09/08/2016

Unidad 1 de Olmos: la estrella de la muerte

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Narciso Gastón Ayala tenía 36 años y estaba detenido desde abril, acusado de un robo. Desde 2009 padecía epilepsia postraumática. Falleció el lunes pasado en una cárcel bonaerense como producto de una fuerte golpiza. La noticia pasó inadvertida en un recuadro de un diario local, donde las propias versiones oficiales admitían que Ayala estaba con vida cuando agentes penitenciarios «lo redujeron” y lo presentaron ante el director del penal, Rafael Herrera. Las mismas versiones indicaron que falleció «antes de llegar” a Sanidad de la Unidad 1 de Lisandro Olmos. Por Indymedia.


«¿Nunca sentiste que Olmos es la estrella de la muerte?”
Relato de un detenido, refiriéndose a las condiciones de detención
evoca la arquitectura de la Unidad
(citado en Castigar y gobernar. Hacia una sociología de la cárcel…
Alicia Daroqui»¦ [et. al.], CABA, CPM y GESPyDH, 2014)

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El lunes pasado un llamado telefónico alertó de lo sucedido: Narciso Gastón Ayala había sido asesinado dentro de la Unidad 1 de Olmos. Estaba detenido desde el 5 de abril acusado de un robo. Versiones oficiales argumentaron que Ayala había tenido «un brote psicótico” que lo había llevado a golpearse «contra las escaleras y las paredes”, que luego de esto habría empezado a «convulsionar”, por lo que otros detenidos habrían intentado trasladarlo a la Unidad Sanitaria del penal dentro de una manta.

En el diario local que dio a conocer el hecho se indicó que, también según versiones oficiales, Ayala (que ya estaba convulsionando y, se suponía, ya había tenido un «brote” que lo había llevado a golpearse contra paredes y escaleras) en el medio de los episodios convulsivos salió de la manta y comenzó a agredir a otros detenidos. Como consecuencia de una lesión cerebral traumática, desde el año 2009 Ayala presentaba episodios convulsivos, por lo que tenía indicada medicación para el tratamiento de epilepsia.

Las mismas fuentes admitieron que luego de esto agentes penitenciarios «lo redujeron” y lo «llevaron a hablar con el director del penal, Rafael Herrera”. Agregaron que «lejos de calmarse, lo agredió y mordió”, por lo cual decidieron derivarlo a la Unidad Sanitaria del establecimiento penitenciario. Misteriosamente Ayala murió antes de llegar a Sanidad.

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La impunidad garantizada

El relato brindado por fuentes oficiales no convenció a la fiscalía penal en turno. Ayala estaba muy golpeado. Hasta el momento en que se dio a conocer el hecho sólo se le estaba tomando declaración al personal penitenciario, en una investigación orientada bajo la hipótesis del «homicidio en riña”. Sin embargo, según las propias versiones oficiales, Ayala se encontraba con vida al momento de ser llevado por personal penitenciario ante el director del penal.

El Departamento Judicial La Plata es uno de los que cuenta con mayor cantidad de causas radicadas por muertes en unidades penitenciarias provinciales. En las causas por homicidio en las que se alega como motivo «peleas entre detenidos», no figuran como imputados ningún funcionario ni agente penitenciario, ya que las instrucciones de las fiscalías no indagan sobre su responsabilidad.

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Unidad 1 de Olmos: la estrella de la muerte

La Unidad Nº 1 de Olmos es una cárcel emblemática del Servicio Penitenciario Bonaerense, ubicada en Av. 197 y 52 en la localidad de Lisandro Olmos (partido de La Plata). Inaugurada en 1939 es uno de los penales provinciales de Régimen Cerrado-Máxima Seguridad con mayor población carcelaria. El último «cupo” informado es de 1.800 presos, pero hoy tiene una población de más de 2.600. Es también el penal que encabeza las estadísticas de muertes por la cárcel.

Pese a que el Estado provincial limita el acceso a datos sobre las muertes dentro de las cárceles, la información oficial suministrada ubica a la Unidad 1 de Olmos como el penal con mayor porcentaje de fallecimientos. Según los últimos informes publicados por la Comisión Provincial por la Memoria en base a información oficial entrecruzada con información del Comité contra la Tortura, en sólo tres años (2012 a 2014) fallecieron 47 personas en la Unidad 1.

Durante el año 2012 en cuatro de los penales del Complejo La Plata (Unidad 1 de Olmos, Unidad 22 de Olmos «“Hospital-, Unidad 34 de Melchor Romero «“psiquiátrica- y Unidad 9 de La Plata) se registraron el 40% del total de muertes dentro de las cárceles provinciales. En los años 2013 y 2014 registraron entre el 25% y el 30%. En todos los años la Unidad 1 de Olmos encabezó las estadísticas de muertes por la cárcel.

A comienzos del mes pasado la Comisión Provincial por la Memoria realizó una inspección en la Unidad 1 de Olmos, encabezada por el Presidente del organismo y premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel quien denunció «el castigo de las condiciones de encierro» en el penal que representan tortura y las más terribles vejaciones. Durante la inspección, realizada de manera conjunta con la PROCUVIN y dirigida por los fiscales federales Miguel Palazzani y José Nebbia, se constató como elementos centrales la falta de acceso a la salud, la escasa y deficiente alimentación, las deplorables condiciones edilicias y torturas. Ese mismo día, la CPM y la PROCUVIN hicieron una denuncia penal contra las autoridades responsables de la unidad.

A mediados del mes pasado la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia por muertes evitables en las cárceles bonaerenses, a partir de inspecciones realizadas en las cárceles 1 y 22 de Olmos y la 17 de Urdampilleta. Hacia la misma fecha se conoció un informe de la ONU en el que acusa al Estado argentino de incurrir en permanentes violaciones a los derechos humanos, entre las que se mencionan las que tienen lugar dentro del sistema penitenciario. «»¦Le preocupa al Comité informes que dan cuenta de requisas vejatorias, alta tasa de violencia entre los detenidos, particularmente en la provincia de Buenos Aires, traslados forzosos y el recurrente uso de la reclusión en régimen de aislamiento como método de castigo»¦”, detalló el informe.

Ni las denuncias reiteradas a lo largo de los años ni los informes de organismos internacionales (mucho menos el dolor de las víctimas y sus familias) han llevado a que la justicia deje de ser un engranaje más del sistema de la crueldad. Frente a todas las denuncias, el Poder Judicial sigue eligiendo garantizar la impunidad ante hechos aberrantes y convalidar la tortura sistemática dentro de las cárceles.

La semana pasada ese sistema de la crueldad se cobró una vida más.



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