Una solidaria Rata Blanca arrasó en Cerámica Zanon
Rata Blanca y los obreros de Zanon le regalaron a la comunidad neuquina mucho más que «La llave de la puerta secreta»: un show divertido, político, energético, cargado de conciencia, hard rock y mucha poesía.
Enviado especial
Con la misma intensidad que en sus recitales, Rata Blanca trasladó la poesía de sus canciones épicas a Cerámica Zanon. Canciones cargadas de tinte medieval, potente rock, letras de pasión y melodía envolvieron a más de 10 mil almas que disfrutaron de un nuevo recital solidario organizado por los ceramistas en el marco del pedido de expropiación y estatización bajo gestión de sus trabajadores
La noche se convirtió en una especie de ritual extraño, llena de texturas de las más variadas, de sentimientos marcados por la lucha, por el destierro que evocan los temas pero con la potencia de seguir luchando.
Rata Blanca y los ceramistas dejaron nuevamente una marca, mostraron al público la llave de la puerta secreta, nombre que lleva el último disco editado el año pasado. Como es característico de sus letras denuncistas, su primer corte discográfico, lleva enquistado el disparador de lucha por el reencuentro con el ser humano.
«Ojalá que dé fuerzas a la gente, no solo para divertirse y pasarlo bien, que también de eso se trata, pero también para tomar una decisión y decir «ya está, no van a hacer conmigo lo que quieran».La llave de la puerta secreta quiere abrir esa puerta, esa puerta de algún tipo de lucidez, de algún tipo de visión del mundo que permita que la gente comprenda cosas más profundas, que nos lleve un poquito hacia atrás y nos haga pensar en que hoy se están muriendo de hambre porque no tienen para comer mucha gente. Para mí sí es la llave digamos, porque esto no es nada más que música, hay un trasfondo, hay un montón de cosas que nos importan» (Walter Giardino, guitarrista)
Fábrica sin Patrones solidaria con otras luchas.
Antes del desembarco de Rata Blanca, como en recitales anteriores, la previa fue reservada para que organizaciones en lucha tanto locales como nacionales pudieran difundir sus conflictos.
El Foro en defensa de la ley 2302 fue uno de ellos. Desde hace más de un año viene peleando por evitar la anulación de la ley que permitiría bajar la edad de imputabilidad de los menores.
Del mismo modo, trabajadores de TVB (ex jabón Federal), relataron el conflicto que protagonizan, acampando desde hace dos meses, en reclamo a que la patronal acate la reincorporación de 38 despedidos y efectivice, a su vez, los reclamos por seguridad laboral.
Además, están llevando adelante, en forma similar a la lucha que esgrimieron hace más de seis años atrás los ceramistas, la recuperación de su comisión interna.
Por último Alejandro López, secretario general del Sindicato Ceramista (SOECN) y trabajador de Zanon cerró las oratorias con un agradecimiento por el acompañamiento de las más de 10 mil personas presentes. «Esta es una fábrica sin patrones, y este es un recital sin policías», enfatizó y preguntó a los presentes quienes estaban dispuestos a defender la gestión. Las miles de manos se alzaron dibujando una sola mano, la que produce y construye todos los días la gestión ceramista.
La seguridad, como siempre, estuvo a cargo de los 480 ceramistas junto con la colaboración de diversas organizaciones sociales, políticas, estudiantes secundarios y la Federación Universitaria del Comahue. El recordatorio del lema «la seguridad la hacemos entre todos» fue todo un éxito.
El recital, como tantos otros, se da en el marco del proceso de lucha por concretizar el pedido de «estatización bajo control obrero con un plan de obras públicas al servicio de la comunidad», y bajo la situación particular del vencimiento del plazo que el juez de la causa otorgó a los obreros para la explotación de la planta. En ese sentido, los recitales solidarios y la presencia masiva no dejan de ser re-afirmadores del compromiso de defender la gestión obrera que ya lleva cinco años de existencia.
Las dos horas y media de recital se convirtieron en una acumulación de energía sin dirección.
Pasadas las 21.00 el recital a pura brillantez, cobró vida. Las luces se apagaron para entrar en un vuelo nocturno y entregarles a cada uno de los presentes los acordes de La llave de la puerta secreta.
«(…) Oh oh! Correrás entre la niebla/ y quizá te perderás…/pero sabes que tu fuego/ vencerá la oscuridad», la frase podría remitir a varias interpretaciones pero en esa noche de furia rockera el mensaje era un solo: «aquí están, ellos son, los obreros de Zanon» y detrás de ese canto la evocación de una lucha intensa marcada por el compromiso de generar otro tipo de relaciones sociales de producción y al mismo tiempo servir a la comunidad.
«¿Quién dijo que el festival de rock más grande es el Pepsi Music?» con esas palabras Adrian Barilari, vocalista de la banda, abrió el concierto tal como lo manifestaron los ceramistas: «dando cuenta de lo importante del momento, de lo genuinamente trabajado, de lo bien sostenido que estaba el evento como para que esta noche todo sea perfecto, la noche en que ellos pisaron Zanon».
«Gracias a los obreros de Zanon por invitarnos a ser parte de la lucha que llevan adelante y gracias a ustedes por acompañar este reclamo»; exclamó Barilari.
Padres con hijos, niños, adolescentes y adultos disfrutaron de las canciones que se injertaron a través del tiempo y hoy son escuchadas por nuevas generaciones.
El concierto impecable fue complementado con una pantalla gigante lateral que permitía observar la puesta en escena en su más mínimo detalle.
Cortes como El Ángel y Volviendo a casa fueron coreados por miles de espectadores que se sumaron a compartir la lluvia púrpura de sensaciones de sus resonantes éxitos como Chico Callejero, El Sueño de la Gitana y Magos, Espadas y Rosas, entre otros. Los ceramistas asistieron a los presentes brindándoles, en todo momento, botellas de agua y esparciendo agua fría con manguerazos para refrescar a la multitud encendida.
La sensibilidad rockera se materializó cuando Barilari, en un gesto simbólico, fusionó la banda con los obreros al ponerse la clásica camisa de grafa en signo de admiración y solidaridad por los cimientos políticos y humanos que sembraron los ceramistas.
Así, Rata Blanca expresó su gusto de estar en una fábrica sin patrones. Así, fluyó un gesto en el momento de necesitarlo. Solo la sensibilidad sabe cuando darle el lugar.
Como un Preludio Obsesivo con euforia, emotividad, compromiso y alarde del cambio, el recital duró dos horas y media.
Mezclados con la magia de la música, el trabajo, la potencia y los sueños, Rata cerró el festival con clásicos como Mujer amante, Guerrero del arco iris y La leyenda del Hada y el Mago, entre otras.
«No aflojen en la lucha por nada del mundo que nosotros estamos con ustedes», manifestó a Anred el bajista, tras el cierre del recital.
Sin embargo, las luces no se encendieron sin antes anunciar que próximamente brindarán nuevos recitales, en noviembre, Árbol y por segunda vez, Attaque 77.
Sin lugar a dudas, la música entró a producir con los obreros de Zanon. Lo vivido resultó más que suficiente. Una verdadera fiesta «bajo control de sus trabajadores». ¡Ladren lo que ladren los demás!
Para leer crónica de recital relatada por los ceramistas
http://www.obrerosdezanon.org/article.php3?id_article=430
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