Declaración del MIC en el Día del Trabajador

Cualquier trabajador, cualquier desocupado, cualquier hombre o mujer de nuestro pueblo sabe que su vida cotidiana está muy lejos del «clima de optimismo» enarbolado por el Gobierno de Kirchner, las patronales y medios de comunicación, en el que florece la economía y mejoran todos los indicadores económicos y sociales.

Del total de la clase trabajadora, más del 40% trabaja «en negro» (sin obra social, descuento jubilatorio, derecho a vacaciones, ni horarios fijos), cerca del 15% está desocupada (incluyendo a quienes cobran los cada vez más miserables planes sociales de 150 pesos), y de quienes trabajan en blanco (aun cobrando parte de su salario sin aportes) un porcentaje mínimo llega al valor de la canasta familiar histórica (estimada hoy en 2.500 pesos, y que el Estado ha dejado de calcular hace tiempo).

Las luchas salariales y por condiciones de trabajo, que comenzaron con mayor fuerza a partir de 2004 encabezadas por los compañeros telefónicos, estatales, del subte y ferroviarios, han permitido mejorar, aunque sólo en parte, la situación de los compañeros que trabajan en blanco, y han comenzado a denunciar las «exitosas» políticas patronales de flexibilización laboral, que les permite tener a un sector importante de compañeros con menos salarios y derechos (usando las tercerizaciones, contratados, empresas fantasmas, pasantes, compañeros con planes sociales cumpliendo tareas permanentes en el Estado, etcétera).

El crecimiento económico de los últimos años, originado en buena medida en el ataque contra nuestros salarios en la devaluación de 2002, no genera un descenso de la desigualdad, sino todo lo contrario. Se incrementa la gigantesca diferencia entre los que más tienen y los que menos tenemos. Baja parcialmente la desocupación, pero aumenta el trabajo precario, en negro (sin límites en su jornada laboral, sin aportes sociales, con altos índices de accidentes de trabajo, que llevan a la muerte a muchos trabajadores). Hoy muchos trabajadores, incluso «en blanco», tienen sueldos por debajo de la «línea de pobreza» calculada por el Estado en algo más de 900 pesos. Hoy la inflación (más allá de los índices «truchos» calculados por la intervención en el INDEC) carcome todos los días nuestros ingresos.

Desde el Movimiento Intersindical Clasista nos planteamos como un objetivo actuar en función de la unidad de la clase trabajadora en nuestro país, servir como un instrumento para coordinar y avanzar en las distintas luchas sectoriales que vienen llevando adelante los distintos componentes de nuestra clase (desocupados, estatales, precarizados, trabajadores de empresas privatizadas, de la industria y el comercio, etcétera), un instrumento para ponernos al servicio del desarrollo de una nueva dirección democrática y combativa.

En ese marco, nos sentimos parte de las luchas de los compañeros docentes de Santa Cruz, Neuquén, Salta, Tierra del Fuego y otras provincias, en reclamo de un salario básico que acerque a los trabajadores a la canasta familiar histórica (estimada hoy en 2.500 pesos). Estas luchas, que han obtenido triunfos salariales, han generado una fuerte represión de gobiernos como el de Sobisch en Neuquén, con el saldo terrible del asesinato de un compañero, o como el de Romero en Salta, que reprimió en varias ocasiones a los compañeros autoconvocados en lucha. También denunciamos la militarización, el envío de la Gendarmería y la política intimidatoria contra los trabajadores docentes de Santa Cruz, que es responsabilidad directa del Gobierno nacional, que dirige la provincia a su antojo.

El triunfo de las luchas docentes, que debería ser acompañado con un plan de lucha nacional de CTERA, CTA y CGT, implica un formidable impulso a todas las luchas por el salario. Necesitamos avanzar en la coordinación efectiva de las luchas, para garantizar mayores posibilidades de unidad y de avance de las reivindicaciones obreras y populares.

Rendimos homenaje a todos los compañeros caídos en las luchas de nuestra clase y nuestro pueblo. Recordamos, en especial, al compañero Carlos Fuentealba, el docente asesinado mientras luchaba por sus derechos. Reclamamos juicio y castigo a los responsables políticos y materiales de este crimen. También seguimos reclamando la aparición con vida del compañero Jorge Julio López, de cuya desaparición ya han pasado más de siete meses sin noticias ciertas.

Debemos seguir impulsando la unidad en las luchas contra todos los intentos represivos, por el desprocesamiento de todos los luchadores populares y la libertad de los presos políticos; por la recuperación de nuestros salarios y condiciones de trabajo; contra la precarización y la flexibilización laboral, contra el trabajo en «negro» y el fraude laboral, que afectan a más de la mitad de los trabajadores en nuestro país; contra el pago de la deuda externa y contra todos los compromisos que nos atan a los poderes económicos internacionales; contra el imperialismo, que continúan ocupando y atacando a los pueblos en distintos lugares del mundo, contra la resistencia del pueblo iraquí en lucha contra la alianza imperialista, y Haití, en particular por el retiro de las tropas de la ONU de este último país, en especial los soldados argentinos y brasileños; por la unidad de todas las luchas obreras y populares (por salud, educación, vivienda para todos). Impulsamos la recuperación de los organismos sindicales para la democracia y la lucha.

Seguimos impulsando las luchas por un salario mínimo igual a la canasta familiar histórica de 2.500 pesos, contra los «techos» que pactan las patronales, el Gobierno y distintas direcciones sindicales burocráticas en los conflictos salariales; por un seguro de empleo para todos los desocupados y la triplicación del monto de los planes sociales; por la reducción de la jornada laboral, sin reducción salarial; por el trabajo digno y estable para todos, tal como vienen peleando distintas organizaciones de desocupados; por la recuperación del 82% móvil para las jubilaciones y la anulación del sistema privatizado de las AFJP, por un sistema estatal único y de reparto.