24/09/2006

La instalación de las legislaciones represivas

10sigloxx.jpgLa vigencia de códigos contravencionales o edictos policiales en todo el país legitima la represión contra los sectores excluidos. De esta manera, el Estado argentino se da una política de derechos humanos hacia el pasado desentendiéndose de sus propias prácticas en la actualidad. En este sentido, ANRed preparó un informe que consta de cuatro partes que analizan el tema desde diversas ópticas. En la primera de ellas, el entrevistado es el antropólogo Pablo Ben, quien nos lleva hacia los comienzos del siglo XX para brindarnos una mirada sobre las clases populares, su correlato con el ejercicio de la diversidad sexual y la instalación de legislaciones represivas.


Los edictos y códigos contravencionales legitiman prácticas policiales sin interferencias del poder judicial y, por lo tanto, la persona que es víctima de aplicación no tiene ningún tipo de defensa. El antropólogo Pablo Ben (1) considera que «los diferentes gobiernos, a lo largo de la historia, han avalado y avalan la existencia de estos reguladores sociales».

Para denunciar esta situación de violacion a los derechos humanos diversas organizaciones antidiscriminatorias como Correpi, Área Queer, ALITT, MAL, La Fulana, ATTTA, Vox Rosario, Liga por los Derechos del Hombre, entre otras. (2) impulsan la «Campaña Nacional Contra la Represión y Discriminación a Personas GLTTTBI»(3).

Durante el año se celebraron varios encuentros a nivel regional para consensuar estrategias que hagan evidente lo que para el gobierno no lo es. Ya esta previsto que el próximo 10 de diciembre, en el «Día de los Derechos Humanos», se entregará al gobierno de Néstor Kirchner un informe sobre la temática citada. Para esto se organizará un acto público bajo la consigna «A 30 años del golpe, el Estado sigue reprimiendo».

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A continuación reproducimos la charla con Pablo Ben, que no necesita del formato clásico del reportaje pues se trata de un viaje hacia principios del siglo XX hasta la definitiva instalación de la normativa represiva y discriminatoria sobre las clases populares y su correlato con el ejercicio de la diversidad sexual.

«A principios de siglo, había una política represiva dirigida exclusivamente a las clases populares. En esa época existían gran cantidad de bares donde se practicaban juegos de azar. Estos estaban penados. Además de los jugadores y apostadores, la policía reprimía los comportamientos violentos. Entonces, se dedicaba a detener a la gente que golpeaba a otros, a los que portaban armas, a los ebrios. También se perseguía a los militantes políticos y a los trabajadores organizados.

2siglo_xx_11.jpg «Básicamente las detenciones tenían que ver con sectores populares que las clases dominantes veían como descontrolados y sentían la necesidad de intervenir.

«En lo relacionado a la sexualidad, hasta 1932 no estaba prohibida la prostitución, sí estaba regulada. Las mujeres que ejercían la prostitución, componían un alto porcentaje y no estaban separadas del resto de los sectores populares, porque la gente vivía en conventillos y sociabilizaba entre si. En este sentido, tampoco hay una persecución a los ‘queers’. ‘Las maricas’, como se autodenominaban, no sufrían persecución estatal. En ese momento, el Estado estaba desbordado y su prioridad era la de asegurar la fuerza de trabajo.

«La población, en grandes proporciones, era indisciplinada, faltaban al trabajo. Tenía graves problemas de violencia intrafamiliar, de alcoholismo. El Estado estaba preocupado por todo esto y no en quien cogía con quien, porque esto era inocuo para el poder.

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«Tanto en los registros de las comisarías como en el Hospital Neuropsiquíatrico Borda no había gente detenida por `ser marica’. En la revista penitenciaria que se editó desde 1904 a 1909 daba cuenta que los hombres tenían relaciones con otros hombres, sin embargo, ninguno estaba preso por eso. Lo que ocurre es que ciertas personas que fueron detenidas una vez ingresaron a lo que se llamó la galería de delincuentes (pertenecer a esta galería habilitaba a la policía a detener casi automáticamente) y entonces eran apresados cada tanto. Se los llevaban a la ‘leonera’ que era un centro de detención cerca de lo que ahora es Plaza Italia.

«En las estadísticas policiales la homosexualidad no aparece con ninguna categoría distintiva ya que para el Estado este no era un objetivo central de represión. Pero sí hubo en el período una relativa cantidad de casos de sodomía. Este término estipulaba, en el medioevo, casos donde un varón penetra a otro varón, una mujer o un animal. En el contexto legal del código penal de 1886 este término cambió de sentido y se aplicó a los varones que mantenían relaciones sexuales con menores. Es importante aclarar que en el Buenos Aires de finales del siglo XIX y principios del XX la prostitución infantil era bastante corriente.

1siglo_xx_13.jpg «Entonces, no importaba el consentimiento o no del menor. La categoría de sodomía esconde eso, porque si bien legalmente se puede catalogar como una violación, muchas veces no había uso de la fuerza física ni psicológica para realizar el acto. Yo creo que ahí se ve como el Estado no estaba interesado en legislar estas cuestiones porque la prostitución se produce porque hay una estructura, económica, social, cultural que lo permite. Así se debe entender la entrada al mercado de trabajo de los niños a los ocho o nueve años y paralelamente la baja cantidad de escolarización. De hecho, la mitad de los chicos de los sectores populares no concurrían a la escuela y la otra mitad concurría entre uno y tres años. Hacia los años 20′ el 70 u 80% de los niños que asistían a la escuela permanecen entre uno y tres años. Entraban a los seis y abandonaban a los ocho y directamente ingresaban al mercado laboral.

