A puerta cerrada o el otro como celda
Los días domingo a las 19 y a las 21 horas en la Mansión Boero, el ojo del espectador se vuelve martillo de juzgamiento. En el infierno, en una habitación cerrada con llave, la soledad es el sueño y la pesadilla, al menos en apariencia, la presencia de los otros. En esta nota se hace un breve sobrevuelo sobre la reciente puesta en escena argentina de la atemporal obra cumbre de Jean-Paul Sartre «A puerta cerrada”, que invita al público a ser testigos de tres celdas en un mismo cuarto: tres personas vueltas verdugos, tres destinos unidos por diferentes crímenes. Por Yamila Belén Martínez Pandiani para ANRed
En la visión de Jean-Paul Sartre la mirada, instrumento a partir del cual construimos el mundo y nos construimos en él, es el infierno. En este sentido, la forma en la que el otro nos percibe es fundamental, y eso es lo que hace de esta obra, publicada originalmente en el año 1944, una obra atemporal. Como parte de una sociedad juzgamos, con o sin verdadero conocimiento de causa, a los otros, nuestro bien más preciado parece ser, por momentos al menos, la apariencia y el mayor terror que albergamos es el mostrarnos de forma genuina, desnudos a los ojos de los otros.
Mediante un guión cuidado, adaptado con fidelidad y esmero del original, un vestuario y una ambientación soñados «“especiales para el lector exigente de Sartre- se nos abre la posibilidad de ver en escena cuán lejos estamos de los tiempos del castigo corporal y que sin embargo nuestra mente primitiva sigue esperándolo: se nos enseña en esta obra que, por el contrario, no hay mayor infierno que la palabra del otro, no hay verdugo esperando, en los tiempos de hoy el único verdugo es el lenguaje.
Encontrarse a partir de los ojos del otro, en un infierno que adrede no contempla la existencia de los espejos, mortifica, desgarra. En esta obra dirigida por Jimena Del Pozo Peñalva, 16 personas entran a una habitación cerrada, se colocan máscaras y observan. El poder de las miradas, la facilidad que proporciona la máscara al espectador para juzgar sin ser juzgado, es ideal para entender como el infierno es el otro verdaderamente, para tomar conciencia acerca de cómo nos movemos por el mundo portando máscaras, pensando al otro y pensándonos en un mismo movimiento. Cuando se llega a una obra como la de Sartre hay puerta de entrada pero no de salida y esta representación de este grupo humano hace justicia al original sobre el cual trabaja.
«No está usted solo y no tiene el derecho de infligirme el espectáculo de su miedo” dirá Inés, uno de los personajes de esta gran obra: sentir al otro hasta en los huesos, que su silencio sea ruido y castigo eterno nos lleva incluso a preguntarnos: ¿es el otro verdugo verdaderamente? Se puede intentar cerrar los ojos, pero aún seguirá estando allí ese otro, recordándonos quienes somos, dónde estuvimos y dónde estamos por nuestros actos. En definitiva, ¿qué es peor castigo: ser observado o no serlo en lo absoluto? El otro es veneno pero también es antídoto. «L’enfer, c’est les autres” escribió Sartre y no podría haber encontrando palabras más exactas: del lado de adentro de la puerta cerrada que es el mundo, los demás nos obligan a enfrentarnos nada mas y nada menos que con nosotros mismos y nuestros demonios. «A puerta cerrada” es sin dudas una de esas obras para seguir pensando, el acceso, quizás, al mayor de los espectáculos y la mayor de las celdas: el propio pensamiento.
Ficha técnico artística
Actúan: Nicolás Deppetre, Tulio Gómez Álzaga, Graciana Urbani, Jimena Del Pozo Peñalva
Vestuario: La Polilla
Asistencia de dirección: Milagros Acosta
Colaboración artística: Fernando Rodil
Dirección: Jimena Del Pozo Peñalva
Contacto:
https://www.facebook.com/apuertacerrada2016/?hc_ref=SEARCH&fref=nf
Reservas:
Jimena del Pozo Peñalva reservas.apuertacerrada@gmail.com
http://www.alternativateatral.com/obra40515-a-puerta-cerrada
Para más información:
https://www.facebook.com/pages/A-puerta-cerrada/106183816079292?fref=ts