07/10/2006

«El clown rompe las estructuras sociales»

72bis.jpgANRed salió a la calle y conversó con un clown. Un hombre-actor que no teme mostrar el ridículo propio ni el ajeno; al contrario, lo busca permanentemente como una forma de poder liberarse y recuperar ese niño encerrado por las estructuras sociales. «El estudio del clown es el encuentro del ridículo con uno mismo», nos dice Ringo, nuestro payaso entrevistado, quien, además, habló de la poca posibilidad de conseguir espacios para poder mostrarse. «El Gobierno de la Ciudad está matando al teatro alternativo».


Un clown arriba de un escenario puede entretener, divertir o buscar la emoción, pero también provocar una sensación de regresión en el espectador al restituir esas primeras reacciones infantiles que a medida que uno va creciendo y transformándose en un adulto tratan de ser reprimidas, encerradas en algún lugar del inconsciente.

«Se trata de romper todo tipo de estructura social implícita, porque ser ridículo socialmente es algo prohibido pero mostrarlo en escena no. Y es ahí donde aparece el clown». Ese clown mezcla de hombre-actor que ahora nos está hablando, mirando y que dice llamarse Ringo y que no tiene puesta su característica nariz roja. Un elemento distintivo que es guardado para la acción: por el momento sólo nos alcanza con su palabra. «Empecé de casualidad haciendo experiencias de comicidad en la calle, después comencé a convivir en espacios alternativos donde se generaron distintas actividades como malabares y circo contemporáneo».

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Hoy Ringo, además de actuar en distintos varietes montados por el mismo y en donde su propio cuerpo es utilizado como «una herramienta de risa para el otro», brinda talleres para todos aquellos que quieran iniciarse en el arte de ser payaso o simplemente perder la inhibición. «Di clases a músicos que tenían una traba muy grande para subirse a escena y mirar a su público».

 ¿Por qué decidiste además de actuar a empezar a dar clases?

 El espacio en donde actuaba -que era un galpón ocupado- recién abría y no tenía ningún taller armado. Entonces, surgió la posibilidad de armar algo, pero más que ponerse a enseñar se trató de una cuestión de compartir información, juntar un grupo de gente y armar ejercicios. Hay que tomarle la mano a tener el ojo observador de a quien se le está dando clases. El clown es un estudio muy interior.

 ¿Cómo fue esa primera experiencia concreta de estar arriba de un escenario como un clown?

 Al principio con nervios; lo empezas a disfrutar cuando te das cuenta que el público empieza a reaccionar. Es complicado hacer reír a la gente mediante uno mismo, pero cuando eso comienza a suceder se convierte en una adicción y ya no es difícil hacer reír a las personas.

 ¿Qué significa la risa para un clown?

 Es un interruptor genial de apertura de la gente. Por eso me gusta el humor. La risa es el canal por donde la gente se abre y ahí donde se abrió vos le podés decir lo que querés.
Yo a través de la risa trabajo con muchos mensajes sociales y políticos.

 ¿Y por dónde pasa el encuentro con el ridículo?

 Justamente una de las partes más fuertes para transitar en el estudio del clown es el encuentro del ridículo con uno mismo. Verte como sos, aceptarte, hacerte cargo y usar esa herramienta para hacer reír. El humor existe porque es ridículo. Pero, además, el trabajo del clown no es solamente mostrar tu ridículo, sino que a través de ese ridículo revelo lo ridículo que somos todos.

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 Un ridículo que se trata de cubrir

 Porque uno tiene una estructura y no puede ir haciendo ridiculeces en su cotidianidad, con su familia, en su trabajo, con las distintas estructuras sociales que se van acarreando a medida que se crece. Y que de chico no se tienen. Ellos son libres, tienen otra esencia y no tienen esa problemática social en la cabeza. Uno al crecer pierde su inocencia y esa virtud esencial de poder jugar.

 ¿Cuál es la importancia de la nariz de payaso?

 La nariz del clown es la máscara más pequeña del mundo. También funciona como un interruptor. La gente con una nariz puesta ya nos mira de otra manera. Se transmiten otras cosas.

