«La Lechería», en La Paternal: organización comunitaria ante la indiferencia estatal
El domingo pasado se realizó un festival en el asentamiento a fin de recaudar fondos para reparar el edificio donde viven más de 180 familias, que se encuentra en estado crítico.
El domingo 25 de abril, desde las 12 hs., se realizó un festival musical y artístico en el asentamiento conocido como «La Lechería», ubicado en Caracas 2767, en el barrio porteño de La Paternal. El mismo fue organizado por el Grupo de Salud compuesto por estudiantes y trabajadores independientes que trabaja junto a las más de 180 familias que habitan el lugar, con el objetivo de recaudar fondos para reparar las cañerías, desagües y cloacas, que se encuentran en estado crítico y hacer oír otro de sus reclamos puntuales: reponer los medicamentos y elementos de primeros auxilios necesarios para mantener un botiquín.
Con respecto al botiquín, Gabriela, integrante del Grupo de Salud, cuenta que vienen exigiendo ciertos elementos imprescindibles que se acabaron hace un mes, como remedios, algodón y alcohol. Deben ser provistos por el CeSAC N° 34(Centro de Salud y Acción Comunitaria, Artigas 2262), dependiente del Hospital Álvarez por el proceso de descentralización que efectuó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pero actualmente no están enviando los recursos. «Daniel, el director del CeSAC, se comprometió a venir una vez por mes a La Lechería, pero no vino, lo llamamos y no nos siguen escuchando, por ende, sigue el reclamo». En el mismo sentido, expresa que tampoco se hacen cargo las autoridades del Centro de Gestión y Participación N° 11 (Francisco Seguí 2125).
La urgencia respecto a la necesidad de reparaciones de las condiciones edilicias del lugar es el motivo puntual para el cual se recaudaron fondos en el festival, a través de la venta de choripanes y hamburguesas caseras. La jornada comenzó con un campeonato de fútbol que hicieron los chicos, nenes y nenas mezclados. Continuó con músicos y bailes folklóricos y cerró ya llega la noche, cuando hicieron un balance positivo de la convocatoria.
Le Lechería era una fábrica que fue abandonada a fines de la década del ’70, luego se convirtió en una cooperativa de lecheros que se fundió, y a partir de 1982 la pobreza y la exclusión llevó a distintas familias a comenzar a habitar el lugar. Por otro lado, al lado de las vías, como extensión del predio, hay otro sector donde se alojan principalmente familias de cartoneros que vienen a trabajar a Capital.
El estado de abandono en que se encuentra la infraestructura de La Lechería denigra aún más el derecho a una vivienda digna, ya vulnerado al no transformar a una salida de emergencia como lo es el asentamiento en una solución definitiva al problema habitacional, lo que constituye otra muestra más de que, como contrapartida a los gastos en propaganda oficialista para promocionar planes sociales poco efectivos y a los anuncios optimistas del gobierno de Ibarra, las necesidades básicas de la población sigue siendo ignoradas. Ante esta grave situación, el Gobierno podría rematar o expropiar el edificio, ya que la propietaria mantiene una importante deuda en concepto de impuestos municipales, pero una vez más su respuesta ha sido el intento de desalojo o el otorgamiento de terrenos a algunas de las familias, que por falta de recursos no pueden continuar la construcción de sus hogares.
A su vez, el deterioro del inmueble provoca graves consecuencias a la salud de las familias, especialmente a los chicos menores de 14 años, mayoría entre los habitantes del inmueble. Las deficiencias en el servicio de agua potable y la rotura de los caños causa que estén en contacto diario con infecciones e, incluso, tuvo como producto una epidemia de hepatitis A detectada en marzo pasado, que requirió la vacunación urgente de los menores.
Ante la indiferencia del Estado, los integrantes del Grupo de Salud trabajan diariamente junto a las familias de La Lechería en la construcción de distintos espacios. Entre ellos se encuentra «La Escuelita», donde realizan talleres de educación popular para adultos y chicos y apoyo escolar en una habitación levantada por ellos mismos, una murga infantil que lleva el mismo nombre, el proyecto de una huerta comunitaria y el de transformación del actual botiquín en una salita.
Gabriela afirma que «para este festival trabajamos juntos toda la semana. Lo más interesante de todo esto es el laburo que se está haciendo con la gente, su participación. Se movieron, se organizaron».
Para más información y contactos, comunicarse con Gabriela, Diego o Manuela a:
escuelitalalecheria@yahoo.com.ar