Más de cuatro paredes y un techo
El déficit de vivienda adopta variadas formas: desalojos, villas de emergencia, asentamientos, hoteles truchos, inquilinatos y las «casas tomadas». Diversos urbanistas señalan que la discusión de fondo es el derecho a la ciudad, un concepto más amplio que incorpora una serie de garantías de calidad de vida, acceso a la vivienda, al empleo, a los servicios públicos. Es decir, supone un derecho más allá de la mera urbanización. Para analizar la situación, ANRed entrevistó a Gabriela, miembro de la Coordinadora de Inquilinos de Buenos Aires. Esta organización estima que cerca de 70.000 familias se ven afectadas por la falta de políticas que garanticen el cumplimiento de los derechos humanos básicos, consagrados en la legislación actual.
Los actuales niveles de marginalidad y exclusión configuran un proceso de ‘urbanización de la pobreza’. Esto significa que el número de pobres urbanos aumentó más que el de ‘pobres no urbanos’. Esta realidad se refleja en el crecimiento sostenido del número de familias que habitan en asentamientos o en viviendas deficientes, caracterizadas por la precariedad y la ausencia o baja calidad de los servicios públicos básicos y un limitado acceso a la educación y a la salud pública.
Casi el 32% de la población urbana en Latinoamérica vive en asentamientos precarios. Además, la tasa de crecimiento anual de estos asentamientos muestra una tendencia expansiva, por lo que resulta previsible un agravamiento de la situación. Estos datos se desprenden de un informe sobre «El estado de las ciudades en el mundo 2006/2007» elaborado por el Programa de las Naciones Unidas sobre Asentamientos Urbanos (ONU- Hábitat), en esta parte del continente.
En tanto, en nuestro país, el 90 por ciento de la población es urbana. Por lo tanto, la discusión de fondo no es solo el derecho a la vivienda sino el derecho a la ciudad, un concepto más amplio, que incorpora una serie de garantías de calidad de vida, acceso al empleo, a los servicios públicos. Es decir, supone un derecho más allá de la mera urbanización.
Entonces, obtener el título de propiedad es insuficiente, porque partes perfectamente identificables de la ciudad son zonas degradadas, que se inundan, donde no hay acceso al trabajo, donde no llegan los servicios públicos. El tema es cómo se construye la ciudad, qué inversión se hace en servicios públicos, cómo se trabaja para sanear los espacios degradados, dónde está la prioridad de la inversión.
A modo de ejemplo, vale mencionar que, según el INDEC, entre 1991 y 2001 (años en los que se hicieron los censos de población) se duplicó la cantidad de gente que vive en villas. Se calcula que actualmente hay unas 112.000 personas viviendo en villas. Además, de las 12.000 casas tomadas, en los 90′ aparecieron ocho nuevos asentamientos para llegar a un total de veintidós, la mayoría ubicados en el sur de Buenos Aires.
Sebastián Tedeschi, coordinador legal para América Latina de Cohre (1) suma un dato relevante al panorama habitacional: «Hay 100 mil viviendas vacías en la ciudad y el déficit de viviendas es de 120 mil; sin embargo, nadie castiga la especulación inmobiliaria. Entonces, por más que se construyan viviendas para los pobres cada vez menos pueden acceder a las viviendas que están en el mercado inmobiliario».
Puerto Madero, Palermo Viejo y el Abasto son ejemplos de las áreas privilegiadas de inversión. «El río visto desde los ventanales más caros de la capital, una zona poblada de restaurantes de lujo; la ilusión del Soho propio y porteño, de pertenecer a una improbable vanguardia cultural y bohemia, por demás lucrativa; y la explotación del siempre taquillero tango, fueron los ejes con los que se proyectaron y se vendieron estos tres emprendimientos. Ejes que responden a los mitos y deseos colectivos de aquellos sectores muy bien calificados a la hora de retribuir inversiones y que, por lo tanto, son merecedores de un espacio propio, de un reducto impermeable además de reforzar un circuito ya muy bien equipado y orientado siempre hacia el norte». (2)
En conclusión, esta urbanización genera «áreas de excelencia»; parques empresariales o tecnológicos, barrios cerrados exclusivos, shoppings, red de autopistas y estratificación social en función de la distancia-tiempo a los lugares de centralidad.
El urbanista David Harvey parte del concepto de renta monopolista para definir la posición de los actores dominantes en el espacio urbano-regional: «aquellos que poseen el capital suficiente para instalarse en lugares nodales de la globalización y obtener del sector público que haga las inversiones necesarias para que estos lugares, ciudades más o menos globales, sean competitivos. La competitividad requiere apostar por la distinción, la diferencia, lo cual se expresa especialmente mediante la imagen o el perfil de la ciudad, la oferta cultural, el ambiente urbano».(3)
«Te patean la puerta»
La ciudad de Buenos Aires ha sido declarada en emergencia habitacional por su propia Legislatura, en julio del 2004. Sin embargo, el Estado no ha implementado ningún programa eficaz para revertir la situación. Así lo considera la Coordinadora de Inquilinos de Buenos Aires (C.I.B.A) tomando varios ejes; entre ellos, el crecimiento de la propia organización. Ésta defiende los intereses de la población que ve negado el acceso a sus derechos humanos básicos.
