30/12/2016

La Navidad de Lenin: Pesares de una obra de arte revolucionaria en EEUU

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En la Ciudad de Seattle, al noroeste de Estados Unidos se encuentra una estatua de 5 metros de Lenin, líder de la revolución Rusa. La obra de arte nació en la vieja Checoslovaquia y llegó a norteamérica de la mano de un hombre que la quiso salvar de una chatarrería. ¿Cómo llegó a la meca del capitalismo? ¿Cómo son sus días en esta temporada navideña y de frío en el hemisferio norte?. Por Lorena Mans desde Estados Unidos para ANRed


Diciembre de 2016. Era nuestro último día en la ciudad de Seattle y sus alrededores. Había que ir a visitar a Lenin. Con dos oriundos de la ciudad, tomamos la decisión a último momento luego de haber estado en un café ubicado en The Ave, la calle principal del distrito Universitario de Washington. Cómo me había olvidado de ir a ver la estatua de Lenin ubicada en una de las ciudades más progres, más lluviosas y más blancas del imperio norteamericano.

No dudamos. Salimos del café y fuimos a buscarlo. Los oriundos no sabían la dirección exacta, pero si recordaban que estaba en el barrio de Fremont en Seattle, la ciudad más grande del Estado de Washington. No es una ciudad más de EE UU. Creció al calor de la industria de la madera, nació Jimi Hendrix, bandas como Pearl Jam y Nirvana crearon el Grunge, estudió Bruce Lee y abrió su primera escuela de artes marciales, en 1999 miles del movimiento antiglobalización fueron reprimidos en la manifestaron en contra de la Organización Mundial de Comercio, en 1971 se fundó el primer Starbucks del mundo y se instalaron empresas como Boeing y Microsoft cerca de la ciudad.

Vladímir Ilich Uliánov, alias Lenin, fue el líder bolchevique de la Revolución de Octubre de 1917 en Rusia. El gran exponente del Comunismo, cuando ejerció el poder, transfirió todas las riquezas de la aristocracia y de los terratenientes a manos de los trabajadores soviéticos y al Estado. Sus escritos, siguen siendo de consulta y de formación en todo el mundo para las personas que están interesadas en el activismo político y en la historia. Pero, ¿cómo llegó una estatua de Lenin de siete toneladas con un porte de acción revolucionaria a residir en Seattle?

Cuenta la historia que el artista checoslovaco Emil Venkov, tomó años para realizar una escultura que muestre, a diferencia de tantas otras obras, un Lenin en pose de acción caminando con fuegos de oktubre en sus pasos. La obra de arte fue financiada por el gobierno checoslovaco (ahora Eslovaquia y República Checa) y fue instalada en la fría y turística ciudad de Poprad en 1988. Pero luego de la llamada Revolución de Terciopelo, donde se da la caída de la Checoslovaquia comunista, retiran la estatua de la plaza pública y no se la vió más por un tiempo.

A los años, Lewis E. Carpenter, un estadounidense del Estado de Washington, estaba dando clases de inglés en Poprad. Un día pasó por una chatarrería y descubrió tirado boca abajo entre la tierra y el barro al líder bolchevique de 7 toneladas y 5 metros de altura. Se enamoró con locura. No podía creer que esa obra de arte estaba ahí sin que nadie la viera. Hizo muchos trámites con el gobierno para poder comprarla y llevársela a EE UU. Hipotecó su casa para poder financiar todo el gasto que implicaba llevarse a Lenin.

Pero, de alguna manera se lo tenía que trasladar y entero era imposible. Es así que llamó a Venkov, el padre de éste Lenin y lo ayudó a cortarlo en tres partes para poder migrar a América. Carpenter gastó 13 mil dólares en comprar la obra de arte, pero en total gastó 50 mil, ya que el traslado de semejantes piezas no fue gratis.
Cuando llegó el gigante rojo, lo único que sucedió fueron controversias. Todos estaban anonadados con la obra. La excusa de Carpenter era que la iba a poner en venta para que alguien cuidara de la obra maestra. Pero en el medio de esto, Carpenter muere en un accidente automovilístico en febrero de 1994.

Al año siguiente, la madre del difunto se la ofreció como chatarra a un artista plástico en Seattle, pero éste se negó a fundirla porque era una obra fenomenal como para destruirla. Y es así que éste ayudó a la mujer a ubicar a Lenin en la calle para que sea expuesto a la venta. Primero estuvo en la calle 34 N y Avenida Evanston N, Luego Lenin se mudó a dos cuadras y ahora reside en Evanston y la 36, a pasitos de una casa de comida mexicana.

Y Lenin sigue en venta, al principio le habían puesto un cartel que decía: «$150.000 o mejor oferta”. Luego en 2001, si alguien preguntaba por el precio de Lenin, le decían que era de 250 mil dólares. Pero los precios suben en el capitalismo y uno de los últimos que se difundió fue de 300 mil. Pero eso si, la familia de Carpenter comprendió que no puede venderlo a cualquiera para que sea fundida para rescatar el bronce, ahora está esperando al comprador indicado para que lo lleve y lo cuide.

Mientras tanto, Lenin sigue ahí parado, contemplando el barrio de Fremont. Y no podíamos irnos de Seattle sin visitarlo. Nos bajamos de nuestro transporte en las cercanías de la estatua sin saber bien la dirección correcta. Sabíamos que estaba en Evanston, pero no exactamente en que intercepción. Caminábamos muy rápido por la emoción y por el frío de invierno en diciembre. Vemos en uno de los restaurantes del barrio unos carteles en ruso, «Es una Señal!”, gritabamos.

Una de la oriundas dice: «Ahora recuerdo, es en esta esquina! Yo cuando era adolescente comía tacos con mis amigas en el restaurante de comida mexicana que está al costado de Lenin!”. Yo sentía muchas ansias de llegar a la esquina. Comencé a cantar mientras llegábamos: «Arriiiba los pobres del muuundo”. Mi sonrisa era gigante, hasta que lo vi. Se me cambió la cara. Sentía lástima, bronca y a su vez me causaba gracia. Me quería morir.

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Ahí estaba, inmenso, poderoso, con una postura de fuerza revolucionaria. Pero le habían puesto luces navideñas, una estrella en la cabeza y una franja de luces en el pecho que decia en verde y rojo «Merry Christmas”. Lo único que pudimos hacer fue correr y abrazarlo para consolarlo a Lenin y a nosotros.

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