14/10/2016

Formosa: «Hoy clama la sangre de nuestros abuelos»

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El lunes 10 de octubre se conmemoró el 69° Aniversario de la Masacre de La Bomba en la comunidad de Oñedie, sobre la ruta provincial N°28, en la localidad formoseña de Las Lomitas. El acto contó con la presencia de familiares, jóvenes y dirigentes del Pueblo Pilagá que volvieron a recordar públicamente el dolor por este genocidio. Por Agencia Periodística Timbó

Bartolo Fernández, Presidente del Consejo de Representantes de la Federación de Comunidades Indígenas del Pueblo Pilagá, en sus palabras alusivas, dijo: «Para nosotros es un dolor porque somos hijos de los sobrevivientes. Hoy estamos recordando el sufrimiento de nuestros ancianos, de nuestras madres y nuestros padres. Acá han derramado su sangre y acá quedaron los cadáveres de nuestros ancianos. Estamos reclamando esa sangre”.

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En el mismo sentido, Fernández afirmó: «Lamentablemente, en este país, esta masacre no es conocida. Pero seguimos luchando. No estamos criticando a nadie. No estamos largando malas palabras a ningún gobernante. Estamos reclamando, como corresponde. En esta tarde estamos acá recordando lo que sucedió en el año 47”.

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Por su parte, Cipriana Palomo Presidenta del Consejo de Mujeres de la Federación de Comunidades Indígenas del Pueblo Pilagá, resaltó: «Los ancianos que iniciaron e impulsaron el juicio y el reclamo de justicia por el genocidio del Pueblo Pilagá siempre se preguntaron y se preguntan qué pasó. Esta Organización sufrió mucho junto a los ancianos por falta de información de parte de los letrados que nos han representado. Pero hoy, las veintidós comunidades que forman parte de la Federación Pilagá, nos dan fuerza para seguir adelante con la búsqueda de justicia y con un proyecto de la ley para que se reconozca la Matanza de Rincón Bomba como un hecho visible, que debe ser reconocido y debe formar parte de la historia argentina en la Educación y en distintos ámbitos del Estado”.

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En los primeros días de octubre de 1947, en La Bomba, se reunieron centenares de pilagá para recibir la palabra de Luciano, un sanador de la comunidad con mucho poder. Hubo danzas, música y tambores, generándose así una gran celebración religiosa. En el aún pequeño pueblo de Las Lomitas, criollos y gendarmes observaban el evento con desconfianza y promulgaban su pronta disolución.

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El 10 de octubre, promediando las seis de la tarde, el Regimiento 18 de Gendarmería Nacional Las Lomitas, por orden del Ministerio del Interior, comenzó a disparar, fusilando así a quien se cruzara en el camino de las balas. Luego prosiguió la persecución por los montes durante días. Muchos niños, mujeres y ancianos murieron vencidos por el cansancio y la sed, acorralados por las tropas que patrullaban la zona. Los cuerpos no pudieron ser sepultados y continúan desaparecidos. Es desconocida aún la cantidad de asesinados.

El Gobierno de Juan Domingo Perón ocultó, silenció y desestimó los hechos. La mayor parte de la prensa de la época justificó y promovió los acontecimientos y luego calló. Los libros de historia nunca contaron la verdad. La justicia todavía sigue ausente. Los ancianos, hace años, comenzaron a hacer pública su palabra.
Durante el acto, Ángel Navarrete, Presidente del Consejo de Ancianos de la Federación de Comunidades Indígenas del Pueblo Pilagá, expresó: «Hoy estamos reclamando la matanza de nuestro abuelos. Estamos parados exactamente aquí, donde derramaron la sangre de nuestros antepasados. Hoy clama la sangre de nuestros abuelos. Aquí es el lugar donde fue derramada su sangre. Ahora es el momento de difundir en las radios, la televisión, los diarios y enseñarle a los chicos en la escuela qué fue la Masacre de La Bomba. Que sepan los chicos. Hoy estamos interpretando la verdad, el día inolvidable. Este es un día difícil de aceptar para los blancos”.

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Solano Caballero, anciano sobreviviente de la Masacre de La Bomba, pudo nuevamente brindar su testimonio, en su propio idioma. Revivió los hechos, el dolor y compartió con los jóvenes la historia de su Pueblo. A su vez, se destacó la participación de miembros de las comunidades Pilagá, estudiantes, directivos y cuerpo docente de la Escuela N° 442 de Ayo La Bomba y el Intendente local, Atilio Basualdo.

Valentín Suárez, cacique de la comunidad Qom de Riacho de Oro, se acercó al evento y remarcó: «Es muy importante destacar esta fecha. Visibilizar que nosotros somos Pueblos antes de la conformación del Estado y esta historia la tenemos que hacer revivir. No estamos ofendiendo a nadie. Todo lo que expresamos tiene sentido y tenemos el derecho de manifestar. Se han manipulado todos nuestros derechos. Ya nadie puede devolvernos la sangre de nuestros antepasados. Lo único que tiene que hacer el Estado es reparar todos los derechos humanos y tiene que entender que somos seres humanos”.
En el mismo sentido, Israel Alegre, histórico dirigente del Pueblo Qom, subrayó: «Hoy nos unimos en este recordatorio del 69° Aniversario de la Matanza al Pueblo Pilagá. Como Pueblos Originarios debemos estar unidos para exigirle al Estado argentino por este genocidio. No solamente ésta, sino hay muchas otras Matanzas. Desde la formación del Estado argentino en 1810 existe una deuda con los Pueblos Indígenas”.

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Entre los invitados al acto estuvieron Francisco Nazar, Vicario de los Pueblos Originarios de Formosa, Nora Cortiñas, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y Pablo Pimental, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza. Además, hubo una gran cantidad de adhesiones en apoyo a los reclamos de justicia y organizaciones sociales que se acercaron para acompañar al Pueblo Pilagá.

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Lucia Córdoba, nieta de Luciano Córdoba, realizó un breve relato de los hechos ocurridos en 1947 y finalizó con una reflexión: «Nosotros como jóvenes debemos apuntar a la educación, aunque nos cueste mucho por muchos motivos. Sabemos que no es fácil, es un desafío. La educación es la base de nuestra sociedad, para que se pueda mejorar. Como jóvenes debemos alcanzar esa meta”.
Alfonso Brinachi, joven referente de la comunidad de Pozo el Perdido, tuvo un espacio para manifestar los pensamientos de los jóvenes hijos y nietos de los sobrevivientes: «En este lugar sagrado cayeron lágrimas y sangre. Este es un día triste cuando recordamos lo sucedido. Acá fue derramada la sangre de nuestros bisabuelos, abuelos, abuelas, madres, padres, niños y niñas. Cuando fueron masacrados, fueron torturados, fueron violados y quemados sin causa alguna. Fueron perseguidos cruzando montes y ríos. El peligro estaba presente, luego de varios días fueron perdiendo a sus seres queridos en el camino por las heridas de armas, por el hambre y la sed. Por eso hoy en día seguimos reclamado a la justicia que el Estado Nacional reconozca el daño que causó al Pueblo Pilagá”.

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Por último, Pablo Cardozo, presidente de la comunidad de Oñedie, donde se realizó la conmemoración, recalcó: «Para mí este es un dolor muy grande. Pero veo, como nuevo, que este es un momento importante porque la gente nos apoya. Para nosotros este lugar es muy importante porque acá habitaban nuestros antepasados. Acá es donde fueron masacrados y tenemos que recuperar este territorio”.



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