14/11/2006

«Causa Legislatura»: fueron absueltos doce de los luchadores sociales

4tapa.jpgAyer se conoció el fallo dictado por el Tribunal Oral 17 que sentenció a Carlos Scaramella a un año y 10 meses por daño agravado y le unificó la pena a dos y medio debido a una condena anterior. En tanto, César Gerez fue penado a un año de prisión condicional. Los restantes 12 acusados fueron absueltos. Fotos: Gisela – Sub Cooperativa de Fotógrafos.


Las últimas palabras

En el último día de juicio y antes de darse a conocer el veredicto, a los procesados por la Causa Legislatura les fue permitido enunciar unas palabras. Así, las voces reclamando Justicia fueron escuchadas en el recinto de los Tribunales de Comodoro Py.

Jorge Nievas recordó que la otitis crónica que padece, se debe a «la tortura e impunidad con la que se manejó el personal de la Comisaría Nº 49, a cargo del inspector Ariel Romano» tras explicar que recibió todo tipo de maltratos. Requerido sobre este proceso en particular, Nieva concluyó: «con nosotros se cometió un crimen, violaron nuestros derechos y garantías constitucionales. Pero el pueblo va a seguir marchando cuando vean vulnerados sus derechos. Reitero mi inocencia y espero que se haga justicia, que haya funcionarios más transparentes».

Por su parte, Carmen Ifrán leyó una carta en una encendida defensa del derecho a manifestarse. (Ver debajo «Palabras de Carmen Ifrán»)

A su turno Marcela Sanagua pidió que se haga justicia no sólo por ella, sino por sus hijos, uno de 1 año y medio, y otro de 10. Al momento de ser detenida el bebé todavía era amamantado por Marcela.

Margarita Meira al tomar la palabra exigió que
el fiscal le pida disculpas a ella y a su familia. «El primer daño grande fue que mi hijo dejara la facultad, por no creer en un sistema judicial realmente justo, y el segundo es que la policía que mató a mi hija, aún sigue suelta», expresó Meira.

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El fallo

Luego del receso, a las 17, se procedió a la lectura de la sentencia. Por el cargo de «daños calificados» fueron hallados culpables Gustavo Daniel Scaramella, sentenciado a 1 año y 10 meses; y César Jerez con 1 año de prisión. En tanto por los cargos de «privación ilegitima de la libertad agravada», «coaccion agravada» y «daños calificados», fueron absueltos Margarita Meira, Carlos Hernán Santamaría, Eduardo Marcelo Ruiz, Jorge Antonio Nieva, Eduardo Héctor Suriano, Pablo Martín Amitrano, Maria del Carmen Ifran Ferreira, Héctor Eduardo Gómez, Marcela Rosana Sanagua, Aníbal Jesús Fortuni Calderón, Adolfo Rafael Sánchez y Antonio Medina

Los 14 procesados por los destrozos en la Legislatura porteña, entre ellos vendedores ambulantes y mujeres en situación de prostitución, llegaron excarcelados al proceso oral, aunque todos pasaron 14 meses detenidos con prisión preventiva por orden de la jueza en lo criminal de instrucción Silvia Ramond.

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Este proceso judicial tuvo su origen el 16 de julio de 2004 cuando efectivos policiales detuvieron a quince personas luego de una movilización en rechazo al Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires (sancionado en septiembre de ese año). Recuperaron la libertad catorce meses después, tras la modificación de la carátula de la causa penal que pasó de «coacción agravada» a «perturbación de los poderes públicos», figura que permitió la excarcelación.
El fiscal Juan José Ghirimoldi pidió tres años de prisión en suspenso para los procesados en calidad de partícipes necesarios por daño agravado, y una absolución.

Al presentar sus alegatos, los abogados de los ex detenidos cuestionaron las detenciones irregulares y la falsedad de las acusaciones. En este sentido, cabe destacar que los arrestos se habían producido bajo una serie de anomalías: ocurrieron cuatro horas después de finalizada la marcha en plataformas y estaciones del subterráneo y los traslados se realizaron en vehículos no identificados (policía civil). Se les imputó «coacción agravada» y «privación ilegítima de la libertad»; sin embargo, no hubo «coacción agravada» ya que no había quórum para sesionar, así como tampoco «privación ilegitima de la libertad» debido a que la orden de Santiago de Estrada, vicepresidente de la Legislatura y ex funcionario de la última dictadura militar, fue cerrar las 13 puertas del edificio. También en la causa se consideró como prueba suficiente que «se acredita su presencia en el lugar de los hechos».

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Palabras de Carmen Ifrán antes de escuchar el veredicto

«Señores Jueces y Juezas de este tribunal:

Después de escuchar atentamente todo lo que se dijo en este juicio oral. Después de asistir con mucho respeto y mucha paciencia a las largas sesiones, en las que desfilaron entre otros, los policías que me detuvieron, mintiendo como lo demostró nuestra defensa, con la seguridad que esas mentiras y el sufrimiento que nos ocasionaron quedarían impunes.

Llego a este momento más confundida todavía de lo que estaba cuando me detuvieron.
Quien puede explicarme él porque de haber sido acusada de delitos tan graves como:
privación ilegítima de la libertad y coacción agravada
Acusación que si no hubiese tenido consecuencias tan graves, para cualquier persona que simplemente me vea, solo podría ser interpretada como un chiste… y de mal gusto.

