A 40 años ni olvido ni perdón. Fuera yanqui, fuera
En el marco de la gran jornada de lucha que se desarrolló ayer en todo el país, con movilizaciones y jornadas por la memoria, la verdad y la justicia, a 40 años del golpe de Estado civil-eclesiástico-militar, en la ciudad de San Carlos de Bariloche organizaciones sociales y políticas, partidos, organismos de derechos humanos y anti-represivos, junto a movimientos culturales, educativos y vecinos en general, coparon las calles patagónicas para expresar su pedido de justicia y también para rechazar el arribo del presidente Obama, en lo que se entendió como un gesto de provocación por parte Macri y el PRO hacia la memoria de los 30 mil desaparecidos. Por ANRed
En la tarde de ayer organismos de derechos humanos, organizaciones sociales, políticas y anti-represivas, movimientos culturales y educativos, familiares de víctimas del gatillo fácil y la violencia institucional y vecinos en general, se dieron cita en la ciudad patagónica de San Carlos de Bariloche, para conmemorar el 40 aniversario del golpe de Estado cívico-eclesiástico-militar, que secuestró, torturó y desapareció a 30 mil luchadores y luchadoras populares en todo el país, además de establecer en neoliberalismo como doctrina económica dominante de las relaciones de producción, acumulación y consumo.
Dos marcha y una visita poco grata
No hubo una sola movilización en la jornada de ayer en Bariloche. En la mañana del mismo día, sectores del peronismo y el kirchnerismo se congregaron en la capital rionegrina para conmemorar la fecha histórica.
Por su parte, desde la otra movilización, en la tarde del 24, la premisa reivindicativa estuvo puesta en repudiar la visita del primer mandatario de EUA, Barack Obama, quien se encontró en esta ciudad de montaña después de sus reuniones con el Presidente Macri, en lo que se definió por parte de estos grupos manifestantes como una provocación.
Esto tiene que ver con la denuncia que históricamente los sectores más críticos del espacio Memoria, Verdad y Justicia, justo a otros grupos políticos y sociales, han levantado contra el Estado norteamericano y sus responsabilidades en el plan sistemático de represión y exterminio, en lo que se denominó como Plan Cóndor, que azotó las democracias del cono sur y golpeó a las organizaciones revolucionarias que en nuestramérica se levantaron por la liberación nacional, contra el capitalismo y el imperialismo en la década del «˜70.
Las voces retumbaron en el centro comercial, colmadas por las visitas de turistas y curiosos, que se despegaron de sus asientos de cafés y desviaron su vista de las góndolas y vidrieras, cuando regio el cántico unificado de «fuera yanqui, fuera”, que se convirtió rápidamente en el himno de cabecera de la marcha, acompañado por una sinfonía de murga y candombe.
Una multitud en las calles por los DDHH de ayer y de hoy
En este escenario, unas 2 mil personas se movilizaron en por las calles barilochenses, cargando contra la violación de los derechos humanos de ayer, pero sin olvidar el reclamo justo por la violación de derechos hoy.
Esto tiene que ver con que en los últimos años en la ciudad rionegrina, la policía ha descargado muerte sistemáticamente contra los jóvenes locales, en una renovada expresión de la represión estatal que nuevamente tiene como motor un objetivo de clase: la juventud trabajadora.
Así fue como, dentro de las reivindicaciones que encabezaron la marcha, se encontró un grupo de familiares y amigo de Jorge Pilquiman, un joven de dicha localidad que fue a bailar en la noche del 6 de febrero de 2005 y apareció muerto tres días después en los piletones del puerto San Carlos.
Desde entonces familiares y amigos apuntan a la policía como autores materiales del gatillo fácil que le quitó la vida a Jorge, que es uno más de los cientos de pibes que mata la policía rionegrina cada año, en lo que nuevamente puede convertirse en un caso impune ya que a 11 años del homicidio la justicia no ha señalado responsables y la causa parece estancarse.
Del Alto al lago, un recorrido por la memoria
Desde lo alto de la ciudad de Bariloche, donde se encuentran los barrios obreros más carenciados de esta metrópoli montañosa, desigual y llena de contrastes sociales, hasta la claridad del lago que los recibió con su inmensa quietud gélida, un río de unas 2 mil personas se convirtió en el cauce que alimentó las llamas de la memoria, la verdad y la justicia.
40 años han pasado del último golpe de Estado, con responsabilidades civiles, clericales, empresariales y militares. Y a 40 años, la defensa y la promoción de los derechos humanos sigue siendo la tarea primordial.
Por los jóvenes que ayer y hoy mata el escuadró; por las madres, padres y amigos, que ayer y hoy lloran la falta de un hijo arrebatado por la represión del Estado; porque la memoria ayuda a mantener viva la historia, que nos moviliza para luchar por no dar ni un paso atrás, en unas jornadas donde el pasado se mostró más presente que nunca, con una visita imperialista que significará para el empresariado la apertura económica y para el gobierno el rédito político; pero que para el pueblo trabajador se empatará con el hambre y el saqueo.
A 40 años del golpe cívico-eclesiástico-militar, en Bariloche se dijo Nunca Más a la represión policial, al terrorismo de estado, a las desapariciones forzadas por las redes de trata y el trabajo golondrina del que tanto conocen estos lugares y Nunca Más al saqueo, al imperialismo y al colonialismo yanqui y o de donde sea.