25/08/2004

Detención y golpiza a jóvenes mapuche

Tres jóvenes mapuche fueron detenidos y golpeados en la comisaría 14 de Ingeniero Jacobacci, Río Negro, el pasado lunes 16 de agosto. Su detención se dio en el marco del Awka Trawun convocado por el Lof Casiano y el Consejo Asesor Indígena (CAI), realizado el 14 y 15 de agosto en el paraje Quetrequile, a 30 km de Ing. Jacobacci.


El Awka Trawun se proclamó como «acto de reafirmación territorial y política» donde se recreó un «espacio ancestral de discusión y resistencia, una instancia de organización que el Pueblo Mapuche desarrolló durante siglos de enfrentamientos con el conquistador español y los ejércitos de los estados nacionales». Fue un encuentro en el que se habló «de la situación del Lof Casiano, de las Políticas del Estado hacia los Pueblos Originarios, de las luchas en el Wallmapu (Territorio Ancestral Mapuche) y de la historia del CAI».

Al detener a los mapuche, los policías afirmaron que «el país es azotado por la inseguridad y debemos actuar en ese marco». Más tarde el subcomisario Villavicencio subrayó ante la abogada del CAI que los efectivos encontraron «un fibrón» en poder de los detenidos y que se les acusaba del ‘delito’ de escribir con fibrón en las paredes de la estación ferroviaria de de Ingeniero Jacobacci. La reglamentación que se les aplicó castiga a quien «escribiere o dibujare frases o figuras obscenas», en el marco de lo establecido por la Ley Nº 532 (Código de Faltas de Río Negro), artículo 53, una ley sancionada a fines de 1968, tiempos del dictador general Juan C. Onganía.

Los jóvenes mapuche, que habían estado en el Awka Trawun, fueron golpeados en los testículos y otras partes del cuerpo, y mientras tanto les preguntaban: «¿De dónde son? ¿Qué vienen a hacer acá? ¿Ustedes son gente de Guarda (en relación a un miembro del Lof Casiano y del CAI)?». Existe clara vinculación entre esta detención y las actividades reivindicativas de los mapuche en la región.


A continuación reproducimos una crónica de los hechos de Hernán Scandizzo, periodista que se encontraba cubriendo el encuentro:

Arrestos, amenazas y golpes… Ingeniero Jacobacci te espera

Facundo Jones, de 18 años, y GC, de 20, denunciaron el jueves en la Fiscalía Nº 4 de Bariloche -Juzgado Nº 2, Secretaría Nº 3, a cargo del Dr. Fernández – que el 16 de agosto fueron golpeados en la comisaría 14 de Ingeniero Jacobacci. Los jóvenes, junto a GT – de 18 años -, habían sido arrestados el lunes por la tarde por el ‘delito’ de escribir con fibrón en las paredes de la estación ferroviaria. Los hechos también fueron notificados el martes a la juez de Paz Nelly Chucair, quien recibió los testimonios incriminatorios por insistencia de los muchachos. El Consejo Asesor Indígena (CAI) y el Lof Casiano afirmaron que lo sucedido se enmarca en el clima de hostilidad policial que precedió al Auka Trawun – ‘asamblea rebelde’ – organizado por ellos y en el que participaron Jones, GC y GT.

El tren estaba estacionado en el andén, habían pasado las 17 y faltaban pocos minutos para que partiera rumbo a Bariloche, cuando efectivos de la comisaría 14 arrestaron a los jóvenes. La versión policial sostiene que un civil había individualizado a los tres muchachos como autores del ‘grave delito’, por eso se vieron ‘obligados’ a actuar. El oficial Hualpa comunicó telefónicamente a la juez Chucair que Jones, GC y GT fueron detenidos cuando merodeaban por el lugar; que opusieron resistencia y que dada la superioridad numérica del ‘contingente juvenil’ – unas 12 personas, en su mayoría heavies y punks – debieron intervenir efectivos de otras dependencias que se encontraban a bordo de la ‘formación’. El oficial alegó que actuaron en el marco de lo establecido por la Ley Nº 532 (Código de Faltas de Río Negro), artículo 53, (una ley sancionada a fines de 1968, en tiempos en que gobernaba la provincia el comodoro Lanari y en que el dictador General Juan C. Onganía imponía ideario clerical militar en el país.)

