08/11/2016

Estadounidenses eligen espantados entre Hillary Clinton o Donald Trump

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Estados Unidos llega a las elecciones presidenciales con Hillary Clinton como el mal menor y con Donald Trump, un ambicioso empresario racista y misógino, producto de la mediocridad de una parte de la sociedad que se cree el mejor país del mundo. La nación que «exporta” democracia a través de invasiones, tiene un bajo nivel de participación electoral. Sin embargo 200 millones de personas se han registrado para votar, de los cuales 25 millones son latinos. Estas elecciones son históricas no sólo porque una mujer pueda ser presidenta o un empresario con posturas racistas gane, sino porque ambos candidatos son los más desaprobados de la historia estadounidense. Por Lorena Mans para ANRed


Que personas como Bernie Sanders o Donald Trump hayan llegado a ser precandidatos presidenciales muestra el gran sentimiento de rechazo ante el establishment que domina el Partido Demócrata y el Republicano. Uno, con el perfil de haber sido el Senador de Vermont, el Estado más «progresista” de Estados Unidos, donde la salud pública es más accesible. Y el otro,Trump, el estereotipo de hombre blanco, rico y exitoso en los negocios y con las mujeres. Esto muestra que la sociedad quería seguir a otro tipo de perfiles. Sin embargo, nadie puede ganar sin el aparato de los dos clásicos partidos. Es así que se han tenido que meter en las filas de ellos para competir.

Sanders, dentro de los Demócratas, no tuvo muchas chances de asomar la cabeza, debido a que el aparato del partido no tenía intenciones de cambiar absolutamente nada, y porque, por otro lado, con las tibias reformas que proponía en cuanto a salarios, acceso a la salud, y educación, entre otras cosas, el sentido común de la sociedad lo tildó de ultraizquierda, mala palabra para el estadounidense, donde la propiedad privada, el mérito individual y la competitividad son valores primordiales. En cambio el suceso Trump se fue de las manos al Partido Republicano; vieron cómo uno a uno los precandidatos se iban bajando porque sentían que no podía ganar frente al mediático multimillonario. Hasta el latino conservador de Texas, Ted Cruz, tuvo que renunciar a su carrera presidencial.

Por su parte, Hillary Clinton, llega a ser la candidata elegida con todo el apoyo de la maquinaria demócrata, con la experiencia de haber sido funcionaria de Estado y con «la carta de mujer” (woman card), que es una manera despectiva de decir que ella juega con esa condición de ser la primer mujer presidenta, con apoyo de gran parte de la población latina, donde líderes reformistas como Dolores Huerta, la fundadora junto a César Chávez de The United Farms Workers of America, la banca incondicionalmente y con el apoyo de un gran sector de la población negra que sigue los consejos del actual presidente Barack Obama y además, los afroamericanos siempre han votado en su mayoría a candidatos demócratas.

Sin embargo, el hecho de que sea mujer no significa que sea una feminista. Seguirá siendo un «macho político” que utilizará su feminidad para distinguirse como cuidadora, protectora, no sólo de sus cercanos sino de todo el pueblo estadounidense. Es decir, muestra los valores más patriarcales y conservadores que se le puede destinar a una mujer. Es el acertado ejemplo del capitalismo y patriarcado: la mujer profesional exitosa que sabe ser una buena mujer de familia.

Ha jugado en su contra la denuncia que el director del FBI, James Comey, quería hacerle a Clinton por haber usado un servidor privado para sus correos electrónicos cuando ella era Secretaria de Estado. Coney, a través de una carta a los legisladores, dijo que no modificará la opinión que tuvo en julio pasado al decir que Hillary había sido muy descuidada con el manejo de materiales clasificados del Estado, pero que ella no enfrentará cargos penales. Algunos de estos correos electrónicos confidenciales se han filtrado y están en la página de Wikileaks. Tras este escándalo, los demócratas acusan a Comey de haber violado la Ley Hatch, que prohíbe que los empleados federales influyan en las elecciones.

