31/08/2016

Mirta de Baravalle: «Siempre quise ser una madre digna de mi hija”

14102830_1288818824461476_9104378274399077168_o.jpgSe cumplieron 40 años de la desaparición de Ana María Baravalle. Familiares y militantes de organizaciones populares le rindieron un homenaje por su lucha en defensa de los derechos humanos. Su madre, Mirta Acuña de Baravalle, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, con emoción recordó a su hija y extendió el homenaje a la lucha de los 30 mil detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico-militar. Por Liliana Giambelluca para ANRed. Fotos: Olga Morales y Reinaldo Ortega.


Mirta Acuña de Baravalle llegó al Centro Cultural Pompeya en medio de un fuerte temporal de lluvia, viento y frío. Apenas ingresó, la militancia del espacio de educación popular «Pañuelos en Rebeldía”, que el sábado último organizó el homenaje a su hija Ana María Baravalle, se acercó a saludarla y a darle la bienvenida. A su paso, militantes de organismos defensores de los derechos humanos también le manifestaban su afecto mientras se dirigía hacia un panel que contenía fotos, cartas y poemas de Ana.

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Ana estudiaba sociología, tenía 28 años de edad y un embarazo de cinco meses, cuando en la madrugada del 27 de agosto de 1976 los denominados «grupos de tareas” del Ejército, fuertemente armados, irrumpieron en su vivienda y se la llevaron por la fuerza junto a su esposo, Julio César Galizzi. Todos continúan desaparecidos.

Mirta se detuvo a mirar cada foto. Su rostro se iluminaba mientras recordaba esos momentos de su hija: de niña, con sus amigas en un cumpleaños; en el jardín de infantes; en la escuela, con sus compañeras y la maestra; bailando danzas clásicas durante una etapa y españolas en otra. Cada foto tenía su anécdota. Cada recuerdo la acercaba a esa hija que defendía sus convicciones y le dolían las injusticias que comenzó a percibir desde temprana edad.

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«No puede existir la alegría absoluta cuando sientes y sabes que los ojos del niño ya tienen la tristeza del hombre porque otros así lo quisieron, porque no lo dejaron elegir. Quebraron sus alas desde el vientre, y mucho antes de él, desde la historia”.

Mientras la lluvia torrencial golpeaba el techo de chapa del enorme galpón donde se realizó el encuentro, un video comenzó a mostrar más fotos de Ana. Las imágenes se acompañaron con la lectura -por parte de la locutora y periodista Liliana Daunes- de una bella carta que la joven le escribió a su madre en 1972. Una carta que nunca le entregó pero que, ordenando papeles, Mirta encontró dos años más tarde de la desaparición de su hija.

«Sí, tú estarás siempre aunque yo esté lejos. Tu vida está en mi vida. («¦) Nunca sufras por mí. Piensa que nada ni nadie logrará derrumbarme. Es cierto, puedo ser junco al que quiebren los hombres, pero estoy bebiendo, insaciable, para poder calmar, aunque sea un poco, esa sed tremenda de los que sufren”.

«Di a conocer esta carta de Ana porque me pareció que era el mensaje de esa generación de luchadores que sentían y pensaban lo mismo que ella. Todos tenían la necesidad de cambiar el mundo”, dijo Mirta de Baravalle, con su voz suave y la dulzura que la caracteriza.

Recordó que «cuando comencé a hablar con otras madres de sus hijos, me di cuenta que todos tenían los ideales de Ana”. En honor a esos ideales, sostuvo que «siempre quise ser una madre digna de mi hija”.

Luego agradeció «de corazón este homenaje a mi hija y a Julio César, pero pensemos que también estamos homenajeando a los 30 mil detenidos-desaparecidos. Presentes, hoy y siempre”.

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Nora de Cortiñas: «Tenemos que seguir luchando como el primer día”

Nora de Cortiñas destacó que el mensaje que plasmó Ana en su carta «es la herencia que recibió de Mirta”, porque «son los hijos quienes nos devuelven nuestra herencia”. Resaltó que «Mirta es tierna pero indestructible. Es firme, no da un paso al costado ni atrás, tiene una idea y la cumple. Nos conocemos hace 38 años y ella siempre fue igual”.

Afirmó que «la historia de nuestros hijos son nuestra fortaleza” y «aunque pasaron 40 años, tenemos que seguir luchando como el primer día”. Y con la voz quebrada, finalizó: «Así que te voy a acompañar toda la vida, Mirta”.

Elia Espen (Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora) no pudo participar del homenaje por el fuerte temporal climático de esa tarde, pero envió sus saludos a Mirta, su compañera de lucha.

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Memoria, verdad y justicia

En la madrugada del 27 de agosto de 1976, a cinco meses de instaurado el terrorismo de Estado más brutal que se vivió en la Argentina (1976-1983), los denominados «grupos de tareas” del Ejército irrumpieron violentamente en la vivienda de la joven Ana María Baravalle. Luego de saquear la casa, se la llevaron junto a su compañero, Julio César Galizzi.

Ana cursaba un embarazo de cinco meses al momento de su desaparición. Años más tarde, un sobreviviente de un campo de concentración le informó a Mirta que el bebé nació en cautiverio el 12 de enero de 1977. Hasta el día de hoy, nada se sabe de ellos.

Mirta Acuña de Baravalle, fundadora de Madres de Plaza de Mayo y co-fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, con sus 91 años de edad, todos los jueves, sin importar las condiciones climáticas, con otras Madres realiza la ronda en la histórica Plaza porque aún continúa con la búsqueda de su nieto/a, pide la apertura de los archivos de la dictadura cívico-militar y milita por la memoria, la verdad y la justicia de los 30 mil detenidos-desaparecidos.



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