Juicio Luis Viale: 13 años de prisión a los dos capataces del taller textil
Ayer se conoció la sentencia del juicio por el incendio del taller clandestino de la calle Luis Viale, donde murieron 6 personas. El Tribunal Oral Criminal N° 5 de Capital Federal, resolvió condenar a 13 años de prisión a los capataces del taller, en el cual trabajaban y vivían hacinadas 60 personas. El caso puso en evidencia la explotación laboral que se utiliza en talleres textiles no habilitados. Por ANRed
A diez años de la tragedia, donde murieron en un incendio cinco chicos y una embarazada, la Justicia condenó a 13 años de prisión a los dos capataces del taller clandestino de la calle Luis Viale 1271. En el lugar trabajaban y vivían hacinadas 60 personas.
El juicio estuvo a cargo del Tribunal Oral Criminal N° 5 de Capital Federal, integrado por los jueces Rafael Oliden, Fátima Ruiz López y Adrián Pérez Lance. El proceso duró dos meses comenzó el 18 de abril, y las audiencias finalizaron el 6 de junio. Los imputados fueron condenados por el delito de «estrago agravado seguido de muerte y reducción a la servidumbre». Según figura en el expediente, el incendio se originó en una sobrecarga producida por una instalación eléctrica defectuosa en el local, que estaba habilitado para funcionar con cinco operarios.
Los condenados son el argentino Juan Manuel Correa y el boliviano Luis Sillerico Condori, encargados de manejar el taller que se incendió el 30 de marzo de 2006. Las víctimas fueron Juana Vilca, de 25 años, que estaba embarazada, Wilfredo Quispe Mendoza (15), Elías Carbajal Quispe (10), Luis Quispe (4), Rodrigo Quispe Carvajal (4) y Harry Rodríguez (3), que no pudieron escapar del fuego. La mayor parte de las víctimas y sobrevivientes provenían de Cantón Cohana (pueblo muy pobre de Bolivia, a menos de 100 km de La Paz).
«En el lugar funcionó un taller textil con 37 máquinas de costura instaladas, ocupadas por personas que trabajan en el lugar cumpliendo tareas desde las 8 hasta las 20 y que también vivían allí y percibían entre 0,70 y 1,20 pesos por cada pantalón que confeccionaban», advirtió el fiscal Céliz en la acusación.
El caso puso en evidencia el sistema de explotación laboral que se utiliza en estos talleres no habilitados. En el inmueble había un solo baño con ducha, sin agua caliente; durante el juicio, los testigos recordaron que durante la madrugada se formaban largas colas para poder bañarse. El taller tenía una habilitación del año 2001, pero los testigos afirmaron que nunca fue inspeccionado en los cinco años siguientes. Dormían hacinados, en «habitaciones” hechas con telas y tabiques. En cuanto a la paga, los que tenían familia recibían 100 pesos por semana y los solteros sólo 50 pesos. Trabajaban desde las 7 de la mañana hasta las 22 o 23, de lunes a sábados.