Omar, un pibe de Barrio Hipódromo, al que le arrancaron la vida
Omar Cigarán tenía apenas 17 años cuando fue asesinado por el Policía de la Bonaerense Diego Walter Flores. La tarde del 15 de febrero de 2013, su mamá Sandra Gomez se enteró que a su hijo le habían pegado un tiro y estaba tirado en la esquina de 122 y 43, muy cerquita de su casa; no se olvidará jamás aquel horrendo día. Después de cuatro años, el caso llega a juicio oral y público «“en una causa sin Fiscal- y este martes 11 de abril leerán la sentencia dictaminada por el Tribunal Oral y Criminal N° 4. Sandra y familia junto a muchas organizaciones populares que la acompañan ya hace casi cuatro años, esperan la perpetua para el Agente Policial. Por SADO Colectivo Fotográfico / Texto: Estefanía Velo
Omar Cigarán tenía apenas 17 años cuando fue asesinado por el Policía de la Bonaerense Diego Walter Flores. La tarde del 15 de febrero de 2013, su mamá Sandra Gomez se enteró que a su hijo le habían pegado un tiro y estaba tirado en la esquina de 122 y 43, muy cerquita de su casa; no se olvidará jamás aquel horrendo día. Se trató de un nuevo caso de gatillo fácil.
Después de cuatro años, el caso llega a juicio oral y público «“en una causa sin Fiscal- y este martes 11 de abril leerán la sentencia dictaminada por el Tribunal Oral y Criminal N° 4. Sandra y familia junto a muchas organizaciones populares que la acompañan ya hace casi cuatro años, esperan la perpetua para el Agente Policial.
«A Omar le gustaba mirar dibujitos, hasta sus últimos años de vida, y yo lo cargaba porque ya estaba grande”, contó su mamá. A pesar de sus problemas de adicciones, Omar era un pibe súper cariñoso, amaba a su familia y principalmente a su hermanito más pequeño; tenía derecho a la educación, al trabajo, a la diversión, básicamente a tener una vida digna. Como siempre cuenta Sandra, Omar desde sus nueve años pasó por diferentes instituciones del Estado las cuales no supieron contenerlo ni tampoco darles respuestas concretas a la familia de Omar que buscaba ayuda; por ejemplo, la Secretaría de Niñez y Adolescencia de La Plata los derivaban a otra institución, al Servicio Local de Niñez, de allí a otro lugar y así sucesivamente, también estuvo en el hogar «Los Grillitos” y otros pero muy poco tiempo. En algunos lugares les daban talleres a las y los pibes, hacían manualidades, a Omar le gustaba hacer juguetes o adornos para la casa que se lo regalaba a su familia. Sin embargo, las instituciones de «contención” lo expulsaban, no lograban la continuidad de su tratamiento con las adicciones, y la institución policial lo hostigaba constantemente.
Luego del asesinato de Omar, Sandra comenzó a organizarse junto a diferentes compañeros y compañeras que la acompañaron en cada acción que realizaba para buscar justicia por su hijo. Desde una sentada en los Tribunales en marzo de 2014, pasando por decenas de movilizaciones, hasta compartir la pintada de un mural a la vuelta de su casa y otro en diagonal 80 y 115.
Actualmente Sandra exige justicia por Omar pero también por todas y todos los pibes asesinados por la policía, ella misma sabe que no se tratan de hechos aislados sino que son prácticas sistemáticas. Ella logró transformar su dolor y rabia en lucha y organización; también se generaron mayores lazos de solidaridad en las organizaciones y las mamás de otrxs jóvenes.
Texto: Estefanía Velo