07/01/2018

Hang the dj: el deber de la rebelión

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El pasado 29 de diciembre la mega empresa de contenidos Netflix lanzó la cuarta temporada de la serie Black Mirror, manteniendo el perfil oscuro y distópico de las temporadas anteriores con diversas críticas vinculadas al devenir social. Si bien cada capítulo es una historia asilada del resto, en esta temporada aparecen muchas referencias y relaciones con episodios anteriores. Como ocurriera en la temporada anterior con su cuarto episodio: el premiado «San Junipero”, el cuarto episodio de esta temporada titulado «Hang the dj” también rompe el molde de la serie con un episodio utópico y la presencia de elementos para el análisis y el debate. Por Ramiro Giganti para ANRed

Sobre medios, redes y sistemas

Como en muchos otros episodios de la serie, las redes sociales ocupan un lugar destacado. No es la primera vez que un episodio presenta a personajes cuyas vidas están determinadas por alguna red social, moldeadas por ella. Como también ocurriera en otros aparece la duda sobre el contacto con la realidad o la «virtualidad de la vida”. La obediencia a mandatos incuestionables, a la creencia en un sistema que se asemeja a lo religioso.

En este episodio el foco está en las aplicaciones para conocer personas, del estilo de Tinder, Happn, u otras similares, donde se busca conocer a alguien con quien poder tener una relación. Al igual que en estas aplicaciones se habla de compatibilidades o «matches”. La particularidad es que en el episodio hay un sistema más avanzado presentado como infalible en donde a cada persona se le determina una supuesta pareja compatible supuestamente por sus características. El rol «religioso” de la tecnología se hace presente, ya no es un dios o clanes familiares quienes determinan por algún mandato quien será la pareja de quien sino un sistema basado en las supuestas preferencias de la persona.

Como ocurriera en la temporada anterior con «San Junipero”, este episodio se centra en una historia sentimental con elementos de amor romántico, pero también con elementos contemporáneos: realciones fugaces, inestables o diversas. El lugar de la música, no solo por su banda sonora, también ocupa un lugar particular. Por un lado, la banda sonora creada para el episodio fue realizada por Alex Somers junto a los islandeses Sigur Ros, manteniendo una afinidad con el género»indie”. Pero la principal referencia musical aparece en la canción que da el título al episodio.

Netflix y el postpunk, otro guiño a los 80

Como ocurriera en «San Junipero”, el postpunk, y la música pop de los años 80 se hace presente. Tambien para quienes siguen otras series, hablar de este subgénero musical y de los 80 remite a «Stranger Things” donde las dos temporadas están casi en su totalidad musicalizadas por este tipo de música (Desde The Clash, o Joy División, hasta The Psychedelic Furs , The Bangles o Modern English). En este caso la referencia es a la canción «Panic” de The Smiths, en cuyo estribillo la frase «Hang the dj” da el nombre a este episodio. Existe una historia muy particular sobre esta canción y lo que motivó la letra, vinculada al rol de los medios hegemónicos: según información que algunos periodistas o biógrafos de la banda dan por chequeada, aunque hubo quienes la pusieron en duda, la frase «Hang the dj” (cuelguen al dj) está inspirada por un episodio mientras los integrantes de la banda escuchaban un programa informativo de radio que informó de manera muy superficial el desastre nuclear de Chernobil e inmediatamente después el DJ Steve Wright puso la canción de Wham, «Im yout man”, que es una canción con una estética superficial y «fiestera”. Indignados por la poca importancia que se le dio a esa tremenda noticia, Morrisey y Johnny Marr incluyeron la frase «hang the dj” en la canción.

El postpunk en los 80 atravesó esa situación de tragedia donde la rebeldía fue resignificada y comercializada por el sistema. Desde el vínculo entre la diseñadora de modas Vivienne Westwood y su vínculo con el manager de los Sex Pistols Malcolm McLaren, quienes convirtieron en «moda” la estética Fetichista y esa contradicción de llevar al mercado y masificar esa tendencia a revolucionarlo todo y a su vez banalizar su potencia al transformarla en «moda”.
Netflix tranquilamente puede ser ese «dj progresista” que pasa al aire «panic” o emite un episodio titulado «Hang the dj”. Es ese medio comercial y global que transmite una ficción con contenidos críticos sobre medios comerciales y globales. Cuan criticas terminan siendo es un debate cuyas interpretaciones quedarán a criterio de cada lector/a.

El dj que banaliza una tragedia o moldea superficialmente a la sociedad puede tener muchas formas. Puede ser una aplicación o un sistema, como se lo caracteriza en la serie, puede ser quien musicaliza una radio como también quien publica en la tapa de, por ejemplo, «el gran diario argentino” que dice «la crisis causó dos nuevas muertes” o «el transporte público argentino es el más barato” mientras se anuncia un fuerte aumento del mismo que afectará el bolsillo de miles de trabajadores que lo utilizan.

Alerta «spoiler” para quienes no han visto el episodio.

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No es la primera vez que en la serie aparecen cuestionamientos a un futuro aparentemente preestablecido, o con fuertes vínculos con la realidad actual, algo que atraviesa prácticamente a la totalidad de la serie. Vale recordar el episodio «Quince millones de méritos” (el segundo de la primer temporada) donde en un escenario tremendamente distópico, aparece la referencia a programas de espectáculos vinculados a concursos, donde se enmascaran las peores miserias humanas. Ese episodio realiza una dura exposición de los medios de comunicación prácticamente tomados por la única idea de «espectáculo”, algo también presente en otros (como por ejemplo en el episodio titulado «el momento Waldo”, donde un personaje virtual de humor simple termina siendo candidato y realizando una buena elección).
Sin la tremenda oscuridad de aquel episodio, presente en la mayor parte de la serie, este episodio no deja de lado la invitación a revelarse y de reflejar una salida sin la oscuridad de un futuro terrible e inevitable. El cliché romántico puede ser objeto de crítica, como también el recurso de repetir la fórmula de «San Junipero” una muestra de debilidad creativa, pero lo cierto es que el matiz superficial y de un posible optimismo transmite esa reconfortante y a veces indispensable sensación para seguir adelante en la oscuridad de la serie, y la de la realidad después de apagar la pantalla.
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Queda pendiente un análisis sobre la poca información de los entornos sociales. ¿Todas las personas en ese futuro tienen acceso a esa vida, o solo le es reservada a un selecto grupo «privilegiado”?¿Es el universo de quienes visitan esos sistemas un espacio de un sector tal vez minoritario y fuertemente superficial como ocurre en las aplicaciones estilo Tinder, a las que abiertamente desde el episodio se hace referencia?
Lo interesante además del recorrido por una ficción como pequeño viaje fuera de la oscuridad de las noticias reales (que sin dudas superan a la oscuridad de Black Mirror), es este mensaje de cuestionamiento permanente. Cuestionar todo, incluso a Netflix. Revelarse contra un sistema que es presentado como infalible tiene premio.



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