ANRed, entrevistó a Gabriela, hoy referente de la agrupación: «Comencé a vincularme a C.I.B.A. hace casi un año, pero la organización viene trabajando desde hace 20. Me integré por una cuestión de necesidad», informa. A partir de ahí relata como ella junto a sus vecinos resistieron un inminente desalojo en el hotel que continúan habitando. «Cuando nos avisaron que nos teníamos que ir comenzamos a averiguar de quién era el lugar y resulta que figuraba una empresa como titular pero era otra la dueña. Yo pagaba $250 por la pieza, teniendo que compartir con doce familias más el baño y la cocina. Además estaba habilitada para treinta y nueve habitaciones y, en realidad, eran sesenta y siete. Ahí se clausuró y los vecinos dijimos: ‘Acá, nadie paga’ porque nos daban recibos con dirección falsa»¦ Es decir que nos estuvieron estafando».
«Empecé a darme cuenta, al vincularme con otra gente, que teníamos los mismos problemas: que es muy habitual el tema de los hoteles truchos, que el dueño le pague a la policía para que te patee la puerta y te saque«, continúa Gabriela. Pero para que esto sea posible, la referente advierte: «los dueños de los hoteles nos estafan porque juegan con la ignorancia que, la mayor parte de los afectados, tienen de las leyes. La víctimas son extranjeras, gente de trabajo que se ve envuelta en una situación que desconoce».
Entonces, lo más importante es la organización del grupo. «En C.I.B.A hay gente que compró su pieza o que paga un alquiler mensual ignorando que es una casa tomada hasta que llega el momento del desalojo y sin la organización no te quedan prácticamente recursos, por ahí, en medio del mandato, si tenés pruebas muy concluyentes, podés retroceder el proceso pero no es lo usual», sostiene Gabriela.
Sin embargo, la desesperación hace que la gente vuelva a comprar una pieza y sea estafada pero con los ojos abiertos. «Se trata de un circuito vicioso que nada lo corta. Al gobierno no le interesa una solución definitiva, porque los lugares que se desalojan se tiran abajo y se construyen ‘edificios inteligentes’. Esta es la política utilizada por el gobierno para expulsar al pobrerío». señala la referente.
«La plata se invirtió mal»
El Instituto de Vivienda de la Ciudad fue creado a fines de 2003. Este organismo es un ente autárquico, que tiene como misión, en los papeles, planificar y ejecutar las políticas habitacionales definidas por el Estado. El IVC se financia con los fondos presupuestarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y con los aportes del Estado Nacional distribuidos a todas las jurisdicciones a través del Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI) y de los planes Federal de Construcción de Viviendas, Plurianual para la Construcción de Viviendas y Federal de Mejoramiento de Viviendas.
«El IVC tiene dos operatorias -cuenta Gabriela- una a través de cooperativas y la otra personal. Si presentás una carpeta con una propiedad que cubre el monto de lo que vos querés, por más que tengas la plata para señarlo, el trámite demora un año y la operación se cae. Por ejemplo de la gente de la Clínica del Valle donde viven ciento veinte familias se aprobaron cinco. ¿Qué va a pasar con las ciento quince personas que no obtuvieron respuesta?
Con respecto a las iniciativas del gobierno, la referente comenta: «Hemos tenido reuniones con el Secretario de Promoción Social y supuestamente el gobierno tiene un plan de vivienda transitoria. Este no funciona como debe ser. El jefe de gobierno, Jorge Telerman, reconoce que la plata de este programa se invirtió mal, sin embargo sí bajan recursos para cultura. No tengo nada en contra de cultura pero creo que hay que establecer un régimen de prioridades. Hoy hay diez desalojos por día en Capital Federal, o sea que estamos hablando de cincuenta familias. A eso le sumas los casos de las villas miserias y te da un total de 70.000 familias. 400.000 personas que no tienen un lugar digno donde vivir».
Además precisa: «La ley 341 obliga al gobierno a garantizar vivienda transitoria hasta poseer la definitiva. El problema no es la ley sino cómo se instrumenta, cómo bajan las partidas, qué parte está destinada al terreno. Según ésta, solo el 15 por ciento debe estar reservada a la compra del terreno y no te alcanza para nada. Además no conseguís terreno. Diversos organismos de la ciudad le han solicitado a Telerman un banco de datos de los terrenos fiscales, de eso hace un mes y todavía estamos esperando».
Entre los casos que maneja la Coordinadora hay 20 casas que agotaron todos los recursos antes del desalojo. «Esto implica no tener ninguna respuesta del gobierno -dice Gabriela- a la vez, uno de ellos es el desalojo del local de C.I.B.A. Actualmente allí viven cinco familias que ya han sido expulsadas de otros lugares. Lo curioso es que el local es del Partido Comunista, pero fue financiado por campañas de recolección barriales, sin embargo estamos ante un desalojo inminente que con todas las fuerzas vamos a resistir».
Contacto
Darío (Coordinador de CIBA)Tel Cel. 1558216411
(1) Organización no gubernamental especializada en el tema de vivienda www.cohre.org
(2) Fragmento de «Las villas de emergencia y la producción de espacios urbanos. Buenos Aires, una ciudad fragmentada» de Zenda Liendivit
(3) Fragmento del texto publicado en www.cafedelasciudades.com.ar, sobre los conceptos de Harvey (urbanista marxista)
Imágenes: Antonio Berni