03/07/2016

México: los maestros de Chiapas en lucha por mucho más que la ‘Reforma Educativa’

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«No vamos a dejar la protesta a pesar de lo sucedido en Oaxaca porque sencillamente no tenemos nada que perder”. Habla Juan Sánchez, maestro en el estado de Chiapas. Comenta sobre los acontecimientos en Noxchitlán, donde la Policía Federal se metió para parar una protesta de maestros y que concluyó con varias muertes civiles. Por Bárbara Bécares para Desinformémonos


Juan Sánchez, es educador desde hace varias décadas en un municipio cercano a la frontera con Guatemala por la región de Benemérito de las Américas, situada a unas siete horas en coche de Tuxtla Gutiérrez capital de la región. Lleva ya más cuarenta días durmiendo sobre un palé que usa a modo de somier en el centro de la capital del estado donde se ha creado un campamento gigante en el que conviven docentes y familias chiapanecas, llegados de todo el estado y que se muestran contra la reforma educativa que propone el gobierno central de México.

Después de que la Policía Federal reprimiera unas protestas en el estado de Oaxaca, en Nochixtlán donde miles de maestros cerraban una de las carreteras principales, y que concluyó con ocho muertos civiles (hay fuentes que hablan de hasta 11), la Secretaría de Gobierno acordó reunirse con la CNTE o Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, encargado de promover esta huelga que exige una revisión a la Reforma Educativa nacional y que lleva a que miles de niños mexicanos lleven sin escuela desde hace más de un mes, aunque con un amplio apoyo de las familias. Ha habido dos encuentros entre ambos organismos que aún no han llegado a nada puesto que el gobierno se mantiene firme en su negativa a modificar la normativa. Y los maestros firmes en su huelga. Esto ha llevado a que los cierres de carreteras aún no hayan cesado.

«Es el momento de presionar más que nunca para que los diálogos lleguen a algo” dicen los líderes sindicales. Por el momento, las carreteras cortadas durante 72 horas ininterrumpidamente y un estado aislado del resto del país. Desabastecimiento de crudo en las gasolineras. Taxis más costosos por la falta de gasolina. Y ciudadanos resignados ante los acontecimientos. «Hacen mucho, pero al final nunca conseguimos que el gobierno nos haga caso”, comenta Rosa desde su puesto de tamales, sabiendo que hoy tendrá que invertir más en el transporte que la lleva a casa.

«Esta propuesta de reforma no es nueva” dice José Armando Falconi, de la dirección política de la Asamblea Estatal Democrática en Chiapas de la CNTE o Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la organización sindical que lidera el movimiento, que explica que en año 2013 los maestros de los mismos estados ya estuvieron más de 80 días en un paro similar al actual. «No conseguimos que se hiciese una nueva reforma, de acuerdo a nuestros intereses, sólo conseguimos pararla por un tiempo”. Esta normativa era una de los puntos clave en el programa electoral de Enrique Peña Nieto, que llegó al poder el 1 de diciembre de 2012 y de hecho su primera votación llevada al congreso fue ese mismo mes.

Los argumentos que se esgrimen contra esta reforma, desde varios sectores sociales, parten de la misma base. No es casualidad que las regiones que resisten a la reforma sean las mencionadas: Chiapas y Oaxaca son los dos estados con mayores tasas de pobreza del país, mientras que Michoacán y Guerrero son dos de los más afectados por la violencia y el narcotráfico en la actualidad. El sector educativo considera que la reforma, a la que tachan de neoliberal, se centra demasiado en el educador, como si fuera el culpable único de que el sistema de educación pública no esté funcionado, y cree que es injusta para los más desfavorecidos del país.

El maestro Juan Sánchez que vive en una de esas zonas marginadas de México, ejerciendo su profesión, hace hincapié en que «se ha hecho una propuesta generalista, que es la misma para todo el territorio nacional y no se han tenido en cuenta las necesidades específicas de cada una de las regiones que integran la República”. Chiapas es conocido por ser el estado del país con más ciudadanos viviendo en situación de pobreza. Según las Naciones Unidas, de los 4,2 millones de habitantes de la región, 1,1 millones no tienen acceso a agua potable.

