24/11/2006

Pensar la economía desde la izquierda

logo_edi.jpgEl sábado 18 se realizó en el Centro Cultural de la Cooperación el Taller de Economía a cargo del grupo Economistas de Izquierda (EDI) en el cual se comenzaron a debatir las principales características de la situación económica mundial y la coyuntura argentina en particular.


Las características de la actual etapa del capitalismo, el análisis del crecimiento de los «nuevos motores de la economía mundial» y el aparente -y discutido- agotamiento de una etapa de la economía fueron los principales puntos del comienzo del debate. El encuentro, que ocupó gran parte del sábado, se caracterizó por la claridad de las exposiciones, trece en total, incluso para las personas que no eran especialistas en el tema. No obstante, abundaron en datos y profundidad, además de abarcar gran parte de las problemáticas que pretendía el taller.

Los temas principales

Sobre el estado del capitalismo mundial y su correlato con la situación argentina, expusieron los economistas Rolando Astarita, Julio Gambina, Eduardo Lucita y Adrián Piva. En esta etapa primaron las referencias a China y la discusión sobre la salida de la crisis que está atravesando EEUU.

Posteriormente Claudio Katz, Fabián D’Amico, Andrés Méndez, Mariano Féliz y Alberto Bonnet intentaron articular los aspectos más generales relacionados con la economía global, desarrollados en la primera etapa, con la coyuntura argentina. De esta manera, pudo echarse luz sobre la relación entre el superávit que defiende la actual gestión con las limitaciones que encuentra el crecimiento actual. También pudo desmenuzarse la estructura de dicho superávit, el sobrevalorado (aunque débil) superávit de la balanza comercial y el cuello de botella de la producción.

Uno de los puntos más destacados, y que ocupó gran parte del debate que generaron las ponencias, fue la estimación que cada uno tenía sobre la incidencia de la puja salarial (y el «techo» que pretende sostener el gobierno) en la economía. Básicamente porque hasta los números oficiales, leídos con rigurosidad, dan cuenta que el poder adquisitivo real de los asalariados se encuentra aún por debajo que al comienzo de la crisis, mientras que los márgenes de rentabilidad de las empresas se incrementaron exponencialmente. En ese sentido, hubo coincidencia en señalar el «éxito» de la devaluación y las estrategias de control y precios que llevaron adelante los últimos gobiernos, a fin de garantizar el rédito a los sectores empresariales a los que se alió el kirchnerismo.

Cambia»¦ ¿algo cambia?

¿Ruptura o continuidad? Tres años y medio han pasado desde que Néstor Kirchner se instaló en la Casa Rosada y casi media década desde el fin de año que parecía que iba a enterrar -al menos- al modelo económico que dominó a la Argentina y buena parte del mundo por treinta años. Se habló del «fin del modelo» y se muestran casi diariamente índices que parecen señalar un nuevo camino.

Sin embargo las exposiciones de Guillermo Gigliani, Javier Rodríguez, Cecilia Nahón y Pablo Lavarello buscaron describir la estructura económica actual, donde se analizaron la matriz exportadora, basada en el mercado de granos -básicamente de soja-, la estructura de ganancia y la relación capital trabajo, y la relación con el tipo de cambio que, según el gobierno, es una suerte de «garante» del crecimiento y la industrialización.

Las ponencias argumentaron en sentido opuesto al discurso oficial y al de los medios de comunicación, incluidos los opositores acérrimos. Las modificaciones, insistieron, no dan cuenta sin embargo de un problema «de discurso» sino de cambios en la estructura económica que dan cuenta de nuevos modelos de disciplinamiento a la clase trabajadora y que se mostraron efectivas para revertir la crisis del sector empresarial a partir del estancamiento de finales de la década pasada. La inflación, además de afectar más a los sectores populares, dista mucho de ser producto de los aumentos salariales.

La cuarta opción

Gráficamente, Claudio Katz se refirió en su exposición sobre los cuatro modelos posibles de economistas en los que se pueden encasillar a los profesionales de esa especialidad.

Por un lado están los neoclásicos, que mantienen la ortodoxia y proponen las mismas recetas de las décadas pasadas. Un segundo grupo está integrado por los Neodesarrollistas, rara especie que surgió luego de la crisis y que propone un modelo con leves cambios en la estructura económica general pero basada en la hoy ya desprestigiada «teoría del derrame». Un tercer grupo puede caracterizarse como distribucionista y confía en que pueda consolidarse un modelo que plantee una nueva forma de distribución en el marco de un modelo capitalista. Y existe un cuarto grupo, con horizonte en el socialismo, que piensa en un nuevo modelo de sociedad.

Los presentes, que se reconocen en ese cuarto grupo, se llevaron los aportes del debate para complementar sus ponencias en vista del anuario que el EDI lanzará a principios de 2007, pensando en enriquecer el debate y aportar al movimiento social que se orienta a ese cambio.



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