Los jóvenes, por su parte, afirmaron que la mayor parte del grupo ocupaban sus asientos y que sólo uno o dos se encontraban en las escalinatas del tren cuando llegó la policía. También aseguraron que la ‘invitación’ a descender no fue demasiado cortés y que cuando estuvieron al alcance de los uniformados éstos los empujaron bruscamente contra la pared. Enfatizaron que no hubo resistencia al arresto y que el traslado hasta la comisaría no fue justamente un paseo en limosina. También destacaron que en la dependencia no los recibió una corte de ángeles sino uniformes con la sangre en el ojo, que los golpearon en los testículos y otras partes del cuerpo, mientras les preguntaban: «¿De dónde son? ¿Qué vienen a hacer acá? ¿Ustedes son gente de Guarda (en relación a un miembro del Lof Casiano y del CAI)?» y ordenaban que no los miren. Según los muchachos un ex efectivo de la comisaría 2º de Bariloche, actualmente en servicio en Jacobacci, presenció los hechos.

«El país es azotado por la inseguridad y debemos actuar en ese marco», se justificó primero el oficial Hualpa – y más tarde el subcomisario Villavicencio – ante la abogada del CAI, Dra. Laura Ramos. El oficial subrayó también que los efectivos encontraron un fibrón en poder de los detenidos. Meritorio hallazgo del peligroso elemento con la horda heavy punk pensaba sembrar la inseguridad, azotar al país y rociarlo con sal.

Conversaciones en azul

Luego que los jóvenes fueran sometidos a la revisación médica de rigor -rutina por la que pasa todo detenido al ingresar a la comisaría y que se repite al salir- escucharon a un policía quejarse porque el nuevo médico del Hospital de Jacobacci les genera ‘problemas’: «En los certificados siempre nos hace alguna crítica». ¿Señalará indicios de golpes?

Durante esa revisación se certificó que Facundo Jones tiene una placa de platino en la cabeza, producto de una intervención quirúrgica. También se habría constatado que GC padece de asma y de una infección pulmonar. Al menos eso se desprende de la sugerencia hecha por el médico, que propuso al joven realizarse una nebulización.

Poco después del operativo policial la juez Chucair dispuso la libertad de Jones, para preservar su salud, pero la medida no lo excusaba de declarar al día siguiente. Ante esta situación la Dra. Ramos intentó acceder a los certificados médicos como paso previo para solicitar la liberación de GC, pero el oficial Hualpa le negó el acceso. Al disponer la juez la liberación de Jones, éste nuevamente fue sometido al control médico. Concluida ésta, de camino a la comisaría, escuchó a un uniformado decir a su colega: «Se te va a armar un quilombo…».

Días de tensiones

El hostigamiento había disminuido en la localidad luego que el viernes por la mañana la policía detuviera la camioneta en la que Fidel Guarda trasladaba a los jóvenes hacia el paraje Quetrequile, para participar del Auka Trawun. En esa ocasión demoraron a dos menores y a un viejo poblador de Jacobacci, que no portaba su DNI. Tras ese incidente, no hubo excesiva presencia policial en los alrededores de la casa que hizo las veces de centro de operaciones del CAI (presencia que el día anterior había sido asfixiante). Tampoco siguieron los pasos de los miembros del CAI y ‘foráneos’ llegados para la ocasión, como había sucedido el jueves.

El lunes 17 el clima se presentó distendido, la presencia policial que levemente se observó el sábado al mediodía no se vió en la jornada. El lunes parecía un día de tregua. Luego sobrevino el arresto de los tres jóvenes, a partir de ese momento no hubo lugar a disimulos. Tras los arrestos dos integrantes del contingente barilochense fueron hasta la comisaría para preguntar por la situación de sus compañeros. Como respuesta fueron rodeados y bombardeados con preguntas, mientras un efectivo trababa con el pié la única puerta de salida. Según contaron los jóvenes, de casualidad no terminaron en el calabozo.

