13/10/2017

Austria ¿una coalición de gobierno con la ultra derecha?

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El 15 de Octubre próximo se desarrollarán de manera anticipada las elecciones nacionales legislativas en la República de Austria. Este llamado anticipado se produce luego de la dimisión del vicecanciller Reinhold Mitterlehner (ÖVP) acorralado por disputas internas en su propio partido. Por Juan Gerez para ANRed


En medio de la crisis política desatada como consecuencia de la dimisión de R. Mitterlehner, el joven ministro de Relaciones Exteriores, Sebastian Kurz de apenas 30 años de edad, se convirtió en el actual líder del Partido Popular (ÖVP) pateando el tablero de la política de alianza que hasta el momento existía en el país alpino. Su primera acción, luego de concentrar más poder en su figura que sus antecesores, fue la ruptura de «La Gran Coalición” que conformaban desde el 2007 en alianza con el partido SPÖ (socialdemocracia) que mantenía en el gobierno al actual canciller Christin Kern (SPÖ). Así, para salir de la crisis política fortalecido, Kurz propuso un llamado a elecciones anticipadas, acuerdo finalmente alcanzado con los seis partidos en el parlamento y gracias al cual pudo reposicionar a su partido como el principal favorito para las próximas elecciones.

En este escenario político, Kurz ha manifestado posicionamientos sumamente hostiles contra la acogida de refugiados como por ejemplo restringir la cantidad de solicitantes a asilo confrontando la normativa que rige sobre dicha materia al interior de la UE o militarizar la frontera. Es así, que estos posicionamientos lo han ubicado en una linea compartida con el partido de ultra derecha (FPÖ). Cabe mencionar que el año pasado el FPÖ perdió por un margen de aproximadamente 7% el ballotage presidencial ante el ecologista Alexander Van der Bellen del partido de los verdes (die Grünen). En resumen, el FPÖ cuenta con una capacidad política y una experiencia a nivel regional y nacional que no se puede subestimar. Ya hace tiempo se ha convertido en un actor político de peso y lleva en su historial la conformación de un gobierno nacional (2000-2007) en coalición con el Partido del Pueblo (ÖVP). Dicho período fue marcado por casos de corrupción tanto con la banca privada (ver caso Hypo Alpe Adria) como en la compra a sobreprecio de insumos para el Estado (aviones militares).

Un sistema que pierde legitimidad.

Esta contienda electoral se inscribe en un contexto social complejo que se remonta desde las crisis económicas del 2007-08 y que ha devenido en un clima de creciente insatisfacción política y crítica al establishment político europeo. Esta situación que afectó negativamente el poder adquisitivo de las clases medias y trabajadoras ha decantado en el miedo tradicional de estas clases a perder los logros sociales alcanzados a través del trabajo. Paralelamente a este fenómeno se desarrolló en Europa, como consecuencia de las guerras imperialistas en medio oriente, la supuesta crisis humanitaria de refugiados, la cual sirvió de chivo expiatorio para el ascenso de las ultras derechas europeas. Estas mismas han podido articular una crítica al sistema político tradicional con un discurso xenófobo y anti inmigración que responsabiliza directamente a los políticos pero sobre todo a refugiados-inmigrantes-musulmanes-pobres como los culpables de las dificultades políticas, sociales y económicas en la región. En lugar de discutir las causas, consecuencias y responsabilidades del salvataje con fondos públicos a la banca privada en la crisis financiera del 2007-08, la ultra derecha ha alentado un debate en torno a la supuesta «musulmanización de Europa” marcando así la agenda política de los últimos años incluso de los partidos progresistas.

En Austria, estas discusiones han girado en torno a restricciones para los extranjeros del derecho al trabajo, a la vivienda, a la salud, al asilo. Debates en torno a la prohibición del uso del Burka (en un país con un numero muy reducido de mujeres que lo utilizan) y el blindaje de la frontera, violando incluso la zona de libre circulación de Schengen (acuerdo EU), han sido de los más recientes. Paralelamente se ha acusado a los inmigrantes-refugiados-musulmanes-pobres de ser holgazanes que viven gratuitamente de la ayuda del Estado. Estos discursos permiten abrir debates en la sociedad austriaca sobre el rol que juegan las políticas sociales que amparan a los sectores más desprotegidos permitiendo así legitimar discursos y políticas que buscan un recorte lento y paulatino de las políticas sociales inclusivas características de los estados benefactores europeos. Sin embargo, como bien sabemos, las causas objetivas que determinan a los gobiernos a llevar adelante estos recortes presupuestarios son otras. Una realidad económica semi-estancada es la consecuencia directa del salvataje a la banca privada. Son sus efectos los que desfavorecen a las clases medias y trabajadores, pues si bien en el 2015 el crecimiento del PBI en Austria fue de 0,9%, no debe olvidarse que el salvataje en el periodo 2008-09 al banco austríaco Hypo Alpe Adria (envuelto en casos de corrupción) implicó aproximadamente la inyección de 3600 millones de euros provenientes de las arcas del estado nacional, es decir, de los bolsillos de los ciudadanos. Dinero que provino del recorte a otros sectores del presupuesto nacional y del endeudamiento público. Esto, sumado a las consecuencias recesivas que genera la crisis en la economía nacional ha originado un clima de creciente descontento social. Sobre esta coyuntura la ultra derecha pudo articular una explicación simple y efectiva: «el otro (inmigrante-refugiado-musulman-pobre) nos invade lentamente apropiándose de lo nuestro, por eso debemos defendernos”.

