Artesanos de Plaza Cortazar obtienen un acuerdo favorable

Los artesanos de la Plaza Cortazar, quienes desde hace un mes se encontraban resistiendo el traslado de la feria, decidieron poner fin a la medida luego de obtener un triunfo parcial en sus reclamos. Acordaron con las autoridades del gobierno porteño presentar en 60 días un proyecto de ley que les permita funcionar en forma permanente en ese espacio. La proximidad de la fecha de las elecciones en la Ciudad fue el hecho que llevó al Jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Telerman, a buscar una solución para estos trabajadores que ya estaban preparando la tercera movilización frente a su domicilio. El acampe en la ex «placita Serrano» se había iniciado el 12 de febrero.

El jueves 8 de mazo por la tarde recibieron una invitación del gobierno de la Ciudad para iniciar las negociaciones. A las 21 horas se realizó una reunión en la jefatura porteña entre los representantes de la feria y Esteban Bellomo, subsecretario de programación y coordinación de espacio público de la Ciudad. La propuesta del funcionario fue la de retirar el vallado colocado alrededor de la plaza y firmar un permiso que le permita a la feria funcionar provisoriamente por 150 días. La contrapropuesta de los feriantes fue aquella que finalmente se acordó y que consiste en que en el plazo de dos meses se tiene que aprobar una ley que autorice definitivamente funcionar a la feria en la Plaza Cortazar.

Los feriantes se encontraban acampando en la ex placita Serrano desde el lunes 12 de febrero. Ese día una cuadrilla de trabajadores municipales cercaron la plaza para su remodelación, esto significaba que la feria de artesanía y manualidades dejaría de funcionar. La ocupación no se hizo esperar y desde entonces se realizaron diferentes actividades para presionar al gobierno para que la feria no se traslade. La recolección de más de diez mil firmas de vecinos y turistas, el pedido de solidaridad a otras ferias y organizaciones y dos manifestaciones frente a la casa del Jefe de Gobierno fueron las acciones más destacadas.

Las elecciones que se realizarán el próximo 3 de junio tienen un papel preponderante en este conflicto. Por un lado, hasta este último fin de semana, Jorge Telerman pretendió ganar adeptos entre los vecinos de Palermo Viejo y hacer negocios con el turismo remodelando la plaza y colocando una oficina de información turística; para eso debía trasladar la feria. Por el otro, los artesanos ante la falta de repropuestas viables, con el traslado veían peligrar sus fuentes de trabajo. El gobierno jugó al desgaste de los artesanos. Éstos decidieron resistir. La lucha, la organización y la solidaridad obtenida decidieron que la feria siga funcionando en Plaza Cortazar.

Eduardo, unos de los principales referentes de los artesanos cuenta cómo se desarrollaron las negociaciones: «Ante el planteo de ellos nosotros les dijimos que levantábamos el acampe si antes de las elecciones nos promulgaban una ley que nos permita trabajar definitivamente y no en forma provisoria como ha sido hasta ahora, haciéndole saber que si en 60 días no logra este compromiso volveremos a instalar las carpas y le realizaremos nuevas manifestaciones frente a la casa de Telerman. De hecho para este lunes teníamos planeado la tercera movilización a ese lugar. Parece que eso fue lo que más les molestó porque ahora se están haciendo moneda corriente. Aceptaron».

El método y la organización

El pasado viernes 9, por la mañana, luego de la reunión con la jefatura porteña, otra cuadrilla municipal se dispuso a retirar las vallas que habían sido colocadas. Los artesanos no se los permitieron porque las propuestas discutidas debían ser aprobadas por la asamblea. Recién después que ésta resolvió aceptar las negociaciones que sus representantes habían llevado adelante, permitieron que las vallas se retiraran. El fin de semana trabajaron libremente y con puestos aportados por el gobierno de la ciudad.

La organización durante el acampe fue realizado de tal manera que les permitió mantener las guardias en forma permanente atenuando la acción del desgaste. En palabras de uno de los protagonistas: «Estábamos tan bien organizados que teníamos para aguantar un mes más, y eso que nos tocó unos días horribles con las tormentas y las lluvias».

De los contactos y experiencia de esta lucha está el plan de formar un frente de artesanos y otros sectores para seguir resistiendo ya que para que la ley sea aprobada, se necesitarán realizar nuevas presiones. Además será necesaria esta coordinación porque los permisos provisorios que tienen el resto de las 12 ferias que funcionan en la ciudad de Buenos Aires caducarán el próximo 23 de abril. En los artesanos de Plaza Cortazar está el ejemplo de cómo luchar para conseguir que los feriantes y manteros dejen funcionar en forma precaria.

Con el fin del acampe y la perspectiva de conseguir la autorización definitiva para que la feria pueda funcionar, es posible que se cierre un ciclo de más de cinco años de lucha que incluye la resistencia a dos intentos de desalojos. Si las autoridades no cumplen lo acordado, con las elecciones en puerta, seguramente la respuesta no se hará esperar. Antecedentes no faltan. Es por eso que a Plaza Cortazar se la empieza a conocer como «la pequeña Gualeguaychú».