12/02/2018

«Somos condicionadas a creer que la crueldad y el amor tienen conexión»

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Siguen incomodando y conmoviendo en Hollywood las revelaciones de la actriz Uma Thurman, que en una entrevista al The New York Times denunció que durante la filmación de «Kill Bill» el director Quentin Tarantino la obligó a realizar una escena de riesgo, sin doble, manejando un auto a toda velocidad, en la que casi muere. Luego el director le ocultó durante 15 años el video que es prueba del hecho, que ahora es público y se viralizó en las redes. También sumó su testimonio a las múltiples denuncias de actrices contra el productor Harvey Weinstein por acoso sexual, abusos y violaciones. Esto se da en el marco del fortalecimiento cada vez mayor del movimiento «Me Too» («Yo También»), que nuclea a actrices que ya no quieren callar más. Por ANRed.


El sábado 3 de febrero el New York Times publicó una entrevista a Uma Thruman realizada por Maureen Dowd titulada «La razón por la cual Uma Thurman está enojada», en la cual la actriz reveló por primera vez que durante la filmación de «Kill Bill» el director Quentin Tarantino la obligó a filmar sin doble de riesgo una escena peligrosa en la que debía conducir un auto a toda velocidad, y que culminó con un choque contra un árbol en el cual casi pierde su vida.

Tarantino ocultó durante 15 años a Uma el video que es la prueba de su denuncia, que ahora es público y se viralizó en las redes sociales.

‘Te prometo que el auto está bien. Es un camino recto’, relató Thurman que le aseguró Tarantino, y que la persuadió para que maneje a 40 millas por hora porque sino «tu cabello no saldrá bien y lo haré volver a hacer». La actriz contó que en realidad el camino era de arena y no era un camino recto, y que le tomó 15 años poder tener en su poder las imágenes del hecho.

«El volante estaba en mi vientre y mis piernas estaban atascadas debajo de mí» – relató Uma – «sentí este dolor abrasador y pensé: ‘Dios mío, nunca voy a volver a caminar’ «. También contó que cuando volvió del hospital tuvo una gran pelea con Tarantino: «Quentin y yo tuvimos una pelea enorme, y lo acusé de tratar de matarme«.

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Miramax (la productora) le ofreció mostrarle el metraje (la prueba fílmica) si ella firmaba un documento donde liberaba a la productora y al director «librándolos de las consecuencias de mi dolor y sufrimiento futuros». A lo que ella se negó. «Cuando me atacaron después del accidente» – relató – «pasé de ser una colaboradora creativa e intérprete a ser como una herramienta rota».

«Personalmente, me ha llevado 47 años dejar de estar enamorada de personas que son malas conmigo. Me tomó mucho tiempo porque creo que como niñas somos condicionadas a creer que la crueldad y el amor de alguna manera tienen una conexión, y que es como el tipo de era de la que necesitamos evolucionar», finalizó.

«Me siento mal por todas las mujeres que fueron atacadas después de que yo estuve»

Thurman conoció a Harvey Weinstein, cuando fue productor ejecutivo en la película «Pulp Fiction» de Quentin Tarantino, en 1994. «La sensación complicada que tengo sobre Harvey es lo mal que me siento por todas las mujeres que fueron atacadas después de que yo estuve«, relató con respecto a su experiencia con el productor que ha recibido múltiples denuncias de acoso sexual, abusos y violaciones.

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«Hizo todo tipo de cosas desagradables» – remarcó – «se comportó como un animal escabulléndose, como un lagarto» cuando una vez forzó una situación para terminar con ella en un sauna, donde se encontraba su vestuario de cuero, en una clara insinuación sexual. «Si haces lo que me hiciste a otras personas perderás tu carrera, tu reputación y tu familia, te lo prometo», lo amenazó aquella vez.

Weinstein reconoció su versión de los hechos, pero se justificó diciendo que tenían «una relación de trabajo coqueta y divertida».

¿»Puritanismo», «seducción insistente», «libertad sexual» o violencia de género?

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Pero en Hollywood también hay resistencias a todo éste nuevo paradigma que intenta cambiar la violencia machista naturalizada en el mundillo del cine y la TV. Tras la campaña «Time»™s Up» – apoyada por más de 300 actrices y que logró que muchas actrices y actores concurran vestidos de negro a la ceremonia de los Globos de Oro en protesta contra las agresiones sexuales – un colectivo de artistas e intelectuales de Francia firmó un manifiesto en el diario Le Monde opuesto al movimiento «Me Too».

«La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista», relativizaron las autoras de este manifiesto. Encubriendo a abusadores señalados por sus violentas prácticas machistas denuncian que hay «hombres sancionados en el ejercicio de su oficio, obligados a dimitir por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso, hablado de cosas íntimas en una cena profesional o enviado mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca”. Por todo ésto consideran que el movimiento #MeToo es un regreso a la «moral victoriana» que estaría al servicio «de los intereses de los enemigos de la libertad sexual, como los extremistas religiosos».

«Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo – sostienen – que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro del odio a los hombres y a la sexualidad. El filósofo Ruwen Ogien defendió la libertad de ofender como algo indispensable para la creación artística. De la misma manera, nosotras defendemos una libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual”, suscriben las cien firmantes del manifiesto.

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En éste colectivo se encuentran personalidades reconocidas de la cultura francesa, como Catherine Deneuve, la filósofa Peggy Sastre, la periodista Élisabeth Lévy o la escritora Abnousse Shalmani.

Por su parte, el director de cine austríaco, Michael Haneke, autor de películas como La pianista (2001) o Funny Games (1997), y doble ganador de la Palma de Oro en Cannes, en una entrevista al diario austríaco Kurier esta semana aseguró que lo que inició el movimiento «Me Too» es una «caza de brujas» que genera un nuevo «puritanismo» que daña la creación. Confundiendo el sentido de las denuncias de mujeres que fueron abusadas en algún momento en la industria hollywoodense señaló: «Me preocupa este nuevo puritanismo, impregnado de odio hacia los hombres, que nos llega en la estela del movimiento #MeToo. Cada oleada de críticas generadas con éstas revelaciones, desde foros de internet hasta medios serios, envenenan el clima de nuestra sociedad».

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Lo cierto es que, a pesar de éstas resistencias a cambiar los hechos y situaciones cotidianas de violencia naturalizados en el mundo del espectáculo, esto parece haber llegado para quedarse. Queda por verse aún si ésta lucha logra o no empezar a influir también en los contenidos de las mayorías de las películas y series, donde abundan los estereotipos heteropatriarcales, el sexismo, las escenas violentas de femicidios y violaciones como líneas argumentales preferidas por directores, como si fuera que sin esa naturalización de las violencias hacia las mujeres no podrían existir ficciones posibles.



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