08/06/2016

La pescadería: una historia del lugar del arte en los tiempos del tarifazo

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El sábado pasado se estrenó en el Teatro Espacio Urbano la obra «La pescadería”, que a partir de actuaciones bien logradas y su mixtura con la música nos muestra un mundo en el que, ante la crisis económica, todos los dioses se han ido con excepción del Arte. En una interpretación descarnada de la miseria y de lo grotesco se nos da la posibilidad de abrir los ojos, con ayuda de la música y la danza, a una de las tantas historias, que podría ser la propia, en la época del tarifazo en la Argentina. Por Yamila Belén Martínez Pandiani para ANRed.


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Una familia disfuncional abre la obra. La familia está compuesta por una mujer en el desesperado intento de controlar y mantener en la «buena vía” a sus seres queridos; su hijo, vago, que busca soluciones en lo vacío; su sobrina, hija de su hermana fallecida, que no parece tener intenciones de tomar su palabra como algo digno de ser escuchado; «la mudi”, cuya mudez, ante un panorama tal, se funde con el resto; «Gigi”, el homosexual, que agrega una cuota de humor al espacio desmitificado y el empleado de la pescadería, que atiende más a las conquistas por venir que al trabajo que da el «pan de todos los días” no obstante, veremos justamente que allí reside el quid de la cuestión: ante la falta de ingresos necesarios para pagar el alquiler con las ganancias de la pescadería, el espacio se utiliza por las noches como cabaret, para salvar así el negocio «honorable” de las mañanas, para pagar los tres meses de alquiler que se deben, incluso si eso significa sacrificar a las consideraciones de «los usos y las buenas costumbres” porque ¿qué son los usos y las buenas costumbres cuando asola el hambre? ¿Qué es el que-dirán, que es la opinión de los demás cuando quizás no sabemos si en breve tendremos un techo bajo el cual morar?

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La obra es bien actual: cuando todo falla, cuando no hay esperanza, lo que nos salva es el Arte. Y sí, con mayúscula porque, incluso si el Arte que queda es el que echa raíces desde el patetismo y una cultura degradada, en esta obra este es el que ocupa el lugar del Dios que parece haber abandonado a esta familia frente a la crisis que significa para ellos el aumento descomunal de los servicios y la imposibilidad de pagar las cuentas atrasadas de alquiler y afronta ahora una nueva problemática que es el ultimátum que les da la dueña del lugar, para la cual los asuntos nocturnos de la pescadería son desconocidos y exige, con el marcado aire de superioridad de los que siempre lo tuvieron todo, que se le pague lo que se le debe.

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A la dueña del espacio que alquilan para la pescadería le importa «la moda, el feng shui”, a la familia, lograr que los sueños sobrevivan a las obligaciones que les impone el subsistir en un ambiente cada vez más hostil, donde sus vidas, la supervivencia del negocio familiar, pende de un hilo, de la voluntad de una persona que se manifiesta a viva voz con un lenguaje propio de la bronca, que se alimenta de la xenofobia, del desamparo y el egoísmo. Aparecerá una única luz en el camino, que logre reconciliar esos opuestos, y esa es la luz del Arte: cuando la dueña descubra la verdad, cuando sepa de los fines que se le da por las noches al negocio que tiene alquilado como pescadería, el espectador podrá entender que la respuesta que la obra encuentra a los problemas económicos de una familia es aplicable para los propios en la propia vida: la dueña del local gritará «Me hubiesen dicho que era por el arte, yo amo a los artistas” [dirá luego que nos puede faltar todo pero] «¿Qué hacemos si nos falta el arte?”, el arte, como dijo una vez Alberto Laiseca, es lo que permite que todo lo demás funcione.

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Esta obra de teatro es una gran oportunidad para quien quiera ver una obra de teatro divertida, grotesca y moderna en la cual están entramadas una multiplicidad de esferas de la vida cotidiana, donde arte, amor, trabajo, humor, moda, música y danza no son entidades separadas, y todo por la módica suma de $120. Consta de 8 únicas funciones los días sábados, a las 21 horas, en el Teatro Espacio Urbano, sito en la calle Acevedo N° 460, del barrio de Palermo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y están todos más que invitados.

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Contacto:

Acevedo 460 (mapa)
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4854-2257
Web: http://www.espacioculturalurbano.net

Elenco:

Santiago Garcia / Adriana Mazzotta / Mia Bembrilla / Nahuel Saa / Emiliano Ramos / Isaias Marco / Guadalupe Sanz
Anita López / Claribel Bellaman / Constanza Melina Cilifrese / Flavia Isis Bernardini / Gisel Alejandra Hugo / Gonzalo Arguello / Juliette Flin Puch / Lucia Anahí Cáseres / Martín Ruiz Batista / Stefanía Melero



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