21/04/2017

Relato: «El pueblo las abraza»

fs_2_.jpg Estos relatos forman parte de un homenaje a las Madres de Neuquén y Alto Valle, al conmemorarse 40 años de su existencia y su trayectoria de lucha y resistencia por memoria, verdad y justicia, y por la defensa y promoción de los derechos humanos en tiempos de dictadura, pero también en plena democracia. Compartimos el relato de Buonsanti M. Elaia. Fotos: Buonsanti M. Elaia.


El pueblo las abraza
Por: Buonsanti M. Elaia. San Martín de los Andes. 2016.

«¿Entonces para que sirve la utopía?
Para eso, sirve para caminar.”
Eduardo Galeano.

El día que conocí a las madres, materialice la memoria en ellas. Me pareció
maravillosa la potencia de estas mujeres, la rabia con la que plantan su pañuelo
y construyen la memoria, le dan sentido a tantas vidas y tantos años de lucha.
Cuando las conocí no pude decirles más que gracias.

Estábamos armando el centro de estudiantes de mi escuela, y en paralelo,
empezábamos a pensar E.U.S.M.A. (Estudiantes Unidos de San Martín de los
Andes), un centro que nucleaba todos los centros de San Martín. Llevábamos
un mes sin clases por un paro de auxiliares de servicio, y después de una
asamblea -histórica – decidimos sumarnos a la lucha como estudiantado,
exigiendo respuesta al reclamo para volver a las aulas. A partir de esa
asamblea, empezamos a organizarnos.

Fue intensa, era la primera vez que participaba como protagonista, parte de eso
que empezaba a incomodarnos a todxs, esta vez no acompañando a mis viejxs,
como hasta ese momento, si no independiente, autónoma, libre. Sobre todo me
acuerdo de la sensación de estar siendo parte de un proceso histórico, algo que
empezaba a brotar desde la rabia misma. Éramos aproximadamente 40
estudiantes de todos los secundarios, más el IFD (instituto de formación
docente). A partir de ahí empezamos a armarnos.

Nuestra primer salida a la calle organizada, fue en un contra acto del 25 de
Mayo. La Municipalidad organizaba el acto oficial en la Plaza San Martín, y
nosotrxs nos ubicamos al costado del mismo en otro escenario, anunciando que
nacíamos, que íbamos a armar los centros de estudiantes de todos los
secundarios, y fundamentalmente (aunque no lo dijimos), que no teníamos
miedo. La característica que tenía EUSMA, es que no solo era una organización
de estudiantes, si no que buscaba interpelar al pueblo con otras lógicas, hacer
intervenciones creativas, que llamaran la atención, con esa impunidad que nos
daba ser jóvenes. Hicimos un velorio a la educación pública en la puerta de la
Municipalidad, también una marcha que empezó en uno de los barrios más
alejados de la ciudad y fue sumando gente hasta llegar al centro, con mucho
apoyo de otras organizaciones del pueblo, de la gente y de algunos medios.

Referentes indiscutibles, las Madres; pero también, punto de partida para
repensar la memoria como algo vivo, todavía ardiente, algo que se construye y
defiende en el cotidiano. Algo que todavía hoy nos interpela. Nos empezábamos
a chocar contra la pared burocrática que nos ponía palos en la rueda todo el
tiempo, y con la frustración de sentir que no todo nos salía, de que éramos
muchos menos de los que tendríamos que ser. Entonces, surgía la necesidad de
encontrar sentido para todo el esfuerzo, y ahí estaban ellas, conteniendo,
maternando a la distancia la resistencia. Dolía en muchos frentes, la angustia,
la impotencia, los malos de siempre con las lógicas de siempre, impunes, como
siempre. Encontrarse cara a cara con la maquinaria nefasta de la burocracia,
nos anudaba la garganta, las tripas.

Madres del pueblo piquetero Neuquino, ese que se planta siempre, el que
resiste, el pueblo de Zanon y Fuentealba, de La revuelta, de los estudiantes.

No somos concientes del calor de las Madres, hasta que la angustia deviene en
incertidumbre. ¿Le estaremos pifiando? ¿Será realmente este el camino? Ahí,
cuando parece que se cansa el corazón de bancarse los palazos, las vemos a
ellas, abuelas ya de tantas luchas, con un mate caliente y una sonrisa,
caminando al lado nuestro en una marcha. Todxs nucleadxs por el pañuelo, que
parece que envolviera y abrazara a cada unx. La memoria personal
deconstruída en la mesa, para construir entre todxs una nueva memoria
colectiva y caminar»¦caminar»¦



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