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Trump, El mono con navaja

Que se puede decir de Donald Trump, si ya ha acaparado todas las atenciones. Lo que hay que tener en cuenta es que todos sus discursos son triunfalistas y refuerza el imaginario de que Estados Unidos debe ser el mejor país del mundo. Su frase de campaña lo dice todo: «Hacer América grande de nuevo” (Make America great again). Sus fervientes seguidores son la masa trabajadora blanca, racista y conservadora o los que odian a la familia Clinton. Sin embargo no puede seducir a algunas mujeres blancas por el nivel de misoginia que tienen sus discursos. La representante de la feminidad de Trump es su esposa, la modelo eslovena Melania Trump, que para el congreso de los Republicanos de este año, dio un discurso que lo plagió casi entero del ofrecido por Michelle Obama en el Congreso de los Demócratas en el 2008. Melania representa la mujer accesorio que muchos políticos quieren ostentar.

Pero veamos las propuestas de su plataforma. En cuanto a inmigración propone priorizar la oferta de puestos de trabajo para los «americanos”, seleccionar a los inmigrantes basándose es su probabilidad de éxito y capacidad financiera en EUA, suspender la inmigración de las regiones que importan «el terrorismo”, construir una impenetrable pared física en la frontera sur donde México pagaría los gastos, deportar a los extranjeros criminales con un trabajo conjunto con la policía local, estatal y federal y eliminar las ciudades santuarios (ciudades como San Francisco tienen políticas de no deportar a los inmigrantes ilegales). Para hablar de economía se basa en los errores del gobierno de Obama diciendo que en los últimos 7 años 14 millones de personas se quedaron sin trabajo, que el ingreso actual es más bajo que en 1973, que hay más demanda de cupones alimentarios y que la deuda Nacional se ha duplicado, entre otras cosas. Para diferenciarse de su opositora, en la misma plataforma de Trump dice: «Hillary Clinton pondrá a su marido a cargo de la economía, que es la mitad del trabajo que hay que hacer. Los planes económicos de Hillary, llevarán a nuestra economía en picada. Mientras que Trump recortará impuestos, ella planea nuevos impuestos y gastos con el control del gobierno»¦ Sus acuerdos comerciales internacionales y de inmigración perjudicarán a la clase media de EEUU”.

Más dinero para guerras

Si hablamos de la Defensa Nacional, ambos tienen propuestas de estar «armados hasta los dientes”. Trump juega con que Clinton fue una mala Secretaría de Estado y Hillary se hace fama de su experiencia en estos temas. Sin embargo los dos apuestan a invertir más dinero en guerra. El magnate propone un nuevo presupuesto para reconstruir el ejército aumentando a 540 mil soldados en servicio activo, 350 barcos, más aviones de combate, hacer crecer el cuerpo de Marines a 36 batallones, hacer hincapié en la guerra cibernética, crear un sistema de defensa antimisiles y adquirir destructores adicionales para prevenir amenazas de Irán y Corea del Norte. Por su parte Hillary Clinton arremete en su plataforma electoral diciendo que «Debemos mantener la milicia más fuerte, mejor equipada y mejor entrenada en la historia del mundo…Creo en alianzas fuertes, relaciones transparentes con nuestros rivales y un compromiso firme con los valores que siempre han hecho a los Estados Unidos un país grandioso. Y creo con todo mi corazón que los Estados Unidos es un país excepcional. En las palabras de Lincoln, ‘la última y la mejor esperanza del mundo’. No somos un país que se esconde detrás de paredes. Lideramos con resolución y siempre triunfamos” Pero desde su lugar de mujer protectora, también propone cuidar a los veteranos proponiendo un plan de acceso a derechos básicos como a la salud y la educación.Pero como hemos visto repasando la historia, los soldados son y serán el último orejón del tarro para todos los gobiernos de Estados Unidos.

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Opiniones de Angela Davis, Noam Chomsky, Susan Sarandon, Michael Moore y Black Lives Matter

Los intelectuales con pensamiento crítico de Estados Unidos, los movimientos sociales como Black Lives Matter y algunas personalidades se han pronunciado antes las elecciones.

