30/10/2017

Porristas no, violentos si

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El terreno futbolístico no es ajeno a las relaciones de género. A ese espacio celosamente cuidado por varones machistas, también comienzan a permearse cambios a corde a las discusiones que las feministas planteamos. El Club Atlético Boca Juniors decidió que las «boquitas”, grupo de porristas que entretenían al público masculino xeneixe en la previa de cada partido, dejaran de existir. El club afirma que dicha decisión va en apoyo al movimiento de mujeres #NiUnaMenos, y si bien la medida es positiva este mismo club no dudó en amparar a sus jugadores denunciados por violentos, y justificarlos diciendo que eran temas privados. ¿Qué pasa cuando los temas de agenda feminista se convierten en una postura políticamente correcta?. Por ANRed


La dirigencia de Boca Juniors decidió que las «Boquitas”, grupo de chicas que animaban las previas y entretiempo de los partidos de Boca desde el 2002 (Mauricio Macri era presidente del club), dejaran de participar de los eventos futbolísticos. La medida busca brindar apoyo al movimiento #NiUnaMenos, y evitar la «cosificación” de la mujer. Si bien la decisión del club es un buen síntoma de cambio, solo dejarán de participar de los eventos futbolísticos ya que habrá «Boquitas” en los partidos de basquet y futsal.

El caso de Boca no fue el único, Independiente también tenía a sus «Diablitas” para antretener el ojo del enardecido público macho, que antes de concentrarse en su equipo podia deleitarse con esculturales y bellas porristas.

Esta medida que busca evitar exponer a las mujeres como cosas, con el fin de «entretener” a los varones es un buen síntoma, aunque Boca Juniors no dudó cuando tuvo que defender a Ricardo Centurión, un jugador de alto rendimiento en el club que fue denunciado por violento. En ese entonces los reiterados «escandalos” de la vida privada del jugador pusieron en jaque su permanencia en el club. Es decir, tuvieron mas peso los escándalos personales que las propias denuncias hecha por la víctima.

Los contratos millonarios y la banalización de la violencia, hicieron que el club no tuviese la misma intención de reflexionar sobre temas de género, solo pensó en desmarcarse de los problemas. El propio capitán del equipo, Fernando Gago dijo en aquella oportunidad «A Ricky no se le puede reprochar nada, porque tanto en las prácticas como en los partidos es muy profesional y rinde. Hay que ayudarlo a mejorar».

Centurión no fue el único caso en el club de la rivera denunciado por violento. A comienzos de año, el arquero Agustín Rossi también fue denunciado por su pareja por violento. Y en ese entonces la defensa corporativa de los varones ligados al ambiente futbolístico banalizan el problema como «asuntos privados”. Reduciendo el conflicto a la esfera íntima, cuando las feministas lo hemos dicho cientos de veces que «lo personal es político».

En el contexto futbolístico las relaciones violentas que los jugadores o dirigentes mantengan con mujeres, siempre son leidas en terminos de «escándalos» que nada tienen que ver con el rendimiento dentro de la cancha. Sin embargo gracias al avance del movimiento feminista muchas mujeres logran denunciar los abusos que sufren por parte de jugadores como el caso de Alexis Zárate, condenado por abuso sexual.

Mientras hablar de género implique una postura políticamente correcta, las medidas que se tomen solo serán pura demagogia. Mas bien son decisiones que aparentan acompañar las reflexiones sobre las relaciones de género como un síntoma de la época, sin embargo no sucede así. Por lo tanto quitar a las porristas del espectáculo futbolístico es un pequeño «ajuste” para no cambiar nada.



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