11/04/2016

El descontento de las plazas se consolida en Francia

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Más de 60 ciudades se han sumado ya a las movilizaciones que se iniciaron en la plaza de la República de París el 31 de marzo.Por Periódico Diagonal


El movimiento de toma de las plazas sigue extendiéndose geográficamente, llegando ya a superar las 60 ciudades y retroalimentándose del descontento de amplios sectores sociales, como el de los jóvenes, los estudiantes de instituto o los trabajadores que se sienten amenazados por la reforma de la Ley del Trabajo impulsada por el Gobierno del Partido Socialista francés. Ejemplo de ello lo dio una encuesta de Odoxa publicada el sábado por la tarde por Itele, que señalaba que el 60% de los franceses y francesas apoyan las reivindicaciones de Nuit Debout, movimiento del que el 71% de la población ha oído hablar.

Otro ejemplo del dinamismo de dicha movilización lo tenemos en Niza, ciudad de la costa sur considerada feudo de la derecha y del Frente Nacional de Marine Le Pen, donde el éxito de la convocatoria sorprendió a la prensa y a los mismos organizadores de la movilización, que tuvo su primera asamblea el viernes por la noche. Clément Di Maggio, uno de los convocantes de esta primera asamblea popular, declaraba al diario Libération: «Estaba convencido de que nadie iba a moverse. Para mí, Niza era un páramo». Acudieron 500 personas según los organizadores, 250 según la Policía, en un hecho que no tenía ningún antecedente histórico en las últimas décadas.

Sin embargo, el movimiento se enfrenta, según muchos de sus participantes, a dos problemas. Por un lado, «para convertirse en un problema político insoslayable para el Gobierno hay que lograr atraerse a los jóvenes de los extrarradios», comenta Franck a Diagonal desde la asamblea general de Nuit Debout Marsella. En la misma, que reunió a unas mil personas, diversas intervenciones resaltaron el problema del racismo y la discriminación hacia las banlieues. «Nos da igual vuestro color u origen, o que vengáis de los barrios del norte [las zonas de la ciudad más desfavorecidas y empobrecidas], aquí no hay jefes. No somos un partido ni un sindicato. El poder es del pueblo y para el pueblo» o «falta solidaridad para con los barrios en dificultades», se decía en la asamblea. Este llamamiento, que viene repitiéndose desde hace ya días, por ahora parece pendiente de respuesta. «No va a ser rápido ni fácil», asume Franck, pero las redes sociales llevan días «“el movimiento empezó el 31 de marzo»“ reflejando diversas convocatorias para la toma las plazas de las ciudades-dormitorio de los extrarradios parisinos y de otras grandes urbes francesas.

El otro gran problema que afronta el movimiento de las plazas es la represión policial, en un país en el que sigue vigente el estado de emergencia. En la asamblea de ayer, 9 de abril, intervenía Amal Bentounsi, a uno de cuyos hermanos mató la policía en 2012 «“el agente acusado fue absuelto en enero»“, para sensibilizar al público sobre las violencias policiales. Violencias que fueron denunciadas por las organizaciones estudiantiles en días anteriores, de amplia movilización de los institutos.

El mismo sábado, una manifestación espontánea y pacífica de unas 2.000 personas, que pretendía realizar un escrache ante el domicilio del primer ministro, Manuel Valls, fue cercada por la policía en una calle y abundantemente gaseada, según denunciaron varios de sus participantes. Horas más tarde, ya de madrugada, la policía volvía a desalojar a las personas que seguían concentradas en la plaza de la República, epicentro de la Nuit Debout [noche en pie]. Pese a las constantes declaraciones públicas en torno al carácter pacífico del movimiento, esto no parece convencer al ministro de Interior galo. Sin embargo, la movilización, lejos de decaer, sigue interpelando a la sociedad francesa «para que salga de su letargo», remacha Franck desde Marsella.

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