La actriz Susan Sarandon afirmó que ella «no vota con la vagina” y que no apoyará a Hillary Clinton y dijo: «El miedo a Donald Trump no es suficiente para que apoye a Clinton, con su historial de corrupción”. Ella votará al Partido Verde que lleva como candidata a Jill Stein. Por su parte el cineasta Michael Moore, que con anterioridad apoyaba a Sanders, se queda dándole el voto a Clinton y con un tono de derrota afirma que «Hillary es una halcón y está a la derecha de Obama, pero hay que estar activos”

Black Lives Matter (BLM), organización a nivel nacional que denuncia el abuso y el asesinato de personas negras por parte del aparato policial del Estado, tuvo que salir a decir que como movimiento no apoyan a ningún candidato al ver que uno de los activistas vinculados a BLM, DeRay Mckesson anunció que apoyaba a Hillary Clinton. Alicia Garza, una de las co fundadoras de BLM declaró que el colectivo ha mantenido una firme posición de no ofrecer respaldo a nivel presidencial ya que ningún candidato se ha comprometido lo suficiente con sus preocupaciones.

Pero en todos lados se cuecen habas, ya que Mckesson estuvo en una reunión con Hillary, donde él luego difundió que la candidata tiene una propuesta de revitalización económica de 125 millones de dólares para invertir en empleo para jóvenes, en el crecimiento de pequeñas empresas y para obtener la soñada propiedad privada. Como frutilla de la torta, Mckesson de manera pragmática dijo que va a ver qué pasa con Clinton porque con solo una retórica «simbólica» no se va a desmantelar los sistemas opresores del Estado. Con este accionar, este joven activista, ya se compró todos los números para ser la persona no querida dentro de Black Lives Matter.

Por su parte, Angela Davis, Profesora de La Universidad de California en Santa Cruz, escritora del libro Mujeres, Raza y Clase, y ex integrante la Las Panteras Negras, afirmó que no va a apoyar a ningún candidato. Años anteriores, ella tomó la decisión de apoyar a Barack Obama por ser el primer presidente negro, pero al poco tiempo se arrepintió. Sin embargo eso le costó varias críticas de los sectores de izquierda en Estados Unidos. Ahora ella lleva un planteo firme diciendo que hay que conformar un partido de base trabajadora que aborde todas las cuestiones relacionadas con el racismo, el sexismo, la homofobia, la transfobia y todo lo que está sucediendo en el mundo.

Noam Chomsky, filósofo, anarquista, lingüista y profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts hizo algunas reflexiones sobre la población estadounidense y explica que los sectores llamados «minoritarios” fueron golpeados duramente por la destrucción realizada por el gobierno de Bill Clinton del sistema del bienestar y de las reglas de encarcelamiento, pero que todavía tienden a apoyar a los demócratas de manera tibia, porque la alternativa es peor, y es por eso que toman una posición pragmática. Para él, los demócratas de hoy en día son como los republicanos moderados de antes. Es decir que, desde el neoliberalismo, se han corrido más a la derecha de lo que estaban. Por otro lado, de los republicanos piensa que ellos no pueden obtener votos diciendo que se les otorgará más poder y riqueza a los muy ricos y poderosos. Es por eso que se ven obligados a recurrir a sectores de la sociedad que quieren movilizarse por otros motivos como el conservadurismo social, el racismo, el no acceso al aborto, el nacionalismo, etc. Es así que su base social votante son los cristianos evangélicos, sectores de la clase obrera descontenta, blancos que se sienten sin sus privilegios, racistas y nacionalistas. Por eso alerta que «el partido republicano de hoy reúne las condiciones para convertirse en la organización más peligrosa de la historia de la humanidad”.

Hoy todo el mundo estará atento a quién será dirección de un imperio en decadencia que sigue siendo potencia.

Fuentes:

Identities.mic

Democracy Now

The guardian

BBC



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