Compañero Alexis Latendorf, ¡hasta la victoria siempre!

Alexis Latendorf ya no está en este mundo para indignarse. Esa fue la
primer cualidad que supe admirar en él, enojarse a rabiar con lo que está
mal, y sacar de allí las fuerzas para hacer algo. Cuando dicen eso de
«falta una generación» también falta abordar la densidad de ese problema.
Para los jóvenes anredianos siempre fue ejemplar ver al octogenario
participar y discutir como uno más, ser generoso, subversivo, solidario,
comprensivo y qué se yo cuantas virtudes más. Y entonces frente a esa
caterva reaccionaria que decía «ya se te va a pasar eso de la rebeldía, es
cosa de adolescente», frente a ese pensamiento adocenado por la barbarie
dictatorial, surgía la efigie del viejo cabrón, puteando a diestra y
siniestra. Ahí aparece la importancia y la fuerza del ejemplo
generacional, que nosotros tuvimos la suerte de tener, y que tantos no.
Tal vez un lujo que nos pudimos dar en esta sociedad cargada de heridas,
ese lujo que nos impone una responsabilidad, qué lo parió.

«Todo lo que sucede en el mundo es de importancia para la izquierda», dijo
una vez en una reunión, y así entraba de lleno en una discusión
interminable. «No hay temas de izquierda y temas que no lo son, todo nos
debe preocupar», fue la última intervención cargada de amistad que me supo
regalar.

Cuba era el núcleo de su corazón, junto con sus hijas. Ahí estaba lo más
profundo de su sentir. Y eso quedó en claro hasta el último día en que nos
vimos. Y también creo que ANRed fue algo importante para él, aunque de
modo sistemático nuestras cagadas le dieran dolores de cabeza, pero ese es
el costo de quien decide luchar hasta el último día. La revolución no
permitía el retiro voluntario para él. Por eso «luchó hasta el final»,
asumiendo responsabilidades.

Qué hacer frente a lo que consideraba «las traiciones al socialismo», de los
partidos socialistas y sus divisiones, qué hacer cuando los compañeros
eligen la defección en lugar de la revolución, acaso retirarse, acaso
sentarse a dudar. Quienes estamos en esto de la militancia con menos edad,
menos experiencia, también vamos sufriendo algunas decepciones, por
rupturas, abandonos, y por qué no decirlo, por equivocaciones, y frente a
ellas nos preguntamos ¿de dónde sacó la fuerza Alexis para sobreponerse a las
adversidades? Y allí recordás que no sólo tuvo que afrontar las traiciones
al socialismo, que también estuvo el exilio y la prisión, la persecución
desde la década del 50 durante el gobierno de Perón. Y nunca se cansó.

Y entonces hay que empezar de nuevo, apostar a nuevos proyectos, que la
llama no se apague. En estos tiempos de ideología licuada, donde hay todo
un diccionario de palabras de izquierda prohibidas, era un bálsamo alentador
escuchar al compañero hablar de socialismo y revolución.