Acusación tan manifiestamente ridícula que ni siquiera el fiscal Glidimoldi pudo sostener.

Pero cuyas consecuencias no fueron graciosas, por su causa sufrí golpes, cárcel durante 14 meses y el mal trato y las humillaciones que por mas que se cuenten, solo pueden ser comprendidas por quienes alguna vez pasaron por una situación similar.

Me pregunto quien puede explicarles a mi hijo y a mi nieto, ¿por qué no pude estar a su lado durante ese tiempoí»¼

¿por qué no pude asistir a sus fiestas de cumpleañosí»¼

¿por qué no pude compartir con ellos la navidad, y las fiestas escolaresí»¼

En fin, porque durante 14 meses me encerraron como a un animal peligroso, … o peor.

Me pregunto también

¿por qué nadie escuchaba nuestras razones?

¿por qué nadie atendía nuestros reclamos?

¿por qué fui tratada por los medios como una criminal peligrosa?

¿por qué nadie se daba cuenta de la irracionalidad de los cargos que nos levantaron?

Aún hoy no sé cuál fue mi delito.

Sé que soy una mujer simple, sé también que no conozco de leyes y sus laberintos, pero sé también que para darse cuenta que se comete un delito no debería ser necesario ser abogado.

Quisiera que alguien me pudiese explicar cual fue mi delito. Desde el primer día de mi detención sostuve la misma verdad.

El 16 de julio fui a la legislatura junto a mis compañeras para decir NO al Código Contravencional que nos querían imponer.

Somos prostitutas y nos oponíamos a que vuelvan los edictos policiales, con los que nos persiguieron durante mas de 30 años, especialmente durante la última dictadura militar.

Ese Código permitía que nos aplicasen 21 días de arresto y eran origen de distintos y sistemáticos abusos policiales que iban desde pagar coimas y obligarnos a tener sexo con ellos hasta arrestarnos arbitrariamente y si llegaba una apelación, darnos golpes con trapos mojados y aplicarnos cables de electricidad.

Fui a manifestarme a la legislatura para que no vuelvan a repetirse esas situaciones, pensando no solo en mi, que ya llevo unos cuantos inviernos encima, sino en mis compañeras más jóvenes, para que no pasaran por lo que pasé yo.

Fui a la Legislatura a defender las conquistas que con mis compañeras hemos logrado mediante la organización y las luchas en defensa de nuestros derechos.
NO fui con la intención de dañar a nadie y jamás imaginé que en esa marcha podía haber violencia.

No lastimé a nadie.

No rompí nada.

Sí fui con la intención de protestar ante lo que consideré injusto.

Es cierto que me manifesté, es cierto que canté consignas a favor de lo que aún hoy, sigo creyendo que es justo.

Nunca pensé que por defender mis derechos terminaría encarcelada.

Hoy me doy cuenta que estaba equivocada, Por defender mis derechos sufrí 14 meses de prisión.

Quizás estos 14 meses no fueron contra mi sola, sino contra todos los pobres, los débiles, los excluidos, los indefensos, que intentan defender sus derechos.

Creo que se cometió una tremenda injusticia, pero además una arbitrariedad sin disculpas. NO HAY UNA SOLA PRUEBA QUE RESPALDE LAS ACUSACIONES.

Me pregunto si el fiscal va a acompañar a mi nietito a la escuela y les explicara a sus maestros, a sus compañeros y a sus padres, que en realidad yo – su abuelita – no soy un peligro para nadie.

Me pregunto si los Policías que mintieron, acompañarán a mi nieto con sus compañeros de fútbol y les explicarán lo mismo.

Me pregunto quien podrá reparar los daños síquicos, económicos y morales que sufrió mi familia durante esos 14 meses. Solo quien tuvo que ingresar a una cárcel a visitar a alguien preso, quien tuvo que explicarle a un chico que la abuela no puede venir a su cumpleaños porque esta presa, puede tener idea de lo que se trata.

Me pregunto también, si los medios le informarán a la gente, con la misma cantidad de espacio y títulos catástrofe que yo, en realidad, no rompí nada, ni le pegue a nadie y que no soy una delincuente peligrosa.
No puedo dejar de preguntarme, si el fiscal que fabrico la acusación mediante la cual fui injustamente a la cárcel durante 14 meses, será acusado de privación ilegítima de la libertad y coacción agravada.
Igualmente, su conciencia y nuestro sufrimiento lo acompañaran por siempre.

Quiero también decirles que, desde que fui dejada en libertad, sufrí varias veces el acoso policial en la calle, es la inevitable consecuencia de este proceso en el que los testigos de la fiscalía son Policías; y que tendrá necesariamente consecuencias para quienes sobrevivimos penosamente en las calles.

Señores Jueces y Juezas de este tribunal:

Mi absolución será finalmente un acto de justicia, después de muchas injusticias, ayudará también a que no se criminalice a la gente pobre, indefensa, por el solo hecho de protestar; o para que a los que comenzamos a reconocer nuestros derechos e intentamos defenderlos, tengamos un mínimo de seguridad que no nos armen causas y nos encarcelen.

Ruego que este Tribunal sea guiado por la mano de Dios. Que entre tanta injusticia haga justicia. Me declaro inocente.»

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