«Es necesario tener en cuenta, para completar el análisis, que la economía de Buenos Aires era muy inestable y, de alguna manera, los chicos fueron el fusible de esta economía, los primeros en ser despedidos, incluso en los empleos informales. De esta manera se los empujaba a la prostitución ocasional.

«La cantidad de casos de sodomía denunciados es bastante menor en relación a la práctica concreta de sexo con menores. Los presos por este delito son muy pocos. Esto muestra que si al Estado le hubiese interesado podría haber establecido leyes en torno a la prostitución infantil y no sobre violación. Sabemos que la violación es un delito de índole privada, salvo que la persona violada o el adulto responsable de un menor hagan la denuncia, el violador no va preso. Además, por lo ya mencionado, en torno a lo económico, los padres eran cómplices. Esta situación se mantuvo hasta 1930.

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«Ya en 1932 aparece el decreto 265 que impulsa la persecución de pederastas. Se refiere a ‘pederastas conocidos por parte de la policía y que circulan con menores por la calle’. A partir de ese momento hubo un cambio muy fuerte en relación al concepto de minoridad. Es decir, hasta unos pocos años antes a nadie le escandalizaba la prostitución infantil. Esto se debe fundamentalmente a la reproducción de la fuerza de trabajo. Hasta 1914 a la elite no le importó que los niños de las clases populares fueran explotados y no llegasen a adultos con salud. Ya que, para ellos, esa fuerza de trabajo se reemplazaba por mano de obra que venía del extranjero. Pero, después del 14 con la baja de la inmigración, se puso especial énfasis en cuidar la gallina de los huevos de oro o sea la niñez como mano de obra futura.

«En ese contexto aparece la escuela y el Estado empieza a tener otro tipo de relación con los sectores populares. Hasta 1930 la relación con las clases populares es totalmente represiva y no intenta establecer una dominación hegemónica, en el sentido gramsciano.

4siglo_xx_4.jpg «Pero, a través de la institución escolar, logra instaurar la idea de ‘lo nacional’, el sentimiento de ‘ser argentino’: de esta manera se comienza a legitimar al Estado. Porque desde el poder perciben que les hace falta algún tipo de argamasa ideológica para controlar a los sectores populares. Ahí se da la alianza y la reconciliación con la Iglesia. En ese momento, la Iglesia avanza con todo y juega un rol ideológico muy fuerte hacia los sectores populares.

«Hablamos de gobiernos autoritarios o fraudulentos aliados con la curia. Insipientemente comienzan una represión policial en torno de la cuestión ‘queer’ pero todavía estaba orientada hacia los pederastas.

«Aunque con la prohibición de la prostitución se utilizó, en ocasiones, la ‘ley de residencia’. Esta reglamentación estaba prevista para los inmigrantes que desarrollaban actividades políticas y sindicales. Pero también sirvió para expulsar maricas y prostitutas.

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«El momento de mayor ataque del Estado comienza en el 46′ con el decreto 10.868 y con la ley 13.030 del año siguiente. El artículo 7 de esta ley facultaba al jefe de policía a redactar y aplicar edictos. En la práctica esto se venía haciendo desde antes, pero el peronismo lo avala a pesar de que ya, en ese momento, era inconstitucional.

«El peronismo fue profundamente homofóbico, se lanzó a una persecución muy fuerte desde su llegada al poder y en constante crecimiento. Desde el 46′ hasta el 55′ el pico más alto fue la razzia de 1954. Los días 28, 29 y 30 de diciembre se encarcelaron a trescientas cincuenta personas en tres días. Según la policía estas personas estaban en lugares públicos ‘levantando a otras personas’.

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«Juan Domingo Perón decía ‘de la casa al trabajo y del trabajo a casa’, lo que la gente no se daba cuenta era que eso significaba palos para los que no estuvieran en sus casas y estuvieran yirando por ahí.

«Como política de Estado la casi totalidad de los niños estaban escolarizados bajo otra frase del General: ‘Los únicos privilegiados son los niños’. Además, las mujeres ya no necesitaban ejercer la prostitución porque ingresaban al mercado laboral con buenos salarios.

«Entonces, el peronismo empezó a penalizar a la gente que no se adaptaba a la vida en familia como lo planteaban sus políticas sociales. A partir de esto se empezó a construir la ‘otredad’ del marica.

«Con todo esto, las bases de la persecución ya estaban establecidas. Ya la policía se había dado la facultad y no era posible ni estaba en los planes de nadie hacerla retroceder. De este modo, vemos que los diferentes gobiernos, a lo largo de la historia, han avalado y avalan la existencia de estos reguladores sociales».

Mariana Collante


Notas:

(1) Pablo Ben es activista gay y antropólogo, investiga acerca de las concepciones y prácticas de género.

(2) La campaña a la que hace referencia el artículo es impulsada por Área Queer, AMYT, antirrepreproject, ATTA, CORREPI, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Direccion Promoción de la Equidad, IGLHRC, Vox Rosario, MAL, ALITT, Discidentes cero positivos.

(3) Gay, travesti, transgénero, transexual, lesbiana, bisexual, intersexual.



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