Esa concatenación causal que la ultra derecha sabe explotar muy bien ha sido utilizada con éxito por Viktor Orbán en Hungría, por el PiS en Polonia, por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (Afd) en las ultimas elecciones y en Gran Bretaña en tiempos del Brexit. En este último caso, lamentablemente su renuncia al bloque no ha sido por la poca democracia interna en la Unión Europea (hegemonizada por Alemania), sino por el contrario, debido a que la ultra derecha responsabilizó a los acuerdos que existen con tal institución como los causantes de la pérdida de soberanía nacional y la imposibilidad del gobierno inglés de actuar contra la «invasión pasiva» a la que es sometida. Como es conocido, al día siguiente del referéndum, bajo un clima xenófobo, se sucedieron una serie de hostigamientos a comercios y personas de origen extranjero. Hay que remarcar que en el último tiempo existe entre los ciudadanos europeos una insatisfacción hacia el rol que juega la Unión Europea en la soberanía de los estados nacionales, pues muchas de las atribuciones que antes correspondían a la esfera nacional han sido delegadas a tal entidad (ver el caso de Grecia). De modo que, la gente considera que ya no se puede decidir sobre muchos aspectos de los asuntos nacionales cómo sí se lo hacia antes. En este punto la ultra derecha pudo interpretar este descontento y transcribirlo en un discurso euroescéptico conservador reforzando ideales ultra nacionalistas que en el último tiempo parecían adormecidos del léxico político europeo.

El próximo 15 de Octubre.

El contexto político no es el ideal para los candidatos progresistas, los atentados en Bruselas, Paris, Berlín, Barcelona, Londres; el fortalecimientos de los grupos en defensa de la cultura occidental; el clima de islamofobia creciente; el Brexit; la reciente victoria de Donald Trump y su discurso xenófobo y belicista, y sumando a la crisis económica y política que atraviesa la región parecería favorecer a fuerzas políticas antisistema que hoy la extrema derecha y su discurso conservador anti establishment pudo articular en una propuesta política convincente.

Las encuestas.

Según las ultimas encuestas el partido mejor posicionado es el que dirige Sebastian Kurz y que él ha rebautizado, luego de una lavada de cara, como «el nuevo ÖVP”, el segundo y tercer puesto sigue disputado entre los socialdemócratas (SPÖ) dirigidos por C. Kern y el Partido de la Libertad (FPÖ) fundado por ex miembros de la SS que lleva a C. Strache como candidato. El cuarto puesto se encuentra muy disputado entre los ecologistas (die Grünen), los neoliberales (Neos) y el candidato Pilz, un ex ecologista. Cabe remarcar que los debates electorales han girado en temas relacionados a reformas impositivas, educación, salud, pensiones pero sobre todo migración y asilo político como ya mencionamos.

Por último, es interesante ver la ausencia de una propuesta anti sistema por izquierda con capacidad de interpelar al electorado, en especial a la clase trabajadora y a los sectores más oprimidos de la sociedad. Actualmente se ha perdido la base electoral de los socialistas (que de socialistas les queda solo el nombre) pues estos hace tiempo han abandonado la defensa de los intereses de los trabajadores, adoptado políticas de austeridad en combinación con discursos xenófobos. Es aquí donde queda un espacio vacío, en especial en los sectores bajos de la sociedad, que puede interpretarse actualmente ocupado por la ultra derecha. La pregunta entonces que nos queda es ¿podrá una izquierda antisistema en Europa tornarse hegemónica realizando otra lectura de las condiciones objetivas de las sociedad capitalista actual para influir sobre ella? Un ejemplo sumamente interesante es el partido alemán die Linke una fusión de el Partido del Socialismo Democrático (PDS) y Trabajo y Justicia Social «“ La Alternativa Electoral que en el 2013 se convirtió en el tercer partido más votado a nivel nacional y que hoy cuenta con 69 representantes en el parlamento alemán.



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