09/11/2006

Elecciones en la Central de Trabajadores Argentinos

berni_desocupacion.bmp La CTA elige hoy, 9 de noviembre, su conducción a nivel nacional. Hugo Yasky es el candidato del oficialismo, la síntesis que pretende hacer compatibles intereses sociales y políticos confrontados. Mientras la oposición se reunió en dos listas: una en la que se agrupan los partidos de izquierda y sus dirigentes gremiales, y la otra integrada por referentes del MIC (Movimiento Intersindical Clasista) y del ESB (Encuentro Sindical de Base). Para conocer qué se juega en estos comicios, ANRed entrevistó a Enrique Gandolfo, de SUTEBA-Bahía Blanca y Luciano Schillaci de SI.Me.Ca. Ambos referentes gremiales integran la Lista 2 «Frente Unidad y Lucha».


Los porcentajes actuales de desocupación alcanzan el 13% de los trabajadores. Mientras que el 47% realiza sus tareas en negro, lo que implica no contar con aguinaldo, vacaciones, obra social, jubilación ni aseguradora de riesgos de trabajo. Como correlato de la situación descripta, la brecha entre ricos y pobres se profundizó: El 10% más rico tiene ingresos 28 veces superiores a los del 10% mas pobre. Un año atrás era de 23 veces.

Las cifras concretas, producto de las políticas de Néstor Kirchner desnudan intereses que claramente se contraponen con los de las clases populares. En este marco, la Central de Trabajadores Argentinos elige su nueva conducción a nivel nacional. El oficialismo de la CTA pretende articular estos intereses antagónicos y dar respuesta a la clase trabajadora mientras apoya las políticas gubernamentales. A raíz de esta «contradicción» surgió en el seno de la Central una oposición que aglutina a trabajadores de todo el país. En estos comicios se presenta en listas separadas; una conformada por partidos de izquierda y sus dirigentes gremiales y otra integrada por independientes y miembros del Movimiento Intersindical Clasista y del Encuentro Sindical de Base.

Luciano Schillaci, secretario gremial del Sindicato Independiente de Mensajeros y Cadetes (SI.Me.Ca) y candidato, en Capital Federal, por la Lista 2 asegura que «el objetivo principal del espacio fue confluir con todos los sectores opositores y construir a nivel nacional». Sin embargo, para el trabajador, «la unidad no fue posible porque algunas corrientes solo querían proyectar candidatos propios, sin tener en cuenta el hecho fundamental que es mostrarle a la clase que los luchadores nos oponemos a la burocracia, por eso buscamos aunar esfuerzos».

En el mismo sentido, Enrique Gandolfo, actual secretario general de SUTEBA-Bahía Blanca considera que «debe sacarse a la CTA de la actual parálisis y plantearse un objetivo que consiga unificar al conjunto de los trabajadores con independencia política del gobierno de la patronales y del estado». El docente explica: «Creemos que la conducción de la CTA ha omitido cosas muy importantes como el pago de la deuda externa. El gobierno de Kirchner destinó 10.000 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional. No se pronunció enérgicamente en torno a esta cuestión sobre la cual la CTA siempre sostuvo que el dinero debía ser destinado para dar respuestas a las genuinas demandas de trabajo, salud, educación y vivienda de toda la población».

Schillaci señala que «las luchas impulsadas por la bases se ven cercenadas por las burocracias que pactan con los diferentes gobiernos de turno, por eso el margen de maniobra de la CTA es muy limitado». Además remarca que «la central acompaña los procesos políticos de sus aliados en el parlamento para proyectar dirigentes propios hacia la estructura del estado burgués».

Precisamente Enrique Gandolfo sostiene que «la figura de Hugo Yasky (principal candidato del oficialismo) es la que encara este tipo de políticas. El ultimo año lo hemos visto llegar hasta la Casa Rosada, no para reclamar aumento de salario, ni para reclamar presupuesto para educación, salud o trabajo, sino para aplaudir las leyes educativas del ministro Filmus». «Desde nuestro punto de vista -continua el trabajador- no hacen más que maquillar la Ley Federal de Educación y no dan solución a las demandas de los trabajadores del sector. Entonces, hemos conseguido construir una lista alternativa a este tipo de concepción de sindicato, integrado y sin independencia política del gobierno».

En tanto, Luciano Schillaci desde la misma perspectiva suma: «La Central pretende articular intereses contrapuestos pero deja en claro como resuelve la contradicción. En el caso del Hospital Garraham la burocracia se negó a nacionalizar el conflicto dejando aislados a los trabajadores. Lo mismo pasó con el asesinato de la compañera Sandra Cabrera, secretaria general del sindicato de meretrices. Ahí, la central tendría que haber llamado a una huelga general y haber llevado la lucha a fondo por el esclarecimiento del crimen, pero nada hizo».

El estado de las cosas

Para analizar la situación de la CTA, el referente de SI.Me.Ca se remonta al nacimiento de la entidad gremial. «Surgió como alternativa más democrática, pero termino siendo ‘furgón de cola’ de los proyectos reformistas de los sectores de la burguesía, de esta manera, dejó de lado las promesas de independencia de clase y justicia social».

Gandolfo, por su parte, señala que «la parálisis de la Central tiene que ver con las expectativas que la conducción tuvo y tiene frente al gobierno de Kirchner. Algunos dirigente de la CTA se integraron directamente como funcionarios a las filas del gobierno. Otros pusieron todas sus fichas a que iba a ser reconocida como Central y ahora se quejan amargamente porque el gobierno cerró un acuerdo con Hugo Moyano. Entonces, la parálisis tiene que ver con resignar la independencia política, una muestra muy clara es el pacto que el gobierno hizo con la dirigencia de la CGT para poner un techo a los aumentos de salarios. Esto no mereció una respuesta unificada por parte de la CTA. Lo que significa una suerte de aceptación de este techo; y es mucho mas grave teniendo en cuenta que la CTA agrupa principalmente a trabajadores estatales que somos los que más hemos sufrido el deterioro del poder adquisitivo de nuestros salarios después de la devaluación».

Para el docente, «en primer lugar se debe democratizar la Central y dar cabida al conjunto de las expresiones, a través de congresos regionales y nacionales, con mandato expreso de la base. Con el objetivo de diseñar un plan de acción que contemple el conjunto de las reivindicaciones sectoriales de los trabajadores de la CTA; pero además entendemos que la entidad gremial tiene que ser capaz de proyectar las expectativas de la clase trabajadora y las aspiraciones de vivir en otro tipo de sociedad y, en ese sentido, también hay que dar pelea en el terreno político».

Más allá que hoy estamos lejos de ganar las elecciones apostamos a construir una alternativa real. Sin embargo -analiza Luciano Schillaciestamos en condiciones de triunfar en algunas seccionales. Esto nos va a dar fuerza para seguir en este camino y poner, en los próximos comicios, la Central al servicio de los trabajadores. Como dijo Agustín Tosco, ‘el rol de la clase obrera es impulsar las transformaciones revolucionarias que cambien en profundidad el sistema de opresión, explotación y miseria’.

Imagen: Antonio Berni



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