)
José Castillo (Docente de Cs. Comunicación, Cs. Política y miembro de Economistas de Izquierda)
En las últimas décadas, la disputa política entre fuerzas sociales, los proyectos en pugna, y el rol de los medios sufrieron cambios profundos. La mediatización de la política sustituyó crecientemente la politización de los espacios de socialización tradicionales.
Tras una feroz dictadura de clase, la arena política se traslado de la plaza (pública) a los medios (privados). Los mismos que 30 años atrás apoyaron el golpe militar, hoy reducen la participación popular al voto individual, secreto y obligatorio.
Mientras en los 80′ los estudiosos de la comunicación revalorizaban al público/receptor, los teóricos de la política descubrían al ciudadano/elector.
Identidades colectivas como «pueblo», «camaradas» y «compañeros», fueron desplazadas por nuevas subjetividades despolitizantes, heterogéneas y policlasistas como «gente», «ciudadano» y «usuario».
En los 90′, el encantamiento de los teóricos y los medios por el receptor todo poderoso, con el sagrado derecho al zapping, acompañó el proceso de privatizaciones y concentración mediática. Ese movimiento económico tuvo su correlato en lo ideológico. La política se hizo profesional, burocrática y de elite. De casa al trabajo, y del trabajo a ver la tele, pues que otro lugar legitimo queda para la «política»?
Mientras tanto, los medios dicen reflejar la realidad. Tanto para los mayorías como para los teóricos reconvertidos ya no son aparatos ideológicos de estado, ni potenciales herramientas para la difusión de la lucha política. Ahora son Nuevas Tecnologías de la Sociedad de la Información. Bajo el ropaje del libre acceso a la industria cultural, se pretende suprimir el conflicto social. Así, la lucha de clases parece haberse suspendido dentro de la caja boba y de las urnas. La TV impone cada día más su lógica y sus géneros a los políticos de la clase dominante que atentos a las reglas, apelan a la fotogenia, la publicidad y el espectáculo.
«Por una Argentina en serio», «contrato moral», «estaría bueno…» que los sloganes no reemplazaran las consignas. La virtud de la «nueva política” es autoproclamarse apolítica. Candidatos sin partido (Chacho, Lilita, Zamora, De Narvaez, Macri, Filmus, etc) privilegiaron el espacio mediático como espacio publico, ante la crisis de las estructuras partidarias tradicionales. La militancia de base abandono fabricas, barrios y universidades para maquillarse y memorizar discursos elaborados por asesores, muchos de ellos graduados de Cs. Sociales. Eso si se fueron de la plaza, pero dejaron sus punteros y caudillos.
Pero no todo estaba dicho. 2001, la protesta ya no se podía esconder más. «Nos mean y los medios dicen que llueve», escrache a medios y a los personeros de los partidos del orden, asambleas barriales, fabricas recuperadas, piquetes y cacerola hasta que Clarín tituló «la crisis causó dos muertes», pese a que el periodista de ese diario, Pepe Mateos, tenía en sus manos las fotos del fusilamiento de Darío Santillán por la bonaerense.
Y ahora? De 18 candidatos, solo 3 existieron para los massmedia y dos van al ballotage. Plataformas políticas? Para qué?
Meses antes de las elecciones la prensa se dedicó a privilegiar la inseguridad dentro de la agenda pública. Entonces un político que se dice apolítico tuvo una propuesta: urbanizar villas y una policía para la ciudad.
Aumento salarial, fin de la precarización laboral, aumento del gasto publico, bajar la inflación, estatizar los servicios públicos bajo control de usuarios y trabajadores, vivienda y educación para todos, aparición con vida de Lopez, … parece que tantos problemas no caben en una urna ni en un televisor.