La reforma impondría una contante evaluación a los profesores constante, lo que puede dejarles sin trabajo en cualquier momento de su carrera mientras que, como explican los maestros, no busca atajar los grandes problemas que encuentra México para que realmente haya una igualdad de oportunidades pasando por la educación, como pueden ser la pobreza o la violencia social.

Recuerdan desde la CNTE en su sede en Chiapas que «muchas escuelas rurales carecen de material, no tienen sillas, el suelo es de tierra o no cuentan con sanitarios”. Según datos oficiales del estado de Chiapas, más del 10% de los niños de entre 5 y 17 años del estado trabajan para colaborar en la economía familiar.

¿Una reforma laboral?

Manuel Gil Antón, profesor e investigador del Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México realizó un vídeo que se ha hecho muy popular y donde afirma, al igual que maestros y sindicatos, que esta pareciera más una «reforma laboral” que educativa. Uno de los puntos centrales de la normativa, contempla que los maestros tengan que evaluarse con exámenes de forma eventual y, en caso de no pasar estas pruebas, pasarían a ser interinos. Ahora el trabajo de maestro es un puesto fijo para los años de vida laboral. Esta propuesta tiene varias objeciones.

Por un lado, el propio Manuel Gil Antón compara el sistema educativo mexicano con un autobús que está muy dañado, con el motor estropeado y los asientos rotos, circulando en un camino sin asfaltar, lleno de baches y cuesta arriba y que la solución que se propone para mejorar la velocidad del vehículo es cambiar al conductor. El investigador cree que es muy «simplista” enfocar la reforma en ir evaluando a los profesores en un país con «cincuenta millones de pobres” y donde hay escuelas que no tienen ni mobiliario para los alumnos.

En segundo lugar, dice el profesor desde el Colegio de México, es que esto podría llevar a un control de la educación por parte del Estado, competencia que se había cedido a los sindicatos. Sobre este asunto, el gobierno alega que, en muchas ocasiones, los maestros consiguen su puesto de trabajo tras realizar un pago ilícito para que se les apruebe el examen. A este argumento, Rigoberto Orante, miembro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación o SNTE, que trabaja de forma independiente a la CNTE, dice que este es un problema conocido, pero que no considera que las evaluaciones constantes que propone la reforma no garantizarían que la corrupción en los exámenes de acceso vaya a parar. «Al contrario, tememos que vaya a más porque con más exámenes habría más oportunidad de pedir pagos ilícitos”. Orante también está de acuerdo que más que esta reforma, se necesita un cambio mucho más a fondo que pasaría por reducir la desigualdad existente en el país y las altas tasas de pobreza. Y en este caso las tan comunes prácticas de corrupción, que afectan a todos los niveles.

La tercera razón a la que se alude al hablar de estos exámenes, es que puede que un docente no sea muy bueno recordando los contenidos del libro, al que siempre puede recurrir cuando se está dando una clase, pero eso no le quitaría de ser un buen maestro, de ser competente explicando el contenido o bueno para hacer a sus alumnos reflexionar sobre lo que estudian, como explica el maestro Juan Sánchez.

Otra controversia que levanta este asunto de las evaluaciones es que, en un contexto de pocas oportunidades laborales como es el estado de Chiapas, estos exámenes supondrían mucha inestabilidad en el sector. Por un lado, dice Orante desde el sindicato que muchos trabajadores podrían quedarse sin sus trabajos, «pasando a ser interinos a la espera de pequeños contratos y sin ningún tipo de garantía de tener empleo y, por ende de recibir salarios” y acumulando de ese modo menos pensión para su jubilación. Otro asunto es que, las evaluaciones podrían, además llevar a profesores a quedarse sin trabajo en edades adultas, en caso de no poder pasar un examen. José Armando Falconi desde la CNTE está convencido de que el gobierno quiere que así los maestros se hagan su propio plan de pensiones privado o ahorren, puesto que ya nadie les aseguraría poder acceder a una pensión que les permitiera «vivir su vejez de una forma digna”.



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