24/08/2016

Del gatillo fácil a la desaparición del cuerpo

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Los familiares del joven Darián Barzábal, fusilado por efectivos de la Comisaria 3ra de Los Hornos en enero de 2007, denunciaron que las autoridades del Cementerio Municipal arrojaron los restos del joven al Osario General sin consultar a la familia. La burocracia estatal terminó por desaparecer a quien primero le quitaron la vida con su aparato represivo. Por Colectivo Contra el Gatillo Fácil


La familia de Darián Barzábal visitaba asiduamente su tumba en el Cementerio de La Plata, ubicada en la sección 38, tablón L, sepultura 24. Lo hacían sobre todo cercano a los días 10 de cada mes, porque coincide con la fecha de su asesinato. El de 10 Enero de 2007 el joven, de 17 años, fue fusilado esposado dentro de un móvil de la Comisaría 3ra de Los Hornos tras haber sido detenido por un supuesto robo. Como coartada, los policías le sembraron un revólver y dijeron que el disparo se había producido «por accidente”. Una semana después del hecho, un informe de la Dirección de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad bonaerense hizo desmoronar la versión policial. Confirmó que la pistola calibre 32 plantada en la parte trasera del móvil había sido incautada 4 meses antes del hecho por los mismos efectivos de la 3ra en otro operativo. Las pericias indicaron que el arma homicida era una 9 milímetros y que fue apoyada en la cabeza de Darián.

El pasado 8 de agosto un integrante de la familia fue a la tumba y encontró que el lugar había sido modificado. Dos días más tarde fueron a reclamar a la administración y una empleada les informó que había sido pasado al Osario General, esto es a una fosa común donde se depositan los restos que nadie reclama. Entonces pidieron hablar con la encargada, y apareció la Jefa de la División Administración, Liquidación y Trámites del Cementerio, Adriana Edith Sciammaro. Muy resuelta trató de explicar el mecanismo de gestión de los cuerpos y ante el reclamo de la familia de que no podían hacer cualquier cosa con los restos les terminó diciendo «Bueno, precisábamos el lugar”.

Con mucha bronca y desesperación, los familiares consultaron a los trabajadores del Cementerio sobre cuál es la modalidad cuando se exhuma un cuerpo, y supieron que generalmente los restos van a un depósito al menos por 2 años, hasta que, sólo si nadie los reclama, van al Osario General. La familia asegura que alrededor del 10 de julio no habían detectado modificaciones y que en ningún momento fueron notificados de ninguna medida de urgencia.

La democracia sigue desapareciendo a los pibes de los barrios humildes y haciéndolos pasar por toda una estructura burocrática para encubrir los crímenes de Estado. Tal es el caso de Luciano Arruga, que tras ser detenido y torturado en un destacamento policial de La Matanza, su cuerpo apareció atropellado en la autopista General Paz, a pocas cuadras del destacamento. Luego fue llevado al Hospital Santojanni en CABA, operado y fallecido. Finalmente fue enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita. Su familia nunca fue notificada de nada y pudo desandar toda esa trama casi 6 años después de la desaparición de Luciano.

En el caso de Darián vuelve a quedar expuesto el desprecio por la memoria de los asesinados por el Estado. En la instrucción de la causa por el asesinato de Darián, a cargo del juez Néstor de Aspro, el sargento Christian Gutiérrez declaró que ‘el conducía el patrullero y que luego de que le dispararan al chico recibió la orden de volver a la comisaría en vez de ir a un hospital. Una vez allí, el teniente 1º Iván Martínez, jefe de guardia, habría dicho: «Vamos a plantar un perrito», en referencia al revólver. Gutiérrez reconoció que las esposas fueron lavadas y entregadas al subteniente Luis Manuel Doratto, de la Comisaría 4ta. Según Gutiérrez el titular de la seccional, Eduardo Zaffino, ordenó ir a buscar testigos y, al regresar, les hizo observar en el patrullero manchas de sangre y el arma, «plantada» para simular que el chico había intentado rebelarse.

Ante la cruda evidencia del crimen, los policías fueron a juicio. En Abril de 2010 el sargento Santiago Regalía fue condenado a prisión perpetua por homicidio calificado como autor del disparo. El Comisario Zaffino y el chofer Gutiérrez la sacaron barata, recibieron 3 años en suspenso por encubrimiento agravado, y el teniente Martínez recibió 5 años de prisión por proporcionar el arma sembrada.

Pero además, el caso destapó otra modalidad de la sede policial de Los Hornos: demorar a los chicos del barrio, por averiguación de antecedentes o con cualquier excusa, y ponerlos a robar para ellos. Esta modalidad, encabezada por Regalía, nunca fue investigada.

El Comisario Zaffino siempre hizo gala de su pertenencia a la bonaerense. En septiembre de 2006 había encabezado los primeros rastrillajes en el caso por la segunda desaparición de Jorge Julio Lopez, realizados en la localidad de Atalaya. Zaffino envió a 2 de sus mejores muchachos que con total impericia, en un auto sin identificación y con ropas de civil, desperdiciaron los primeros momentos de la investigación, que suelen ser claves en los casos de desaparición forzada.

Después de ser una víctima más de la represión de Estado, a Darián lo terminan de desaparecer con modalidades burocráticas. Muy difícilmente su familia pueda volver a tener donde ir a recordarlo.

La modalidad impune de gestión de los cuerpos por las instancias forenses del Estado no son patrimonio exclusivo de las condiciones excepcionales de un gobierno de facto, porque en una sociedad cuyos poderes pretenden avanzar a razón de grandes tragedias para las mayorías, muchas de esas estructuras burocráticas pergeñadas hace 40 años entre médicos, policías, tecnócratas e integrantes de la justicia continúan funcionando de la misma manera hasta hoy. De hecho la morgue policial del Cementerio de La Plata lleva el nombre de Roberto Ciafardo, director del área forense de la Policía Bonaerense durante la última dictadura, y como tal responsable del último eslabón de la cadena con que se encubrían los asesinatos y desapariciones del Terrorismo de Estado como «muerte natural” o por ‘paro cardio respiratorio”.

COLECTIVO CONTRA EL GATILLO FACIL

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