 ¿Qué distingue a un clown de otras actividades artísticas?

 La energía que pone en escena y que es una esencia muy natural del cuerpo y de la cabeza, que se manifiesta en lo corporal, gestual, improvisación, interpretación. La energía que tiene el clown es muy diferente a otro tipo de arte como puede ser el de representar un texto dramático.

 ¿Concretamente qué se busca en escena?

 No necesariamente se busca hacer reír. Hay clowns que hacen cosas muy tiernas o con contenidos muy emotivos. Yo busco más la risa, igual siempre se busca algo más allá de la risa. Es una cuestión de comunicación con ese público con el que estás trabajando directamente.

h7.jpg¿Creés que el clown puede cumplir una función social?

 Para mí es una herramienta extraordinaria a nivel social. Por ejemplo, luego de la experiencia de 2001, nos juntamos 20 payasos y salimos a las calles en una especie de manifestación de protesta en diversos puntos de la ciudad. Fue también interesante a nivel represivo dado que los policías habrán pensado: «cómo vamos a reprimir a estos payasos con esas narices». Era una imagen muy fuerte, porque era como reprimir a un niño pequeño. Y nosotros seguíamos ahí trepados del cabildo limpiándolo con baldes, agua y escoba.

 ¿Fue cómo una manera de vencer la represión?

 Para mí eso fue muy interesante, porque en esa época había muchos policías y más en Plaza de Mayo. Eran 20 policías en cada esquina y del otro lado nosotros, cada uno con su personaje limpiando el cabildo. Esa era la acción. Fue impresionante ver todo lo que podía abarcar un payaso, todo ese espacio físico, el delirio de la escena. Además, a nivel manifestación, evidenció la ilimitación del clown. Yo lo veo como uno de los personajes más libres dentro de lo que es la actuación.

 Justamente ya que hablaste de la actuación, ¿cómo viene la mano a la hora de conseguir lugares para poder actuar?

 El clown se mantiene en un circuito alternativo, no entra en la calle Corrientes. Por un lado, hay una cuestión de orgullo de parte del Gobierno de la Ciudad de que somos la capital cultural de Latinoamérica y ese es un mérito robado, porque hay un movimiento cultural que es totalmente alternativo e independiente y no creado por la Secretaria de Cultura de la Nación.

 A lo sumo te dan un fomento, un subsidio.

 Eso para mí es una estrategia muy piola de los gobernantes. Es como decir, le doy plata a los hippies para abarcar las movidas en cooperativas o dando subsidios. Eso es una manera de abarcar tu movida cultural independiente para que sea parte de la cultura del gobierno. Pero es un apoyo ficticio porque, por otro lado, clausuran espacios todos los días metiendoles el peso de la ley con las inspecciones. Hoy, para poder armar un espectáculo, tenés que tener una cooperativa, tu obra tiene que estar registrada en Argentores, tenés que pagar una accesoria de empresas. El gobierno ya mató al rock, ahora lo está haciendo con el teatro, solo van a quedar los más caretas o los que transan con él.

h16.jpg¿Y ante este control cómo se hace para resistir?

 Yo estoy saliendo de gira por Brasil o por el interior del país con mis varietes que de alguna forma sigue siendo una alternativa. Me gusta viajar constantemente y laburar en otros lados donde puedo montar mi show, mi unipersonal. El variete representa la escapatoria para el actor alternativo.

Ese actor alternativo que lucha para poder expresarse, por conseguir un escenario o salir a las calles y mediante su creatividad manifestar su arte. Un arte que muchas veces sirve para poder evidenciar el malestar y la desigualdad imperante que ostenta la sociedad y que es tratado de esconder.

En el caso del clown su sentido de liberación, más allá de su importancia artística, es quizá uno de sus mayores valores. Ese accionar que tiene y que le permite impunemente deshacerse de cada capa de estructura social adquirida desde la niñez hasta independizarse y darse la oportunidad de volver a convertirse en esa criatura que alguna vez fue y que pugna por recuperar, aunque sea por unos momentos, las características más sobresalientes de la infancia: espontaneidad, sinceridad, inocencia, juego y sobre todo libertad.

Mariano Minasso



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