23/03/2017

15 años de las Madres de barrio Ituzaingó Anexo: lucha y espera

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Se cumple una década y media de una de las luchas ambientales más emblemáticas de Córdoba y del mundo. Para este año, se iniciaría un nuevo juicio penal, que podría establecer los nexos entre los agrotóxicos y su impacto en la salud. Por Lea Ross para ECOS Córdoba/ Fotos: Nicolás Maurutto y Matías Spicogna


15 años pasaron. Y cada una de las Madres de barrio Ituzaingó Anexo tomó su propio camino y su propia lucha. Las que decidieron seguir viviendo en el barrio, se conformaron legalmente como asociación civil y llevan adelante, cada mes, una «ronda de los barbijos” alrededor de la plaza central San Martín, en el centro de la ciudad de Córdoba. Todo bajo la espera que se inicie el segundo juicio por fumigaciones en la zona: la «causa madre”.

Aprovechando el aniversario de la década y media de lucha, la actividad fue acompañada con una radio abierta, organizada por la FM Zumba la Turba (de la Red Nacional de Medios Alternativos) junto a distintas intervenciones artísticas. Vita Ayllon es una de las Madres de barrio Ituzaingó Anexo y que todavía vive en el sur de la ciudad: «Decidimos hacer una concentración distinta. Estamos pidiendo atención médica para los niños, haciendo un proyecto para los afectados ambientales para que, de una vez por todas, los políticos trabajen en esto. Y exigir al ministro de salud que nos reciba”.

Era el inicio de la Argentina post 2001. Desde distintos puntos del país, emergieron organizaciones e inéditas formas de reclamos, ayudas comunitarias y organizaciones de lucha, bajo un descontento generalizado del poder económico y político. «Yo creo que la única forma de ser escuchada es salir a la calle. Por experiencia, todo lo que se ha logrado es por salir a la calle”, señalan las Madres como aprendizaje en esos quince años.

Mientras tanto, los commodities iban en alza y los dólares que ingresaban por la venta de la soja transgénica lograba paliar la situación financiera nacional. En ese entonces, los barbijos merodeaban por las casas y calles de tierra en Ituzaingó Anexo, un barrio ubicado al sur de la ciudad, fuera de la Circunvalación, pegado al asentamiento industrial metal-mecánica y a la frontera agrícola. Marcela Ferreyra también sigue viviendo en le barrio, aun con la pérdida de sus seres queridos: «Lamentablemente, se juegan muchos intereses económicos y el gobierno que tenemos es el mismo que el que hace quince años atrás. Así que ellos deben conocer muy bien lo que nos está pasando y de la situación del barrio”.

Un gran campo verde de soja emulaba ser un espectáculo gratuito, acompañado de una avioneta que volaba cerca de las viviendas. Detrás de ese vehículo aéreo, niños y niñas correteaban por detrás, mientras el líquido se dispersaba. «Si hubiéramos sabido que eso era un veneno, lógicamente no habríamos dejado que los chicos hagan eso”, señala Vita, quien comenta que hoy hay 114 niños testeados con agroquímicos en la sangre.

A partir de las movilizaciones de las Madres, se declaró la emergencia sanitaria del barrio, más la promulgación de ordenanzas tanto para el barrio como para toda la provincia de Córdoba para crear franjas de protección contra las fumigaciones, más la instalación del Centro de Salud del barrio. «En el 2008 dejaron de fumigar por presiones nuestras. Pero las pequeñas dosis que las absorbiste por bastante tiempo están en tu cuerpo”, señala Vita. A partir de una denuncia penal de ese año, se llevó a cabo el famoso juicio por fumigaciones ilegales en el año 2012, donde fueron declarados culpables un productor sojero y un aeroaplicador.

Madres e hijas

Video: Entrevista a Vita Ayllon. Entrevista: LR. Video: Matías Spicogna.

En el mundo, cuando se debatía sobre la problemática de los agrotóxicos, se pensaba que era una situación que complicaba a los pequeños pueblos, campesinos y otros habitantes de zonas rurales. Sin embargo, lo que llamó la atención del caso Ituzaingó Anexo fue que las vícitmas son vecinos que viven en una de las ciudades urbanas más grandes de la Argentina como es Córdoba. A partir de allí, emergieron las próximas luchas ambientales de Córdoba. «Estas Madres son los que nos marcaron el camino. Como siempre, las madres son las que tiene la posta. El camino de ellas hizo que nosotros pudiéramos avanzar también”, señala Vanina Barboza Vaca, una de las jóvenes vecinas de la localidad de Malvinas Argentinas, quienes lograron echar a la multinacional Monsanto, en su intento por instalar una mega-fábrica procesadora de maíz transgénico.

También al sur de la ciudad, se encuentra el barrio San Antonio, donde las casas conviven con la fábrica de bioetanol de Porta, con sus fuertes olores por las emanaciones gases, a partir del procesamiento del maíz transgénico. Sería un nuevo «Ituzaingó Anexo”, a partir de nuevas formas de lucro del agro-negocio: «Cuando veíamos en nuestro barrio que nuestros niñitos se morían o que nacían con malformación, y hasta el día de hoy sus mamás pierden a sus bebes, nosotros comprendimos el padecimiento de las Madres, y seguimos su ejemplo de no quebrantarnos, de salir en las calles y decirle a este Estado que no le importa la vida de la gente”, señala la vecina organizada Silvia Cruz, quienes vienen luchando contra Porta desde el 2012.

Emi Gringos fue uno de los jóvenes recibidos en ciencias biológicas que acompañó a las Madres. Y también es militante de la agrupación H.I.J.O.S. de Córdoba: «Ellas son las compañeras de los compañeros que trabajaban en la fábrica de Perkins, en FIAT, en la zona de Ituziangó, donde secuestraron a mi papá y lo llevaron preso a La Perla. Y ellas tenían conciencia que la lucha era la misma. Como diría Rodolfo Walsh, los planificadores del genocidio siguen siendo los mismos: la Sociedad Rural, el grupo CARTEZ, la Fundación Mediterránea»¦ Ellos se llevan el valor de nuestro trabajo y nos matan, y siguen planificando permanentemente. Pero ellas recuperaron el amor y la tenacidad”.

La espera

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Ph: Matías Spicogna.

Se espera que para mediados de este año, comience un nuevo juicio por las fumigaciones en Ituzaingó Anexo. A diferencia del 2012, donde la sentencia fue por mal uso de residuos peligrosos, aquí se apunta a la contaminación dolosa, es decir, la relación entre los agrotóxicos y la salud.

En total, son seis personas que van a estar en el banquillo de los acusados: el productor Francisco Parra y el aeroaplicador Edgardo Pancello, ambos ya sentenciados en el juicio de 2012; el aviador Gustavo Amaya, los hermanos empresarios Javier y Fernando Amuchástegui, y la ingeniera agrónoma Alejandra Mendiazábal Pizarro.

«Pacientes no somos -dice Vita-. Vos fijate que los que se presentaron en el 2002, la mayoría de ellos ya no están. Entonces, no podes tener paciencia si sabes que tenes un cáncer. El tiempo juega en contra de la gente. El tiempo nuestro no es el tiempo de la justicia.”

Mientras que para Marcela: «Yo creo que va a ser algo muy bueno para la gente. Para la gente que esta enferma y para los que han perdido a su familia por una enfermedad. Tengo confianza que puede salir bien. Eso lo llevo muy adentro mio. Sé que no va a ser nada fácil. Si pensamos que va a salir mal, no vale la pena luchar por todo lo que hacemos. Entonces tenemos que pensar que todo va a salir bien”.



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