Horas después, cuando otros dos muchachos intentaron llegar hasta la comisaría para acercarle comida y frazadas a sus compañeros, fueron interceptados por un patrullero que los alumbró en forma intimidatoria. Sólo pudieron cumplir con su objetivo cuando Guarda los acompañó hasta el destacamento. En esa ocasión, el miembro del CAI pidió explicaciones al subcomisario Villavicencio respecto al apriete recibido por los detenidos y a la pregunta: «¿Ustedes son gente de Guarda?». Sólo hubo silencio.

Las varas de la ley

En la ciudad donde Alfredo Abi Saad y su primo Edgardo amenazan e intimidan impunemente a los integrantes de la comunidad mapuche Casiano y del CAI y a quienes se solidarizan con su lucha, escribir una pared con fibrón es un delito mayor que debe ser combatido de forma ejemplar para que no prolifere. En la ciudad donde Alfredo Abi Saad no estaría cumpliendo la condena a 2 años de trabajo comunitario por la profanación de la tumba de Agustín Casiano, escribir una pared con fibrón es un delito que debe ser combatido sin miramientos porque el país está sumido en la inseguridad.

Siguiendo el argumento policial, tal vez una mirada, un gesto o una carcajada estruendosa de los jóvenes hubiera puesto en peligro la seguridad de las 9 mil personas que habitan Jacobacci. ¿Será que detrás de las justificaciones del oficial Hualpa y el subcomisario Villavicencio -extraídas de un inédito Pequeño Diccionario Blumberg-Ruckauf Ilustrado- se ocultan otras motivaciones reconocidas por el oficial Vera? ¿Habrá una respuesta oficial a esa pregunta? El viernes 13 el oficial Vera reconoció ante la Dra. Ramos y Marcelo Cayumil (h), miembro del CAI, que algunos efectivos de esa comisaría no actúan con la imparcialidad que impone la ley y favorecen con su accionar a la familia Abi Saad.

Cabe destacar que en enero pasado la comunidad Casiano tuvo que dar intervención al Juez Ricardo Calcagno – Secretaría Nº 8 del Juzgado de Instrucción en lo Criminal y Correccional Nº 4 de Bariloche – para que en ese destacamento tomaran una denuncia contra Alfredo Abi Saad. También ante esta situación actuó la Defensoría del Pueblo de Río Negro, que realizó un pedido de informes a la Delegación Policial de Bariloche, de la que depende la comisaría 14.

En el mismo sentido recordaron miembros del CAI, que tiempo atrás, por las noches, solía sonar el teléfono en casa Marcelo Cayumil (padre) y que cuando éste atendía se hacía un profundo silencio del otro lado. Recordaron también que en una de esas oportunidades el dueño de casa respondió al silencio con una soberana puteada y que tiempo después un efectivo de la comisaría 14 lo increpó, él había sido el receptor del rosario blasfemo.

Réquiem in pace

GC y GT contaron que durante la noche no fueron molestados en la comisaría. Es más, el personal policial encendió la calefacción sin que ellos lo solicitaran. Durante la mañana la situación se mantuvo igual. Luego de declarar fueron demorados durante una hora y obligados a baldear el calabozo. Antes de retirarse les devolvieron sus pertenencias, muy amigablemente les dijeron: «ahí tienen sus porquerías», y los despidieron con un simpático: «no los queremos volver a ver en Jacobacci».

Los jóvenes abandonaron la localidad tras pagar una multa de 28 pesos, otras opciones punitivas eran 20 días de arresto o reparar el daño. En principio habían elegido la última alternativa, pero luego supieron que tendrían que comprar lija, enduído y pintura y que las paredes a blanquear – según contaron – eran las de todo el pueblo.

Los herejes del fibrón regresaron el miércoles a Bariloche. La reglamentación que se les aplicó castiga a quien «escribiere o dibujare frases o figuras obscenas». Los golpes y aprietes fueron gentileza de la casa. Jacobacci descansa en paz. El Código de Faltas protege al buen ciudadano y el dictador Onganía observa complacido desde el más allá.



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