26/10/2017

Lo mataron por ser paraguayo: el crimen de Diego Villarreal

22687878_10212907722761982_1452751978385138805_n.jpgEl miércoles 18 de octubre un policía de civil asesinó a culatazos a Diego Villarreal, un trabajador paraguayo, por haberse negado a pagar una pizza. A una semana del crimen la investigación está paralizada y no hay detenidos ni avances en la causa. Familiares, amigos y miembros de la comunidad paraguaya se movilizaron a la estación de Constitución para exigir justicia. Asimismo, convocan para mañana a una nueva concentración a las 19hs. Por Santiago Menconi para ANRed.


Es miércoles 18 de octubre apenas pasadas las 21 horas, tres hombres atraviesan la calle Lima y se meten en el local Roca&Pizza, situado en la estación Constitución. Piden una grande de muzzarella y se sientan a esperar. Esperan un rato, pero el pedido no llega, miran la hora, piensan en el regreso a sus hogares y deciden marcharse. Tras ellos sale también el dueño del lugar al grito de: «paguenmé la pizza».

Un masculino de civil les corta el paso frente a los molinetes. El dueño del local les sigue gritando. El Civil les reclama que paguen. Diego Villarreal, junto a dos familiares, le explican que no consumieron nada. El civil levanta el tono, les dice «paraguayos de mierda». Algunos pasajeros voltean la cabeza. Algunos otros comienzan a filmar. Diego se ofrece a pagar por una pizza que no consumió. La discusión se va de tono. Llegan cinco policías.

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El hombre de civil desenfunda su pistola y con la culata le parte la frente a Diego. Mientras convulsiona en el suelo, el civil lo esposa y los policías comienzan a patearlo. Los parientes les piden que paren y también son esposados. Llega una ambulancia y un enfermero comienza a practicarle RCP a Diego, pero no responde, lo suben a una ambulancia y lo trasladan al hospital Argerich. Todo es en vano: Diego está muerto.

Sobre el suelo de la estación queda un charco de sangre que horas más tarde será limpiado por algún empleado de maestranza.

A una semana del crimen de Diego me acerco a la estación Constitución, sus familiares y amigos convocaron a un acto. Somos pocos, unas cuarenta personas. Algunos tienen banderas de Paraguay y fotos con la cara del asesino. Pregunto por la convocatoria y me responden que la familia no pudo venir porque recién hoy le estarían entregando el cuerpo. En su casa de Solano todo es tristeza: una madre llora el crimen de su hijo de 32 años. La comunidad paraguaya está de luto, mientras la sociedad argentina mira para otro lado.

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Los medios hegemónicos informaron poco y mal: nadie le dio voz a los agredidos, deliberadamente encubrieron un nuevo caso de gatillo fácil. Aunque no hubo disparos, Diego murió desangrado. Ahora, sus familiares y amigos forman una ronda sobre los molinetes, giro la cabeza y veo que la pizzería de los hechos se encuentra cerrada, su frente vidriado está tapiado con bolsas de consorcio. A unos metros, un grupo de policías nos observa y se ríe. Un joven mastica bronca; es uno de los amigos de Diego, le pregunto por la causa y me responde:

No hay nada, a Diego lo mató un policía de la Federal y los que están investigando son los de Gendarmería: imaginate la confianza que podemos tenerles después de lo de Maldonado…

El joven hace una pausa, traga saliva, y no hace falta que vuelva a preguntarle, me sigue contando:

Imaginate, nuestro abogado pidió las filmaciones y los de la división Roca no se las quisieron entregar: están encubriendo al asesino. De él tampoco quisieron decirnos nada, aunque por boca de gente pudimos enterarnos que es poli y que estaba de civil, que se llama Lucas y que le dieron vacaciones. Por suerte varios pudieron filmarlo y tenemos bien registrada su cara.

¿Y los que estaban con Diego, no pueden testificar?

Ellos si vieron todo, son el hermano y el cuñado, pero los procesaron por resistencia a la autoridad, los tuvieron detenidos dos días. Ellos intercedieron cuando empezaron a pegarle, pero no hubo caso: a Diego lo mataron por ser paraguayo.

Nuestra conversación se ve interrumpida por una arenga que sale desde el altavoz de uno de los manifestantes. En segundos, todos los asistentes comienzan a gritar: «justicia, justicia, justicia». Los policías, sin disimulo, se siguen riendo: se saben impunes. Mientras los miro, y canto, me quedo pensando en la última frase de nuestra conversación: a Diego lo mataron por ser paraguayo. Y a sus amigos pueden deportarlos también, dado que la justicia acaba de avalar el decreto de Macri para echar extranjeros.

Una nueva canción rompe en coro, todos cantan: «Yo sabía, yo sabía que a Diego lo mató la policía, yo sabía…». Me quedó mirando el local tapiado, el hall de la estación está repleto, por la entrada de la calle Lima cientos de personas vienen y van en una marcha interminable. Los familiares y amigos de Diego atraviesan todos juntos el portón. Hoy se van, pero prometen volver para que se haga justicia, para que paguen los responsables, para no tener que lamentar otro crimen, para que nunca más maten a alguien por ser paraguayo.

Los familiares y amigos de Diego Villarreal convocan a una nueva concentración en el hall de Constitución, este viernes 27 de octubre a las 19:00hs.

Contactos:
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Facebook: Todos por Diego Villarreal



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