21/11/2016

Enemigos públicos

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El discurso mediático en consonancia con la intención de un gobierno de desviar la atención. El eterno discurso estigmatizante respecto de la pobreza. Por Federico Firpo para ANCAP


La agenda conjunta medios de comunicación-gobierno, nos trae en la actualidad uno de sus más importantes capítulos, demarcados por el trabajo incisivo en la re-conformación de los roles del Estado. Por ejemplo, la regulación migratoria, borrando con el codo crisis generalizada, escribiendo con la tinta de «la verdad”, el titular al que todos sus adeptos se suscriben: inmigrante ilegal indocumentado.

El caso más paradigmático, de las últimas semanas, ha sido el de una señora peruana quien, en su afán de salvar la vida de una adolescente, ha sido acusada por todos los medios, de delincuente, simplemente por ser nacida en un país vecino.

Estamos aquí ante un hecho que, viniendo de profesionales de la Comunicación, no solo, perpetua conductas retrógradas, sino también, reproduce la ignorancia de quienes siquiera han leído la propia Constitución Nacional, faltando inclusive a las declaraciones de los Derechos Humanos. O bien, aprovechando todas las matices de la confusión para, de paso, llenar las calles de militares con un gobierno que, entre otras cosas, retrotrae un relato que osa poner en duda la cantidad de torturados y desaparecidos en la última dictadura cívico-militar (1976-1983). Sumado a esto, tenemos a un padre que se convierte en héroe por dejar en manos de su hijo dolescente una pistola. Juntando todo en una maraña de pobres contra pobres, con la leyenda: Matar al ladrón. Héroes y villanos, según lo que se necesite tapar.
Pero mucho más fácil es si llevamos el análisis a la inversa: ¿Qué pasa con los pobres a los que mal no les ha ido? Y se me ocurre pensar en el helicóptero de Lanata mostrando indignado que Luis D»™ Elia tiene una quinta en Cañuelas. Los juicios de valor levantados contra Milagro Salas como anticipando la aprobación a futuro de un posible encarcelamiento y que no quede solamente en lo que podemos designar un preso político, a pesar de que la mismísima ONU se haya pronunciado al respecto, pidiendo la libertad inmediata de la líder originaria. El fundamento que más acostumbrado nos tiene lo podemos visibilizar a través del astro del fútbol, Diego Maradona, quien al mostrarse con ropa de marca celebrando su cumpleaños despertó en muchos comunicadores ese resentimiento hacia abajo que termina llevando al famoso dicho fascista: «no hay nada peor que un negro con poder”, aludiendo lógicamente a quienes por sus humildes procedencias no merecerían progresar en la vida.

Más allá de los debates en cuestión, pareciera ser que las tendencias comunicacionales, desde uno y otro lado, se encuentran direccionadas uniformemente y hacia un mismo camino. El de la pelea entre el ámbito público y el privado. «Salud en crisis”, dice el epígrafe, con imágenes shockeantes de una nena nacida en el suelo de un hospital público. «Escuelas públicas en paro”, con la consiguiente evaluación a profesores, como para defenestrar la imagen del docente estatal. Más allá de lo concreto o no, en los términos de problemáticas y sucesos acontecidos, el punto es, podemos decir hoy, que tanto la noticia como el titular venían designados de antemano. Adviértase la empatía con ONG»™s, justificando el patrocinio de grandes multinacionales, todo flojo de papeles incluyendo extraños aportes a publicistas de campañas políticas, con la excusa de que vienen (supuestamente) a salvar a los más desprotegidos. Podemos así ver, jóvenes universitarios (seguramente de buena intención y voluntad) reclutados para dar clases en zonas rurales, a manos de firmas extranjeras. Se despoja al Estado de todas sus responsabilidades, en tanto institución pública por excelencia, dejando las voluntades libradas a la voraz mano invisible del Mercado. Como si la crisis fuera una mercancía más. Ocultando el ajuste de toda iniciativa estatal, aprovechando la previa incorporación de su frase modelo: «se robaron todo”.

Existe un planteamiento regular de los temas a tratarse, con una respuesta ya incluida, invitando así a no pensar (nunca). Se proporciona rápidamente aquello que se supone imprescindible, como para sentirse uno informado. El nuevo desafío implica generar opinión por la opinión misma, con locutores lindos y cancheros a la cabeza, es decir lejanos a brindar análisis de cara a una futura comprensión. Podemos reconocernos como testigos de una necesidad genérica, que, al tiempo que impone, naturaliza conductas, solo acompañadas por el mero impacto. Evitando todo tipo de aproximación a, cualesquiera sean, enfoques reflexivos.

Queda claro por lo tanto, explicita e implícitamente, que la apuesta de cara al futuro no va de la mano con el ámbito público. Profundización de la brecha entre ricos y pobres, con su respectiva concentración de los ingresos, nada de lo cual podría haberse llevado a cabo sin una redistribución regresiva de quienes hoy, siendo gobierno, han facilitado a grandes CEO»™s y Mega empresarios, o sea a sí mismos. Las subas desorbitantes en las tarifas, la baja en el consumo, afectando lisa y llanamente al mercado interno, las suspensiones y despidos, la tendencia de productos domésticos faltantes, el índice creciente del desempleo, las ollas populares, los trabajadores regalando alimentos (por ellos producidos) ante infinitas colas. Todos temas por demás sensibles que hoy más que nunca debieran ser tapa, pero no lo son.



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